Italia encomienda el Gobierno a Conte

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

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Guiseppe Conte (derecha), estrecha la mano del presidente de la República, Sergio Mattarella, en la sede de la Jefatura del Estado italiano
Guiseppe Conte (derecha), estrecha la mano del presidente de la República, Sergio Mattarella, en la sede de la Jefatura del Estado italiano PAOLO GIANDOTTI | EFE

«Seré el abogado defensor del pueblo», afirma el desconocido profesor

23 may 2018 . Actualizado a las 22:21 h.

«Seré el abogado defensor del pueblo italiano». Así se presentó este miércoles Giuseppe Conte tras haber recibido el encargo de formar Gobierno del presidente de la República, Sergio Mattarella. Un discurso corto, de pocos minutos, tras un larguísimo encuentro con el jefe del Estado en el que no faltaron palabras tranquilizadoras hacia Europa confirmando la «posición europea de Italia».

Un desconocido para la opinión pública hasta hace unos días, el profesor anunció que el suyo será un Gobierno «de cambio» basado en el contrato firmado por el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la ultraderechista Liga. «Con el presidente he hablado de la fase delicada que estamos viviendo y de los retos que nos esperan y de los que soy consciente», dijo para después recordar que los primeros temas a tratar en Bruselas son el presupuesto europeo, el derecho de asilo y la unión bancaria. «Quiero dar vida a un Gobierno que esté de parte de los ciudadanos y que tutele sus intereses. Estoy deseando ponerme a trabajar en serio», afirmó.

El nuevo jefe de Gobierno llegó puntual y en taxi a su cita con Mattarella con el que estuvo reunido casi dos horas. La aceptación de Conte es «con reserva», es decir, con la intención de consultar con todas las fuerzas, incluso las de oposición, así como con los presidentes del Parlamento. Una vez escuchados, volverá al Quirinal con la lista de ministros, recibirá el nombramiento y jurará el cargo, seguramente a principios de la próxima semana. Por último el nuevo Gobierno se someterá al voto del Parlamento.

La candidatura de Conte al cargo de primer ministro fue puesta en entredicho tras la polémica sobre su currículo en el que se descubrieron lagunas en sus actividades académicas. Pese a ello, tanto la Liga como el M5E, su principal valedor, defendieron en todo momento el nombre de este profesor de Derecho Civil con bajo perfil político. «No será un mero ejecutor», insistió Salvini que además aseguró que tendrá la «máxima confianza y autonomía» aunque precisó que «no aceptaremos vetos de fuera» en referencia a las dificultades que está teniendo el nombre propuesto por la Liga para ocupar el ministerio de Economía, Paolo Savona, para ser aceptado por el Quirinal a causa de sus ideas antieuropeístas.

El nombramiento de Conte ha sido criticado por Forza Italia de Silvio Berlusconi, partido coaligado con la Liga pero disociado del acuerdo de gobierno con el M5E. El senador Andrea Cangini lo ha calificado como «oscuro exponente del establishment del que se ignora todo excepto su narcisismo». El Partido Democrático está en alerta por el nacimiento de «un gobierno de extrema derecha, compuesto de fuerzas políticas de extrema derecha, con un programa de extrema derecha y una cultura de extrema derecha», comentó su presidente Matteo Orfini.

También la patronal desconfía del nuevo Gobierno. Vincenzo Boccia, presidente de Confindustria, la Asociación de Empresarios, se preguntaba ayer dónde conseguirá el dinero necesario para afrontar «tantas promesas» y criticaba la intención de suspender las obras de algunas grandes infraestructuras como el tren de Alta Velocidad.

Bruselas deja sin aire al nuevo Ejecutivo populista

cristina porteiro

Ni subida del gasto público ni bajada de impuestos. Italia no tiene margen para hacer filigranas económicas y fiscales. Es el mensaje que envió ayer Bruselas al nuevo Gobierno italiano, que estará compuesto por miembros del euroescéptico Movimiento 5 Estrellas y la xenófoba Liga Norte. «Necesitan seguir reduciendo su deuda pública, la segunda más grande de la UE por detrás de Grecia», advirtió ayer el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.

El letón insistió en los últimos días en marcar con claridad la senda que Italia deberá seguir para cumplir con los objetivos de estabilidad de la eurozona. No se fía de las voces que auguran un golpe de timón de la coalición de gobierno hacia un mayor pragmatismo. Tampoco el comisario de Economía, Pierre Moscovici, quien recordó que «la deuda italiana es una cuestión importante para el futuro del país. Necesita una respuesta creíble».

El francés teme que el nuevo Ejecutivo de Roma desande el camino iniciado por sus predecesores poniendo en riesgo a toda la zona euro. En sus recomendaciones por países, Bruselas pidió a Italia ajustes por valor de 5.000 millones de euros este año y otros 10.000 en el 2019. Quiere que el nuevo primer ministro lleve a buen término el programa para reducir la monstruosa deuda que acumula el país (130 % del PIB). Un deseo que no casa con la política expansiva que quieren aplicar desde Roma.

Las expectativas del equipo de Jean Claude Juncker contrastan con el terco programa de Luigi Di Maio y Matteo Salvini, los verdaderos líderes del Gobierno. ¿Acabarán claudicando como hizo el griego Alexis Tsipras en el 2015? La UE está dispuesta a utilizar todas sus herramientas de presión para lograr enderezar a Italia, pero los expertos creen que el escenario es mucho más complejo porque están lidiando con el Gobierno legítimo de la cuarta potencia de la UE.

El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se sumó ayer a la ofensiva al asegurar que está «muy preocupado» por la senda que está tomando su país. «Creen que todo es culpa de Europa y no es verdad, hay responsabilidades europeas y nacionales», zanjó.