Un lobo solitario sobrecoge a Francia

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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GUILLAUME HORCAJUELO | EFE

Abatido un franco-marroquí que se atrincheró en un supermercado y mató a tres personas

24 mar 2018 . Actualizado a las 10:05 h.

Francia volvió a sobrecogerse ayer tras el zarpazo de un lobo solitario dispuesto a matar en nombre del Estado Islámico (EI). Una vez más la Torre Eiffel apagó a medianoche sus luces en recuerdo de víctimas de yihadistas, y ya van 241. Redouane Lakdim, un francés nacido en Taza (Marruecos) hace 25 años, dejó tres muertos (uno de ellos un ciudadano portugués) y 16 heridos antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad tras atrincherarse durante varias horas con rehenes en un supermercado de Trèbes, un pueblo del sur del país. Es el primer atentado desde que el presidente Emmanuel Macron declarara el pasado noviembre el fin del estado de emergencia en que permanecía Francia desde los atentados de París en el 2015.

El EI reivindicó la acción terrorista a través de su agencia de propaganda Amaq. Identifica al terrorista como un «soldado del califato», sin proporcionar ninguna evidencia. Los servicios franceses analizan la reivindicación. Actuó «solo», declaró a la prensa el ministro francés del Interior, Gérard Collomb.

Lakdim era un delincuente de poca monta. Un «pequeño traficante», en palabras de Collomb. Figuraba en la lista FSPRT, creada en el 2015 para analizar posibles casos de radicalización (en ella figuran más des 12.000 nombres). Vigilado por frecuentar foros yihadistas, no mostró signos «que pudieran presagiar un paso al acto terrorista», señaló en rueda prensa el fiscal de París, François Molins, que lleva la investigación del ataque.

Periplo mortal

El terrorista comenzó sobre las diez de la mañana un periplo mortal en Carcasona y acabó tres horas y media más tarde en Trèbes. Armado de una pistola de 9 milímetros, Lakdim robó un coche en las calles de Carcasona, matando a un ocupante e hiriendo grave al conductor. Con ese vehículo trató de atropellar a cuatro policías antidisturbios que regresaban, desarmados, a su cuartel tras su habitual carrera matutina. Efectuó cinco disparos, uno hirió de gravedad en el pecho a un agente.

Después recorrió los 8 kilómetros que separan Carcasona de Trèbes. Armado supuestamente con cuchillos, un arma corta y granadas, entró en el Super U y abrió fuego al grito de «Alá es el más grande» y diciendo que era un soldado del Estado Islámico, dispuesto a morir por Siria», explicó el fiscal Molins. Allí mató a un empleado y una cliente.

En la tienda había unas 50 personas, según Molins. Varios de los rehenes lograron escapar. «Vi la puerta de una cámara frigorífica y le pedí a la gente que viniera a refugiarse allí. Éramos diez y nos quedamos una hora. Hubo más disparos y salimos por la puerta de emergencia trasera», contó un cliente del supermercado a la emisora FranceInfo.

Según los medios locales, Lakdim reclamó a las fuerzas de seguridad que acordonaba el lugar la liberación de Salah Abdeslam, único superviviente de los atentados por Bataclan y los bulevares de París y encarcelado en una prisión de máxima seguridad francesa. Las fuerzas del orden intercambiaron a uno de los retenidos por un teniente coronel de la Gendarmería, que se reveló clave en la resolución de la crisis, según Collomb, gracias a que dejó su teléfono encendido sobre una mesa y pudieron seguir desde el exterior lo que sucedía en el supermercado. En la operación, dirigida el GIGN (unidad de élite de la Gendarmería), dos agentes resultaron heridos, al igual que el que se encontraba en el interior.

Para Macron , este nuevo atentado muestra que «la amenaza sigue siendo elevada». Ante la debilidad del EI en su feudo de Siria e Irak, Francia afronta ahora un peligro «endógeno». Se trata, explicó, de individuos que «pueden estar influidos por el EI u otras fuerzas exteriores» y no de «ofensivas dirigidas desde Irak y Siria», como en el pasado.

El fiscal anunció que una mujer que comparte su vida con el terrorista fue detenida. La policía registró la barriada de Carcasona donde vivía el atacante.