España y EE.UU. transportaron 2.000 kilos de coca a Galicia para detener a un cartel

Javier Romero Doniz
Javier romero VIGO / LA VOZ

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Traslado de Arousa a Vigo de tres gallegos detenidos en la operación Terrón dulce el pasado mes de marzo
Traslado de Arousa a Vigo de tres gallegos detenidos en la operación Terrón dulce el pasado mes de marzo M.Moralejo

Interceptaron la droga en Colombia y la trajeron para engañar y detener a sus destinatarios

24 nov 2021 . Actualizado a las 18:58 h.

El 4 de marzo del 2017 se presentó en A Coruña el mayor alijo de cocaína del año y uno de los más grandes, en tierra, de la última década: 2.000 kilos procedentes de Colombia. No era una aprehensión más, ni un operativo al uso. La satisfacción generalizada entre los agentes de la Policía Nacional evidenciaba que el trofeo tenía algo de singular que nadie, ni en esos días ni en meses posteriores, quiso precisar. Un secreto muy bien guardado que silenciaba una actuación policial hasta ahora desconocida en la vasta hemeroteca del narcotráfico gallego. Una estrategia diseñada por agentes especializados de España, EE.UU. y Colombia para caer sobre los narcos en el país productor, detenerlos y transportar en avión las dos toneladas de droga a Florida, concretamente a Tampa. Luego, ya desde Miami, la remesa volaría a Madrid para, tras viajar en furgones policiales a las Rías Baixas, entregársela a los receptores sin que sospechasen nada. La jugada fue maestra y salió a pedir de boca. El más espectacular y complejo operativo que se conoce contra el tráfico de drogas en Galicia se coronó con éxito. De ahí la justificada satisfacción generalizada entre los responsables.

La investigación se bautizó Terrón dulce e implicó la detención en Galicia de una parte del cartel colombiano de los Boyacos. «Uno de los que mayor producción de cocaína realiza en estos momentos contando con la protección de varios grupos paramilitares que garantizan la protección de cocaína en sus laboratorios». El clarividente retrato lo firmó el 28 de junio del 2016 la Administración para el Control de Drogas? -en inglés: Drug Enforcement Administration (DEA)- de EE.UU., que sigue desde hace años los pasos de esta organización con experiencia en la exportación de coca a Europa, África, EE.UU., México o Panamá. La notificación, remitida a la Brigada Central de Estupefacientes del Ministerio del Interior en Madrid, añadía que en esas fechas los Boyacos movilizaron a dos de sus mandamases a España, Julio Peñaranda y Ronal Alfredo Roa, para abrir mercado y gestionar la recepción masiva de alijos por las Rías Baixas.

El retrato de Peñaranda, también firmado por la DEA a través de personal destinado en el país sudamericano, habla por sí solo: «Una de las personas más influyentes en el mundo del narcotráfico en Colombia, perteneciendo a una de las familias que controlan la exportación de la cocaína a Europa». Los puertos de Róterdam, Amberes, Algeciras, Valencia, Barcelona o el Reino Unido serían las otras rutas de los Boyacos en el Viejo Continente. La vía gallega fue la enésima y última que intentaron conquistar. Y todo ello adelantando por la derecha a los narcotransportistas oriundos en su propia costa. Un intento de expansión peligroso por los métodos violentos que aplican sin vacilar los carteles colombianos para hacerse fuertes en zonas estratégicas.

La respuesta

El secreto de sumario, instruido en el Juzgado número 4 de Vigo, se prolongó un año. Solo se abrió parcialmente el pasado mes de marzo para destapar el contenido de unos pocos y seleccionados tomos. La causa, desde hace tres semanas, pasó a manos de la Audiencia Nacional, que prolongó el secreto de las actuaciones. En la parte hecha pública, más de 1.500 hojas, apenas hay respuestas. Solo un párrafo aislado, al final de un tomo de 613 páginas, revela el secreto mejor guardado de la investigación.

Seis líneas que recuerdan que la lucha contra el narcotráfico es una causa común e internacional a la vez que dimensiona hasta qué punto Galicia, en esta cruzada de geopolítica internacional, sigue teniendo un peso mayúsculo: «Gracias a las labores de inteligencia propias de la DEA en Colombia y de la Policía de ese país, se habría conseguido tener acceso a la droga que la organización ha enviado hacia España, y una vez la mercancía estuvo en poder de las autoridades americanas, se autorizó por este juzgado la entrega y circulación controlada de dicha mercancía desde Miami hasta España, garantizando en todo momento su cadena de custodia».

