Ciudadanos se abre a negociar los Presupuestos tras la renuncia de la senadora Barreiro

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Luca Piergiovanni | EFE

Investigada por un caso de corrupción, abandona el Grupo Popular y pasa al mixto

24 mar 2018 . Actualizado a las 10:36 h.

La senadora del PP por Murcia Pilar Barreiro formalizó ayer la solicitud para causar baja del grupo del PP e integrarse en el mixto. Este movimiento apenas tiene relevancia en el equilibrio de fuerzas dentro de la Cámara Alta, en donde el PP continúa disfrutando de una holgada mayoría absoluta, pero fuera del Senado tiene una gran repercusión, ya que oficialmente desbloquea las negociaciones del Gobierno con Ciudadanos de cara a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.

La dimisión de la exalcaldesa de Cartagena, investigada por un caso de corrupción en el marco de la operación Púnica, suponía uno de los requisitos fijados por C’s para apoyar las cuentas de este año. Rajoy defendió hasta última hora la inocencia de su compañera de partido, de quien aseguró mantener «una excelente opinión», y solicitó una prórroga a la espera de que el Supremo concluyese su investigación antes de dejarla caer en desgracia, pero la inminente presentación de los Presupuestos para este martes ha acelerado su salida.

A través de un comunicado, Barreiro explica que su decisión de abandonar el Grupo Popular «obedece» a su intención de «no perjudicar al partido» y «por el interés general de los españoles». Esta última expresión es exactamente la misma que lleva empleando el Gobierno desde el arranque del año cuando llama al resto de las formaciones parlamentarias para que arrimen el hombro con las cuentas del 2018.

Rivera no tardó en salir a cobrarse la pieza. «Rajoy siempre tarde, pero si querían empezar a negociar los Presupuestos tenían que cumplir el pacto anticorrupción», aseguró el presidente de la formación naranja. Al PSOE no le parece suficiente, y reclama que abandone su acta de senadora. Junto a la salida de Barreiro, el otro gran requisito establecido por C’s era la equiparación salarial entre los distintos cuerpos policiales, escollo también superado. En las últimas semanas incorporó tres nuevas «condiciones indispensables» para votar a favor de los Presupuestos, confirmadas ayer tras conocerse la dimisión de Barreiro: una rebaja en el IRPF a las rentas medias, la adjudicación de mil euros a las familias que tengan un hijo en concepto de ayuda para gastos de guardería y la ampliación del permiso de paternidad una semana.

Mismos socios que en el 2017

En el PP critican a su rival político, y a la vez aliado presupuestario, de practicar un exceso de escenificación con el claro objeto de colgarse medallas de cara a la opinión pública, cuando en realidad en alguna de estas medidas el Gobierno ya trabajaba desde hace tiempo.

Con el PSOE cerrado en banda, negándose siquiera a descolgar el teléfono para tratar el tema, Rajoy se vio obligado a buscar el apoyo de las mismas fuerzas parlamentarias que el pasado año: C’s, PNV y los dos representantes nacionalistas canarios.

En realidad, el Gobierno tenía todo bien atado hasta el estallido del desafío secesionista en Cataluña. C’s se convirtió en una amenaza y marcó distancias, y el PNV, que previamente se había beneficiado de un ventajoso acuerdo para el Cupo vasco, condicionó su apoyo al levantamiento del 155. La situación en Cataluña continúa bloqueada. Incluso con el encarcelamiento ayer del candidato Turull y otros líderes secesionistas en este aspecto ha empeorado, sin embargo, varias formaciones denuncian que en las últimas semanas han percibido una acercamiento entre nacionalistas vascos y el PP.

Aunque todos practican un juego callado y se niegan a admitir la proximidad de un acuerdo, semanas atrás, con las negociaciones aún encalladas, fuentes de la Moncloa admitían a La Voz que no elaborarían los Presupuestos sin la total garantía de que los sacarían adelante en el Congreso. «Es una tarea demasiado laboriosa como para que resulte en vano», apuntaba un miembro del Ejecutivo. Ayer, otro integrante del Gobierno, el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, detallaba que tiene «la confianza de que se van a aprobar», aunque rechazó lanzar las campanas al vuelo. «Me esperan unos días intensos hasta el martes», admitía al abandonar apresurado la sala de prensa tras el Consejo de Ministros.

Aguirre reconoce su responsabilidad al no haber vigilado a González y Granados

La expresidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, reapareció ayer en la arena política para intervenir en la comisión de investigación por corrupción de la Asamblea de Madrid. Y lo hizo defendiendo su honorabilidad a lo largo de su trayectoria pública y afirmando que ya ha asumido sus responsabilidades por los casos de corrupción.

Aguirre acudió por segunda vez a esta comisión de la Asamblea de Madrid, y lo hizo después de la comparecencia de Ignacio González, con quien ni siquiera se ha cruzado por los pasillos. Para la expresidenta del PP madrileño, es «fácil» hablar «a toro pasado» de los presuntos casos de corrupción y no antes, cuando era presidenta de la Comunidad de Madrid, más aún cuando nadie le preguntó sobre esta cuestión en los plenos del Parlamento madrileño de «todos los jueves». «A toro pasado, macho seguro», aseveró la expresidenta, que provocó risas entre los diputados por su confusión del refranero, pese a ser «mujer de ganadero», como aseguró.

Acompañada del portavoz del PP, Enrique Ossorio, la exlíder popular dijo ser la artífice de la idea de construir en el centro de Madrid «una cancha de prácticas» de golf, que no un campo de golf, como ha precisado, un deporte que le ha «beneficiado mucho» en su vida desde pequeña, al igual que aprender inglés, aunque a la oposición le parezca un deporte «deleznable».

Falta de control

Aguirre reconoció su culpabilidad por no haber vigilado a personas de su entorno como Francisco Granados e Ignacio González, quienes tenían «toda su confianza». «La confianza está bien, pero el control está mejor», dijo Aguirre parafraseando a Lenin. La expresidenta madrileña se mostró como «extraordinariamente afectada con todo esto» y, por eso, quiso contestar «a todo», salvo a lo relacionado con las presuntas irregularidades del máster de Cristina Cifuentes, según Podemos la «otra rana» de Aguirre.

Asimismo, negó que permitiera «en absoluto» que Granados o González se beneficiaran de las obras de la construcción del campo de golf del Canal para lograr financiación ilegal para las campañas electorales del Partido Popular, porque contaban con una cantidad «más que suficiente», como todos los grupos parlamentarios. «Jamás he consentido eso a nadie», subrayó la expresidenta.