Brutales bombardeos en Guta y Afrín matan a más de cien civiles

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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LOUAI BESHARA | afp

Prosigue el éxodo de miles de personas en condiciones penosas

17 mar 2018 . Actualizado a las 08:45 h.

Lejos de conducirla a su fin por agotamiento de los combatientes, la extraordinaria duración de la guerra civil en Siria depara nuevas jornadas de brutalidad en los dos grandes frentes activos. Ayer fue otro día para echarse a temblar. En Guta Oriental, de donde continúan saliendo los habitantes ante la devastadora ofensiva del régimen de Bachar Al Asad y de su aliado ruso, cerca de 80 civiles murieron como consecuencia de bombardeos contra las zonas rebeldes asediadas. En Afrín, el enclave kurdo que ansía conquistar Turquía, ascienden ya a 35.000 las personas que huyeron en las últimas 48 horas en dirección a zonas controladas por los sirios. Entre tanto, otros 30 civiles, varios de ellos menores, murieron en incursiones de la aviación turca.

Los bombardeos en Guta golpearon las localidades de Saqba y Kfar Batna, según el último balance del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Esta oenegé independiente atribuyó los ataques a la aviación de Moscú aunque el ministerio de Defensa ruso desmintió la información y aseguró que sus aparatos no llevaron a cabo ayer «ninguna misión». En Kfar Batna ocho cuerpos carbonizados yacían en el suelo en una calle, según un fotógrafo de la AFP. Algunos heridos, relató, estaban abandonados a su suerte por falta de socorristas.

Ante el avance de las tropas sirias, que ya recuperaron más del 70 % del enclave rebelde desde que lanzaron la ofensiva el pasado 18 de febrero, cientos de civiles continuaron huyendo sin otra opción que trasladarse a sectores controlados por el régimen pese al temor a sufrir represalias. El ejército pidió a las personas que se encuentran en esta tesitura que escapen a través de «corredores protegidos» mientras sigue la ofensiva. Pero es como salir del cazo para caer en la sartén. En la localidad de Adra, en territorio gubernamental al norte del enclave rebelde, unas 3.000 personas se amontonaban angustiadas en una escuela transformada en un centro de acogida.

Alarma en la ONU

La situación en Afrín no es menos desesperada. Según el observatorio, los ataques de los aviones turcos tuvieron como objetivo a civiles que intentaban huir y dejaron menores muertos. Las cerca de 35.000 personas que han huido en las últimas 48 horas del enclave han llegado a los pueblos de Nubul y Al Zahrá, cerca de Afrín y ubicados también en la provincia de Alepo. Mientras, las fuerzas turcas y facciones rebeldes pro-Ankara continuaron su avance y se han aproximado al pueblo de Mabatali, cuyos habitantes son mayoritariamente kurdos alauíes.

La ONU dio ayer la señal de alarma ante la situación de los civiles, pero nada más. No dio ningún paso para remediarla. El secretario general, António Guterres, urgió a las potencias del Consejo de Seguridad a demostrar unidad y les pidió «medidas concretas para parar rápidamente esta tragedia». El Consejo, que se reunió principalmente a puerta cerrada, no pasó de reiterar su llamamiento a un alto el fuego en todo el país.