Junts y ERC ya negocian otro presidente

T. N.

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Elsa Artadi, portavoz del grupo parlamentario de Junts, y Roger Torrent, presidente del Parlament
Elsa Artadi, portavoz del grupo parlamentario de Junts, y Roger Torrent, presidente del Parlament Quique García | EFE

Esquerra propone un esquema bicéfalo, con una dirección efectiva y otra simbólica, e insta al grupo de Puigdemont a plantear la fórmula para salir de la actual situación de bloqueo

02 feb 2018 . Actualizado a las 09:16 h.

Unos 1.300 kilómetros por carretera separan Bruselas de Barcelona. Pero la distancia política entre ambas ciudades es mucho mayor, y aumenta día a día. La pretensión de Carles Puigdemont de bloquear el inicio de la legislatura por una estrategia personal choca cada vez más con los intereses de su necesario socio de gobierno, ERC, e incluso empieza a pesar en los ánimos de la cúpula de su propio partido, el PDECat, que aunque no lo admite públicamente ya negocia un presidente alternativo, que podría ser o bien Elsa Artadi, jefa de campaña de Puigdemont y portavoz del grupo parlamentario de Junts, o bien Eduard Pujol, portavoz adjunto de la anterior, ambos personas de la máxima confianza del expresidente.

Oriol Junqueras, que en la cárcel de Estremera no goza de la libertad de movimientos de Puigdemont en la capital belga, expresó ayer públicamente una propuesta que se manejaba en privado pero que nadie reconocía en alto: que se mantenga una presidencia simbólica de la Generalitat en la persona de Puigdemont, ejercida desde Bruselas, pero que se elija otro presidente que dirija efectivamente el Gobierno catalán. «La cuestión es si el Parlament puede investir a un diputado electo. Ahí radica un principio democrático elemental, lo que no quita que las circunstancias puedan obligar o impedir que esa presidencia sea efectiva. Y que se deba combinar una presidencia legítima, aunque simbólica, con una ejecutiva», argumenta Junqueras en una entrevista por escrito a Diario16.com. Esquerra busca la forma de salir del punto muerto en el que se encuentra la legislatura, con un debate de investidura aplazado sin fecha pese a que ya debería haberse celebrado, según las previsiones estatutarias. Y hacerlo sin que sean acusados de traicionar el acuerdo suscrito con Junts per Catalunya para investir a Puigdemont.

En esta línea, el presidente del Parlamento catalán y dirigente de Esquerra, Roger Torrent, reiteró ayer que Puigdemont «es y continuará siendo» su propuesta de candidato, pero insistió en que solo convocará la sesión de investidura si tiene garantías de que será «efectiva», es decir «que efectivamente conlleve la toma de posesión, un Gobierno y que este Gobierno pueda gobernar».

La postura de Torrent no es personal. Es la que defiende su partido, y así lo expresó Marta Rovira, secretaria general de ERC y presidenta del grupo parlamentario. En declaraciones a la agencia de noticias catalana ACN, manifestó claramente que «la investidura debería responder qué haremos un minuto después de la votación. ¿Se podrán nombrar consejeros, firmar decretos, constituir un Gobierno? Estamos esperando que JxCat nos explique cuál es esta formula para hacer esta investidura de Puigdemont con todos los derechos y garantías».

Pero Junts no les puede dar esas garantías porque no existen. Aunque el plazo de alegaciones concluye la próxima semana, todo apunta a que el Tribunal Constitucional no resolverá el recurso del Gobierno contra la candidatura de Puigdemont hasta el mes de marzo. Mientras tanto, se mantienen las medidas cautelares: no puede haber investidura a distancia y si Puigdemont quiere ser investido, deberá presentarse ante el juez Llarena y recabar su autorización para acudir al Parlamento.

«Sería una irresponsabilidad muy grande que los independentistas, tras ganar las elecciones más complicadas el 21D y contra todo pronóstico, no aprovecháramos la mayoría parlamentaria que tenemos; haremos lo que toca, encontraremos la manera de ponernos de acuerdo» con Junts, aseguró Rovira. La división general en el secesionismo se reproduce en el seno de JxCat, entre los parlamentarios procedentes del partido, PDECat, y los independientes ligados personalmente a Puigdemont, como Artadi o Jordi Sànchez. Los primeros son los más proclives a un acuerdo con ERC para superar el bloqueo, mientras que estos últimos son los más reacios a avanzar en un plan B. Aunque son minoría en el seno del grupo, tienen capacidad para vetar cualquier alternativa que no reciba el visto bueno de Puigdemont.

La CUP amenaza con una campaña de protestas en la calle

La CUP se siente ninguneada por sus socios y amenazó ayer con no votar a favor del candidato que propongan Junts per Catalunya y Esquerra. «Si alguien piensa que cuando tiene un acuerdo con la CUP se puede echar atrás, que se prepare», afirmaron los anticapitalistas. «Que se prepare para una campaña en la calle de denuncia, que se prepare para no tener los cuatro votos de la CUP» si no se mantiene la apuesta por la independencia.