Merkel y Schulz avanzan hacia la gran coalición tras el pacto sobre migración

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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Kay Nietfeld | DPA

Los partidos alemanes ponen un tope de mil entradas por reagrupaciones familiares

31 ene 2018 . Actualizado a las 07:24 h.

La línea que separa a los conservadores de Angela Merkel y los socialdemócratas de Martin Schulz resulta cada vez más imperceptible. Incluso antes de las elecciones de septiembre los analistas solo veían diferencias de matiz en los programas de los dos grandes partidos alemanes. Una tendencia que volvió a quedar de manifiesto ayer, cuando la CDU/CSU y el SPD llegaron a un acuerdo sobre el derecho de reagrupación familiar de los refugiados, uno de los grandes escollos en las negociaciones para reeditar la gran coalición en un país huérfano de Gobierno desde hace más de cuatro meses.

La bancada conservadora estaba a favor de una política migratoria restrictiva, frente a los socialistas, decididos a mejorar el preacuerdo alcanzado por ambas delegaciones a mediados de enero durante la fase de sondeos. Sin embargo, el pacto firmado ayer deja la partida en tablas y se sigue limitando a 1.000 la cifra de personas que pueden entrar cada mes en Alemania en virtud del derecho de reagrupación familiar. Aunque en ese tope no se incluyen los casos graves, que serán aceptados por razones humanitarias.

Desde el 1 de agosto aquellos que no son considerados refugiados pero sí cuentan con protección subsidiaria también podrán reunificarse con sus familiares. Pues la restricción del Ejecutivo alemán, que finalizaba en marzo y estaba pendiente de renovación, desaparecerá en julio y deberá ser sustituida de aquí a entonces por una nueva ley que el Bundestag tiene previsto debatir desde mañana. Siendo esta la única novedad, los expertos coinciden en que el acuerdo supone un tanto para la CDU/CSU, partidaria de reducir la acogida de inmigrantes hasta un máximo de 200.000 anuales.

Según el ministerio de Exteriores, en el 2017 se concedieron 96 permisos por casos graves, es decir unos 8 de media al mes. «Posibilitará la acogida en ocasiones contadas», reconocía Stephan Mayer, diputado de la CSU. «La futura gran coalición se ayuda a sí misma, más que a los refugiados y a sus familias», concluía el diario Frankfurter Rundschau. También las oenegés expresaron su decepción ante un consenso que no implica «ninguna mejora sustancial».

Compromiso equilibrado

Quien sí se mostró satisfecha fue la canciller, que ve más cerca su cuarto mandato consecutivo. Merkel habló de «una muy buena noticia», mientras que su ministro de Interior, Thomas de Maizière, lo definió como un «compromiso inteligente y equilibrado». El SPD se ha «impuesto», apuntaba Schulz, ante las críticas de muchos correligionarios, como el vicejefe de la formación, Ralf Stegner, que dijo querer renegociar el tope de los 1.000 demandantes de asilo en los próximos días.

«El SPD recibe un cheque en blanco de la CDU/CSU», afirmó el combativo presidente de las juventudes socialdemócratas. Kevin Kühnert prosigue con su campaña de boicot hacia la tercera alianza con Merkel. Un rechazo que comparte con varios sectores del partido, que más dividido que nunca, aprobó el 21 de enero iniciar las negociaciones por una ajustada mayoría del 56 %. Mientras las tres formaciones continúan limando asperezas hasta el domingo, aumenta el número de afiliaciones socialistas. Y es que, de lograrse un acuerdo final de gran coalición, este deberá ser sometido al voto de todos y cada uno de los militantes del SPD.