Más de 280 ciudades europeas vetan el acceso a los coches más contaminantes

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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EFE | Sergio Barrenechea

Un tribunal alemán podría decidir hoy la prohibición de los diésel en las urbes

27 feb 2018 . Actualizado a las 07:47 h.

Noruega, Francia, Holanda y Gran Bretaña. Son los países que hasta el momento han certificado la defunción de los automóviles diésel, los que han fijado un calendario, que oscila entre el 2025 y el 2040, según los casos, para la desaparición de los vehículos movidos por este combustible, dado los altos niveles de contaminación que presentan. De hecho, un reciente estudio europeo reveló que sus emisiones de óxidos de nitrógeno son las responsables de la muerte prematura de 4.560 personas al año en los países comunitarios. Pero la puntilla a los fabricantes la puede dar hoy el Tribunal Administrativo de Alemania, que debe decidir si prohíbe o no la circulación de estos coches en las ciudades más contaminadas del país, una sentencia que, a su vez, puede servir de modelo a nivel nacional y definir la política a seguir de las autoridades germanas.

La guerra al diésel se ha declarado. Pero, ¿está justificada o existen otras alternativas? «Ahora mismo prohibiría la gran mayoría, porque aunque se han controlado las partículas en suspensión a través de filtros, las emisiones de dióxido de nitrógeno son ahora mismo las mismas que en 1997», explica Xabier Querol, investigador científico del CSIC en el Instituto Jaume Almera de Cataluña y uno de los mayores expertos en contaminación de las ciudades, área en la que ha coordinado estudios nacionales y europeos. Sin embargo, ofrece un matiz importante: sí existe una solución tecnológica que podría evitar la extinción de los diésel: la tecnología AdBlue, un catalizador con una solución acuosa de urea que genera amoníaco que reacciona con el dióxido de nitrógeno para convertir este gas contaminante en simplemente agua y nitrógeno, sin efectos nocivos para la salud. «No se puede decir que de la noche a la mañana todos los vehículos cuenten con este sistema de depuración de gases, pero la tecnología existe, aunque no la obligación de que la incorporen los fabricantes», precisa Querol. De principio, supondría un incremento de los costes.

Zonas ambientales

Los diésel ecológicos sí tendrían cabida, como los modelos de gasolina más eficientes, en el centro de las grandes ciudades. Al menos en el de las 280 urbes europeas que a día de hoy mantienen vetado el acceso a los vehículos más contaminantes. De hecho, los municipios alemanes, con Berlín a la cabeza, fueron los pioneros en establecer lo que han llamado como zonas ambientales en el núcleo de las aglomeraciones. El modelo tiene distintas variantes, pero, por lo general, los automóviles reciben una clasificación ecológica, una etiqueta con distintos colores en función de la polución que generen, de tal modo que los más nocivos para el medio ambiente y la salud humana deben quedarse en la entrada de las metrópolis, donde, por lo general, están habilitados aparcamientos de reducido coste y desde donde se puede enlazar al centro mediante el uso de transporte público.

Ni en Madrid ni en Barcelona, donde son frecuentes episodios de alta contaminación, especialmente en la capital de España, se aplica esta medida de forma sistemática. «Barcelona impide circular a los automóviles más viejos y Madrid aplica la restricción de matrículas pares o impares, pero solo cuando tienen un problema, no de forma habitual como en el resto de Europa», apunta Querol, quien tiene claro que el futuro pasa «por sacar el coche privado del centro de la ciudad y apostar por el transporte público».

Acceso solo para vehículos con placa verde

Las ciudades alemanas empezaron en el 2007 a establecer las zonas ecológicas, un modelo que se ha aplicado con variantes en el resto de Europa y que también se plantea poner en práctica en Manhattan, en Nueva York. Estos son algunos ejemplos:

Estocolmo

Fue la primera en limitar el tráfico rodado en 1996. Desde el año 2007 -previo referendo-, todas las entradas y salidas del centro están vigiladas con puntos de control automáticos que funcionan con un sistema de reconocimiento de matrícula. Aplica el o impuesto de congestión, por el que todos los vehículos que entren en el área de pago abonan una cantidad. Los diésel y los coches de gasolina sin catalizador tienen prohibido circular por las zonas más sensibles.

Berlín

Los vehículos que accedan a la ciudad, al igual que en otras 70 del país, tienen que disponer obligatoriamente de unas pegatinas que clasifican a los vehículos en rojo, naranja y verde. Solo pueden acceder al centro los verdes, los más eficientes.

Londres

Dispone de dos sistemas para reducir la contaminación. Una es la tasa de congestión, por la que los vehículos que quieran acceder al centro, excepto los eléctricos, pagan una cuota diaria superior a las diez libras. Luego hay otra zona denominada baja de emisión, más amplia que la del peaje, que prohíbe el paso a los vehículos más contaminantes.

Roma

Tiene varias zonas de baja emisión en las que solo pueden pasar los vehículos más ecológicos.

París

Para disuadir el acceso a los automóviles el aparcamiento es mucho más caro en la ciudad.

Los padres piden zonas de exclusión en los colegios del Reino Unido

La mayoría de los padres del Reino Unido apoyan la introducción de «zonas de exclusión de contaminación» en el entorno de las escuelas en medio de la creciente preocupación por los problemas que la contaminación atmosférica pueda causar a largo plazo en niños y jóvenes. Un estudio publicado ayer por la organización de derecho ambiental ClientEarth, según avanza The Guardian, revela que el 60 % de los padres quieren que el tráfico se desvíe de las puertas de los colegios.