El texto expone muy por encima, y omitiendo el transporte final a Galicia, la intrahistoria de la operación Terrón dulce. La Policía colombiana y la DEA seguían desde hace años y sobre el terreno a los Boyacos. De ahí que detectasen la llegada a Barajas de uno de sus jefes en junio del 2016 y la notificasen a la Policía. La investigación no tardó en trasladarse a Vigo, Pontevedra, Santiago, Vilagarcía, Cambados, Cangas o San Sebastián, en el País Vasco, para mantener numerosas citas y contactos telefónicos satelitales y encriptados con socios de un lado a otro del Atlántico. «La cafetería y los servicios de caballeros de unos grandes almacenes en Vigo eran los lugares favoritos de Peñaranda para citarse», expone en sus diligencias el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) en Galicia.

Fase final

La importación de los 2.000 kilos de coca se acelera en diciembre del 2016. A las pocas semanas, según conversaciones intervenidas, ya estaba todo listo: «El día 13 de febrero del 2017, Julio Peñaranda recibe la noticia de que la mercancía ya está en tierra (‘Ya los niños están donde Julio el gallego’, le informaron desde Colombia), llegando a dar incluso el alias de la persona que tendría la mercancía». El plan iba viento en popa, la delegación de los Boyacos en Galicia no sospechaba nada. Incluso hubo satisfacción generalizada al saber que la droga había llegado a España con éxito. Lo que no presagiaban, ni tan siquiera se olían, era que la Policía Antinarcóticos de Colombia y la DEA ya habían caído sobre los otros integrantes de los Boyacos en la ciudad de Cucutá, fronteriza con Venezuela. Allí se requisaron los 2.000 kilos producidos en varios laboratorios.

La Brigada Central de Estupefacientes, en Madrid, estaba al tanto de todo. Igual que el juzgado instructor en Vigo. El alijo acabó en la bodega de un avión que voló a EE.UU. Concretamente a la ciudad de Tampa, en el estado de Florida. España asumió allí la cadena de custodia. Los 2.000 kilos, dentro de un contenedor, se desplazaron a la sede de la DEA en Miami. De allí, al aeropuerto para acabar en la bodega de otro avión. En este caso comercial y de la compañía Iberia con destino al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Dos furgones de la Policía Nacional altamente vigilados por grupos del Greco y agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) ?recogieron y custodiaron el contenedor por carretera hasta Pontevedra para almacenarlo. De forma paralela, también en Galicia, se constataba mediante telecomunicaciones interceptadas que Peñaranda y su gente eran indiferentes a la realidad policial que los rodeaba.

El 27 de febrero del 2017 fue la fecha elegida por los Boyacos para recibir la mercancía en Vigo y Padrón. Peñaranda acudió al primero acompañado de varios socios. La cita era en la tercera altura del aparcamiento de un centro comercial, allí estaban dos coches estacionados con parte del alijo total. Las llaves para acceder a la droga las entregó un desconocido en la cafetería del centro comercial. Peñaranda y sus acompañantes, luego, se desplazaron en coche a Pontevedra. Concretamente al aparcamiento exterior de un supermercado, donde fueron detenidos por el Greco Galicia. Al mismo tiempo, en el aparcamiento de un hotel de Padrón, se gestaba la segunda entrega del alijo. Ronal Alfredo Roa lideraba esta parte de la operación junto a seis acompañantes. Roa se sentó en la terraza del hotel y un desconocido le entregó las llaves de cuatro coches estacionados en el párking del mismo hotel. Los agentes del Greco cayeron sobre los investigados poniendo fin a un formato de operación policial insólito en Galicia.

A Madrid

Ahora será la Audiencia Nacional la que finalice la instrucción de la causa judicial mientras los cabecillas de los Boyacos arrestados en España permanecen en régimen de prisión provisional. La prensa de su país también publicó informaciones sobre detenciones en la zona original del cartel, el departamento de Boyaca. Mientras, Francisco Miranda, letrado del principal coacusado, Julio Peñaranda (en la cárcel de A Lama), recurrió el traslado de la causa a la Audiencia Nacional. Asegura que se trata de un hecho insólito si se atiende a otros procedimientos por narcotráfico similares y con el litoral de Pontevedra también como escenario de los hechos investigados -operaciones Jaula (2014) y Visillo (2015)-. La Audiencia Nacional, finalmente, tumbó el recurso de la defensa y la instrucción prosigue con visos de alargarse por su complejidad.