Javier Fernández: «No me parece lógico aceptar quitas ni postulados de esa naturaleza»

Ángel Falcón
áNGEL fALCÓN OVIEDO / LA VOZ DE ASTURIAS

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TOMAS MUGUET

El presidente asturiano exige aclarar el cálculo del Cupo para que la financiación del País Vasco deje de ser «la caja negra de la política española»

18 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hijo de derrotados y represaliados en la Guerra Civil, ingeniero, voraz lector, afrancesado, la carrera política de Javier Fernández (Mieres, 1948) se extiende sobre los últimos 30 años del socialismo. Desacostumbrado al primer plano ante los focos, su vida dio un vuelco mediático en su etapa al frente de la gestora socialista, un tiempo que prefiere no rememorar. A sus espaldas, mientras reflexiona en alto en su despacho, una foto junto a Alfredo Pérez Rubalcaba. Reflexivo y fervoroso racionalista, el presidente del Principado acaba de terminar de leer Las historias de España, de José Álvarez Junco, todo un indicio.

­­­-El criterio de financiación que defienden algunos barones socialistas, la ordinalidad, es muy dañino para comunidades como Asturias. Su Ejecutivo se ha aliado con Galicia y Castilla y León, en manos del PP. ¿Quiere decir esto que las siglas importan menos y deben primar más los intereses de los territorios?

-La ordinalidad no es que sea buena o mala para Asturias. Es que esos criterios son malos para España. Y estamos hablando de un Estado en el que el sistema de financiación es determinante para su configuración. Y si cada territorio depende de su capacidad fiscal estaremos hablando de desigualdad.

-Y de los equilibrios del Estado.

-España es un país muy desequilibrado. Extremadura tiene 16.000 euros por habitante, Madrid o el País Vasco, 32.000 euros. Si no hay esas corrientes de solidaridad, que además no son subsidios, ni son ayudas ni son regalos, son los mecanismos de nivelación por pertenecer a un mismo espacio público compartido, pues estaremos hablando de un país que, no solamente en los ciudadanos sino en lo territorial, tendrá unos grandes desequilibrios. Como hay Gobiernos que comparten estos criterios, incluso desde ópticas políticas distintas, creo que es mi obligación, como presidente de Asturias, llegar a acuerdos con aquellos que los compartan, independientemente del partido político al que puedan representar.

-En Ribadeo, en el encuentro organizado por La Voz que mantuvo con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, me pareció que tenía usted mayor sintonía con él que con muchos políticos de Asturias.

-¿Políticos de Asturias? Bueno, es que hay políticos de Asturias con los que no tengo ninguna sintonía….

-Quería decir de su partido…

-Ah, de mi propio partido… Bueno, de mi propio partido hay personas con las que tengo una gran afinidad personal y política y otras con las que tengo muy poca afinidad personal, pero sí tengo afinidad política.

-El cupo vasco puede resultar injusto, pero es constitucional. ¿Cómo se debería compensar a otras comunidades por ese agravio?

-Una cosa es que sea constitucional y otra cosa son los resultados del cupo. Es decir, yo creo que es indispensable que todos conozcamos cómo se calcula. El cálculo no está claro. Y más indispensable todavía es que desde la comunidad autónoma vasca se contribuya a los mecanismos de solidaridad.

-¿Cómo se puede corregir?

-Que deje de ser la caja negra de la política española en cuanto que nadie sabe cómo se está haciendo su valoración. Los resultados empíricos demuestran que el País Vasco tiene prácticamente el doble de financiación por habitante que la media de las comunidades autónomas. Y eso solo es posible si entre los mecanismos del cálculo algo falla…

-Y a esto hay que añadir la quita de la deuda que está sobre la mesa… Feijoo, por ejemplo, se pronunció contra la quita.

-Todos estos asuntos quiero verlos en el informe que nos plantee el Gobierno. En principio no me parece lógico aceptar ni quitas ni ordinalidades ni ningún postulado de esa naturaleza.

-Le parecen globos sonda…

-No sé si son globos sonda o qué. Digo que en este momento prefiero no opinar. Yo tengo muy claro cuál es mi posición. Y, en la medida en que discrepe de la posición de Gobiernos de otras comunidades cuando se nos traslade al papel, será cuando haga las puntualizaciones necesarias.

-De las conversaciones que ha tenido usted con Rajoy tanto como presidente de Asturias como de la gestora socialista, ¿qué idea de Estado le ha transmitido?

-No voy a opinar ahora sobre qué Estado tiene en la cabeza el señor Rajoy. Eso cuando escriba sus memorias ya nos lo contará. Yo cuando he hablado con él ha sido sobre asuntos concretos, que entonces fueron comentados, y sobre los que no tengo ningún interés en volver.

