Una empresa de rastreos halla en Susqueda puntos donde podría estar el arma crimen

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Imágenes del pantano de Susqueda, el pasado septiembre, cuando hayaron los dos cadáveres
Imágenes del pantano de Susqueda, el pasado septiembre, cuando hayaron los dos cadáveres DAVID BORRAT | EFE

Ahora los buzos tendrán que sumergirse en los diversos puntos marcados con «anomalías electromagnéticas» donde podría haber objetos similares a los que se buscan

15 oct 2018 . Actualizado a las 18:58 h.

La empresa Falcon High Tech, especializada en rastreos en el campo de la geofísica de alta tecnología, rastreó junto a los Mossos el pasado 3 de abril el fondo de tres hectáreas del pantano de Susqueda en busca del arma que mató a la pareja del Maresme y de la mochila de ella y obtuvo varios «positivos».

El director técnico de la empresa, Luis Avial, que colabora desinteresadamente con la Unidad Central de Desaparecidos (UCPD) que lleva la investigación del asesinato de Marc Hernández y Paula Mas, buscó el arma del crimen, una posible carabina del 22, y la mochila que llevaba Paula, posiblemente con los terminales móviles de los jóvenes en su interior, además de otros objetos desaparecidos.

Los Mossos tienen ya en su poder el informe final y ahora los buzos tendrán que sumergirse en los diversos puntos marcados con «anomalías electromagnéticas» donde podría haber objetos de características similares a los que se buscan. «Les queda una labor extremadamente difícil», ha asegurado Avial.

Los investigadores determinaron la zona de interés en unas tres hectáreas ubicadas entre la playa situado al frente de la zona de la Rierica -de fácil acceso con el kayak y donde el presunto asesino, Jordi M., estuvo con su mujer el 25 de agosto-, la Rierica -donde pescaba el sospechoso- y los lugares donde aparecieron los cuerpos de Marc y Paula.

Se utilizaron diversas embarcaciones de la Unidad Acuática de los Mossos, desde la semirrigida arrastraron el gradiómetro de protones, una especie de torpedo tirado por una cuerda desde la barca, que se desplazó a unos 25 metros de profundidad, en fondos de 30 metros.

Antes de sumergirlo, lo calibraron con la huella o carga magnética de una mochila similar a la de la joven y también de una carabina, y ya bajo el agua, con gran dificultad porque quedó enganchado varias veces, intentó detectar objetos que tuvieran la misma señal magnética, y cuando lo hizo envió una señal a un procesador situado en la barca y marcó varios puntos.

También se utilizó un perfilómetro, un aparejo parecido al gradiómetro, con dos antenas, que va colocado en la barca y lleva a cabo un rastrillado en línea: una antena emite una señal y la otra la recoge y detecta si en ese espacio hay un objeto de las frecuencias magnéticas que se están buscando.

Según Avial, tanto este aparato como el Sonar de barrido lateral -que da unas imágenes digitales de alto perfil del fondo- que también se intentó usar puntualmente «son muy difíciles de utilizar en fondos como el de este pantano porque es demasiado irregular y porque los objetos son tan pequeños que sería difícil diferenciarlos del resto de objetos».

Una vez entregado el informe a los Mossos, los buzos se sumergirán en las aguas de Susqueda, lo que para Avial serán «unos trabajos de dificultad extrema», teniendo en cuenta que «hay grandes cantidades de lodo que dan una visibilidad casi nula o de 10 centímetros, lo que les obligará a ir palpando, con muchas rocas, árboles y siluros de hasta 100 kilos».

Poder recuperar los terminales móviles de las víctimas podría permitir a los investigadores determinar el lugar exacto en el que estacionaron el Opel Zafira de Paula el día de los hechos, y saber por dónde descendieron hasta el agua, si por la zona de la Rierica o en la playa de enfrente, de mucho más fácil acceso.

Los investigadores están pendientes también de los resultados de las pruebas de ADN practicadas a un chubasquero y unas botas de montaña que los agentes encontraron tirados tras la caldera de gasoil del garaje de la casa del tío de Jordi M., y que dieron positivo al «Bluestar», un reactivo que marca la presencia de sangre aunque no se vea a simple vista.

Por otra parte, también están a la espera de que la Unidad Central de Inspecciones Oculares (UCIO) analice el kayak para determinar si el tipo de reacción luminiscente que detectaron en dos zonas al aplicarle el «Bluestar», aunque no se halló ADN, es compatible con sangre o podría haber reaccionado a otra sustancia.

El fiscal podría solicitar para Jordi M. hasta 50 años de cárcel por dos delitos de asesinato con la agravante de reincidencia.

Luis Avial, con una dilatada trayectoria internacional en localizar víctimas de crímenes -al menos nueve- entre ellos los niños del caso Bretón o en Lloret de Mar Ana Mª Martos, a quien metieron en un bidón lleno de cemento, cree que éste ha sido «el trabajo policial más difícil que ha hecho en España» y ha destacado la profesionalidad y brillantez de la UCPD de los Mossos.