Guta Oriental se vacía de civiles y opositores

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Anas Alkharboutli | DPA

Moscú supervisa los acuerdos para la salida de los distintos grupos armados tras reconquistar el enclave

26 mar 2018 . Actualizado a las 08:26 h.

Guta Oriental se vacía de combatientes rebeldes y civiles, después de 35 días de bombardeos y un asedio de más de cuatro años. La estrategia del régimen se cumple en este feudo rebelde de la periferia rural de Damasco como antes en Homs o Alepo. Con el 90 % del bastión reconquistado por las fuerzas leales de Bachar al Asad solo queda cerrar acuerdos de rendición y evacuación por separado con las distintas facciones armadas rebeldes, de los que se está encargando su fiel aliado ruso. Atrás quedan semanas de bombardeos, más de 1.600 muertos y ciudades reducidas a ruinas.

La zona agrícola de Guta tenía más de 400.000 habitantes cuando se convirtió en una de las primeras regiones en protestar contra el régimen en el 2011.

En las dos últimas dos semanas más de 107.000 habitantes huyeron de los combates en Guta hacia las zonas controladas por el régimen, utilizando corredores humanitarios abiertos por el régimen. A ese éxodo, se une ahora uno nuevo, que incluye a los combatientes y sus familiares. Se repiten las mismas imágenes que se produjeron en Alepo hace poco más de un año, milicianos, mujeres y niños cargando sus enseres en autobuses antes de tomar el camino de la provincia de Idlib, uno de los escasos reductos que siguen en manos de la rebelión contra el régimen Al Asad y que en breve se convertirá en principal objetivo de Damasco.

Hace una semana los islamistas de Ahrar al Sham firmaron la rendición en Harasta. Ahora le sigue uno de los otros dos grandes grupos armados: Faylaq al Rahman, en Arbin. El único que falta es Jaish al Islam que controlaba Duma y que este domingo aún no había cerrado un pacto de evacuación con los militares rusos.

Decenas de combatientes vestidos de negro, pero también civiles, subían en Arbin a los autobuses que los llevarán a Idlib. En total, unas 7.000 personas deben dejar esta ciudad y otras colindantes. «Abandonamos nuestros hogares, no tenemos dinero, casa ni ropa para llevar por culpa de los bombardeos», dijo a AFP Hamza Abás. «Decidí partir, ya que ¿cómo puedo aceptar vivir con los que masacraron a mi familia y amigos?», dice este hombre oriundo de Zamalka pero que llegó al centro de Arbin para ser evacuado. Tras ser registrados -los combatientes debían dejar la mayor parte de sus armas- los evacuados se instalaron en autobuses a bordo de los cuales había un soldado ruso. Moscú supervisa directamente la operación.

Cientos de civiles esperaban abandonar Duma, la última bolsa de resistencia y una de las zonas más castigadas por la aviación rusa y siria. Allí están atrapados cerca de 150.000 civiles, con poca comida y medicinas.