«Hay que reformar la Constitución para hacerla más clara, coherente y federal»

De «sainete» califica el desafío secesionista. Javier Fernández recuerda que «el conflicto catalán no es nuevo, nos remontamos a más de 100 años y ha tenido episodios virulentos». Pero, añade, «esta vez ha habido una clara evidencia de deslealtad con la Constitución y con el conjunto de España. Pujol era un nacionalista que al dotarse de educación, televisión, gobierno, utilizó la lengua y la cultura para construir una nación. Es la evidencia más clara de que los nacionalistas son previos a la nación. Existían en Cataluña desde hace mucho tiempo pero cuando los dejas, construyen la nación. Han construido una nación incompatible con la nación española».

-El nacionalismo vasco parece agazapado, a la espera…. Después de casi mil muertos en nombre de la nación vasca... Recordemos a Sabino Arana, que hablaba de la pureza de la raza, pureza de lengua, hasta sexual, de castidad…

-Sabino Arana era un reaccionario en el sentido más peyorativo e integral del término. En fin, un constructor de la patria vasca. Pero así funciona la historia, estamos hablando de un partido, PNV, nacionalista, ya lo ve usted, que es un partido moderado, moderno y liberal… Pero cualquier nacionalismo tiene una esencia étnica y supremacista. Y el la nación es un concepto muy controvertido.

-¿Cómo se puede ser nacionalista y de izquierdas? Escuchar a Gabriel Rufián criticar que con su dinero se paga las becas de comedor de Jaén…

-Bueno, eso puede que tenga menos que ver con las ideas que con las neuronas. Todo lo que sea poner fronteras donde no las hay, limitar la solidaridad entre ciudadanos, es incompatible con la izquierda. Es decir, la izquierda ha pasado por la globalización y todas las contradicciones que ella misma se ha generado, ha pasado de la clase oprimida a la nación explotada. Y del internacionalismo al regionalismo. Y algunos lo llaman evolución. Yo creo que es involución.

-Para algunos, la Constitución es la Biblia. Yo no sé si para usted lo es la de 1978. Qué cabría reformar, si es posible reformarla.

-No es la Biblia, pero ni esta ni ninguna Constitución. Segundo, creo que sí hay que reformarla. Una cosa es cambiarla de manera radical y otra fosilizarla. Pero si la fosilizas la fragilizas y al final pues no servirá. Así que yo sí creo que hay que cambiar la Constitución. Hay que cambiarla, primero para racionalizarla, porque es muy confusa, sobre todo en el capítulo octavo, y para mejorarla. Y para cerrarla. Mi idea es que un texto constitucional no puede estar permanentemente abierto porque eso produce de hecho una centrifugación, un desmantelamiento del poder de la Administración central. Deberíamos aprovechar para reformarla haciendo la Constitución más clara, más coherente, y sobre todo federal.

«El mercado ha ganado poder y el Estado lo ha perdido»

Javier Fernández se resiste a hablar de su etapa al frente de la gestora socialista, porque prefiere no mirar atrás. «No, no lo he hecho en absoluto y no lo haré».

-¿Le costó mucho tomar la decisión de apoyar la investidura de Rajoy?

-Tomé una decisión que me correspondió a mí, por avatares políticos, adoptar. Una decisión que consistía en elegir entre abstención o elecciones. Y no le he dado ninguna vuelta desde entonces.

-¿Hay una lógica política en esa decisión?

-¿A usted qué le parece?

-¿Una lógica política racionalista?

-Siempre he sido incondicional y radicalmente racionalista. Lo que no quiere decir que no me dé cuenta de lo que las emociones influyen en política.

-¿Está en crisis la socialdemocracia? El viraje hacia los mercados la ha derechizado...

-La socialdemocracia ha sido un éxito. En 40 años de democracia, el PSOE ha gobernado 21 y cualquier derecho social que usted pueda pensar, y hablo de educación, de sanidad, de pensiones o de dependencia, tiene la impronta del Partido Socialista. Y cualquier derecho civil, si excluye el divorcio que hizo UCD, la ley del matrimonio homosexual, la ley del aborto o la ley contra la violencia de género, tienen la misma marca. Y luego está lo que me comenta del mercado. Lo que ha ocurrido es que el mercado es el que ha ganado poder y el Estado lo ha perdido. ¿Por qué? Porque las fuerzas financieras o económicas fluyen en un espacio aterritorial y despolitizado, es decir al margen de cualquier control de los Estados. El Estado ha perdido capacidad de control sobre esas fuerzas y sobre esos mercados, los financieros son el ejemplo más evidente. Los mercados tienen ahora más poder que el que tenían antes.