Bruselas propone un impuesto del 3% a los ingresos de los gigantes digitales

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Charles Platiau

La Comisión Europea apela a la justicia fiscal para recaudar con esta medida 5.000 millones de euros al año

24 ene 2020 . Actualizado a las 12:25 h.

 La Comisión Europea ya tiene una hoja de ruta para fiscalizar la economía digital. Desde plataformas y redes sociales, a la economía colaborativa y proveedores de contenidos digitales, todos acabarán pasando por la ventanilla de Hacienda para rendir cuentas. Durante los últimos diez años su modelo de negocio ha crecido de forma meteórica sin apenas dejar rastro en las arcas públicas.

Las compañías digitales apenas pagan impuestos. Se aprovechan de las fórmulas de planificación fiscal agresiva que ofrecen algunos países para reducir al mínimo el pago de impuestos. A eso hay que sumarle la obsolescencia de los actuales sistemas fiscales, que no están adaptados a los nuevos modelos de negocio. Hace 10 años, solo una de las 20 empresas mundiales más capitalizadas era digital. Hoy ya son nueve. Su margen de beneficio es enorme, pero pagan aproximadamente la mitad (9,5%) que las tradicionales (23,2%). ¿Por qué? Las legislaciones están tan desfasadas que no contemplan tasar la actividad de empresas sin sede física o instalaciones en los países donde opera. «Es un agujero negro para los Estados miembro», reconoció esta mañana el comisario de Economía, Pierre Moscovici.

Presencia digital

¿Qué propone exactamente Bruselas? Dos vías para canalizar y reformar la fiscalidad de los gigantes digitales. Para que no escapen a las garras de Hacienda, se ha propuesto en primer lugar una solución común a largo plazo: obligar a estas empresas a que tributen en aquellos países donde tengan «presencia digital». La Comisión considera que se puede certificar esa presencia cuando una multinacional como Google supera el umbral de los 7 millones de euros anuales en ingresos en un país de la UE. También cuando una plataforma social como Facebook, cuyos servicios son utilizados por el 42% de los europeos, tenga registrados a más de 100.000 usuarios en ese mismo país o cuando una compañía como Zipcar cierra en un año fiscal más de 3.000 contratos con usuarios por servicios digitales.

La segunda vía es la de crear de forma inmediata un «impuesto temporal» del 3% a ciertos ingresos provenientes de la actividad digital. La medida sería inmediata y trataría de poner fin a la sangría en las Haciendas europeas mientras los Veintiocho de ponen de acuerdo a la larga en cómo fiscalizar de forma justa a las digitales. Ese tributo se impondría a los ingresos derivados de aquellas actividades donde los usuarios generan un gran valor añadido: Los anuncios en Internet, los servicios de intermediario que desempeñan algunas plataformas como Wallapop para poner en contacto a dos usuarios que quieren intercambiar bienes y, finalmente, los ingresos de la venta a terceros de datos o información de usuarios. La idea es que el impuesto solo se aplique a los gigantes con un volumen de ingresos globales de 750 millones de euros o de ingresos en la UE que superen los 50 millones anuales. ¿Cuánto piensa recaudar la UE? 5.000 millones de euros al año.

La UE camina sola

Se trata de un paso inédito que puede encontrarse con enormes resistencias dentro de la UE, donde algunos países creen que estos esfuerzos deberían coordinarse en el marco de la OCDE para forzar a países como Estados Unidos a arrimar el hombro y no aprovechar el contexto para atraer a las empresas descontentas con este nuevo impuesto. «Hubiéramos preferido llegar a un acuerdo a nivel global, pero el volumen de beneficios que actualmente no está siendo gravado es inaceptable», explicó el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis.