Irlanda dice adiós a la vigilia alcohólica de Viernes Santo

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La Ley Seca impuesta en 1927 solo se mantendrá el día de Navidad

30 mar 2018 . Actualizado a las 14:34 h.

No queda mucho para que no quede ni rastro de la Ley Seca en Irlanda. El pasado enero, el país dio el penúltimo paso después de que los partidos representados en el Parlamento aprobaran por unanimidad, como informa Efe, la reforma de la Ley de Licores Intoxicadores de 1927, confeccionada bajo el paraguas de la entonces todopoderosa Iglesia católica. El cambio implicaba que los pubs pudieran servir alcohol el día de Viernes Santo.

Ahora ya solo estará prohibido el día de Navidad, después de que en los años sesenta se levantara también el veto el 17 de marzo, día de San Patricio. Por eso, hoy los locales de todo el país podrán servir pintas a destajo por primera vez en 91 años. La medida no es más que una consecuencia de un pulso entre todos los actores que están implicados en el sector del turismo y todo ese rigor católico que aún impera en muchas de las normas que imperan en el país. De momento parece que el primero avanza con ventaja. Lo dijo el ministro al frente de este cambio, el democristiano David Stanton, entonces: El turismo «efectúa una contribución enorme» a la economía del país. No solo eso. También reconoció que «la transformación demográfica y el aumento de la diversidad en nuestra población» han hecho que las prácticas religiosas como ir a misa sean menos que antes.

Los taberneros aplauden el cambio. «El fin de la prohibición en Viernes Santo es algo por lo que hemos hecho campaña desde hace años y, finalmente, se ha conseguido, por lo que se trata de un gesto histórico que celebraremos», explica Gillian Daly, responsable de comunicación de la Asociación de Taberneros de Dublín.

La pérdida de influencia de la Iglesia, añade, también ha contribuido a este cambio, pero no tanto como el «factor económico» y «el apetito» de la ciudadanía por seguir modernizando el país y ofrecer «una cara renovada a los miles de turistas que nos visitan». Porque hasta ahora eran muchos los que venían y no estaban al tanto de la prohibición, por lo que se llevaban un gran shock al hallar los pubs cerrados. Tampoco faltaban los que iban a comer a un restaurante y el camarero no podía servirles un vino o una cerveza. Una de las imágenes favoritas de los medios irlandeses en Viernes Santo era la de grupos de turistas despistados paseando por un fantasmagórico Temple Bar. No podrán hacerla este año.