Tania Varela quería simular su propia muerte para intentar evitar la cárcel

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

ACTUALIDAD

Varela, ayer, entrando en la Audiencia Provincial de Madrid
Varela, ayer, entrando en la Audiencia Provincial de Madrid

Notas manuscritas de la narco arousana revelan que también estudiaba pedir un indulto y cambiarse las huellas dactilares

19 abr 2018 . Actualizado a las 07:22 h.

Tania Varela Otero (Cambados, 1974) dejó de ser la mujer más buscada por la Europol el 26 de marzo. Su última identidad falsa respondía a Claudia Vázquez Otero. Así se presentó a los agentes que la arrestaron tras cinco años huida para esquivar una condena de siete años por narcotráfico y otra causa por blanqueo de capitales aún sin juzgar en Pontevedra. Estocolmo, según confesó a los Mossos d’Esquadra que la arrestaron en Vilanova i la Geltrú, fue su primer destino (allí residía una familiar muy cercana). Italia el segundo y donde, fruto de una relación con un empresario español, nació su hija. Luego llegó Cataluña, donde residió posiblemente en dos viviendas haciendo escapadas a Zaragoza, ciudad en la que también pudo asentarse temporalmente. El nuevo plan pasaba por desaparecer definitivamente fingiendo su muerte, tal y como dejó escrito de su puño y letra en folios de color rosa. Aunque el plan, reconocía en las notas, no estaba del todo claro.

«Si se compra el certificado de defunción y se crea una nueva identidad, eso tampoco es seguro del todo: porque las huellas dactilares son las mismas», razonaba esta abogada que cambió la toga por el dinero fácil de la coca imaginando cómo sería su nueva vida, tal vez similar a la de Francisco Paesa, el espía español que ayudó a Roldán a huir de la Justicia y luego simuló su muerte publicando una esquela con su nombre en la prensa nacional. La letrada pensó también en apelar al Gobierno de España para solicitar un indulto. La estrategia, según dejó constancia, entraba en conflicto con su otra intención de enterrarse oficialmente en vida simulando su defunción: «¿Eso es diferente a la obtención del indulto? Porque el indulto ¿lo es para la identidad originaria o son dos cosas diferentes?», se planteó a sí misma en algún momento, dejándolo por escrito. Incluso barajó cambiarse las huellas dactilares, opción que tampoco acababa de ver clara.  

Huida con un bebé

La investigación de los Mossos d’Esquadra revela que la arousana se despojó del rol de persona atrevida y ambiciosa. Su condición de madre, durante cuatro de los cinco años que estuvo huida, fue la causa. El desgaste emocional por estar fugada un lustro, añaden los agentes, también pasó factura: «Una mujer muy inteligente, de mirada viva, pero agotada». Y es que Varela sabía que su mayor alegría en estos años, su hija, era también su mayor lastre para mantener el anonimato. Incluso se mostró preocupada por la necesidad de la cría de relacionarse con otros niños de su edad más allá de las visitas al parque que hacía en compañía de su madre.

El hecho de que la hija tenga que ser escolarizada en el próximo curso pudo haber acelerado las gestiones de la narco para completar la matrícula ya bajo una nueva identidad. La compra de un certificado de defunción sería el pasaporte para, definitivamente, pasar página sabiendo que no podría regresar a su casa, en Cambados. A su propia hija, el día que la arrestaron y antes de dormir en un calabozo, la dejó en compañía de una amiga de forma temporal. Antes de entrar en el coche policial, le dijo: «Cariño, mamá tiene un problema, lo arreglo y vuelvo».

La caída a los infiernos de Tania coincidió con su noviazgo con David Pérez Lago, hijo de Esther Lago, la fallecida mujer de Laureano Oubiña. Ambos fueron condenados por narcotráfico tras demostrarse su implicación en un alijo de 2.000 kilos de coca (operación Roble, 2007). Luego dejó a Pérez Lago y se ennovió con el abogado de ambos, Alfonso Díaz Moñux: poco después dos sicarios lo mataron de varios tiros en presencia de Tania. Sobre todo esto, la arousana reflexionó con los mossos que la arrestaron al reconocer su mala suerte con los hombres, a la vez que añadía: «Fue mal negocio liarme con el hijo del jefe», en alusión a su expareja David Pérez Lago (actualmente en prisión), hijastro de Oubiña.  

La arousana acusó en el 2007 a Pérez Lago de asesinar a Moñux y ahora se retracta

Tania Varela compareció este miércoles como testigo en el juicio por el asesinato, en el 2007, de su entonces novio y abogado, Alfonso Díaz Moñux. La declaración de la arousana, en los días posterior al crimen materializado por dos sicarios, no dejaba lugar a la duda. Aseguró entonces, en calidad de testigo presencial del crimen, que se trataba de personas de nacionalidad colombiana que trabajaban por encargo de su exnovio David Pérez Lago. Este miércoles, sin embargo, se retractó y suavizó las acusaciones que la Policía Nacional recogió entonces en el sumario del caso. Declaró que solo vio dos siluetas de hombres tras los disparos, y reconoció que huyó de la Justicia porque el fallecido le dijo que se fuera si a él le pasaba algo ante las amenazas de muerte que estaba recibiendo.

«Me reincorporé y ya no me contestó. Solo vi dos siluetas de hombres en el paso de peatones», manifestó antes de añadir: «A día de hoy yo no sé nada de aquello. Todavía no digiero esos hechos. Estuve en estado de shock», subrayó ante las preguntas de la Fiscalía, que hizo constar a la Sala de la Audiencia Provincial de Madrid que la declaración de la arousana no es la misma que efectuó cuando se produjeron los hechos. De Pérez Lago, este miércoles reconoció que sí tenía asuntos que lo enfrentaban con Moñux, pero que no puede acusarlo. Concluyó que sí lo hizo en el 2007 por la conmoción causada por el asesinato.