El dueño de la pirotecnia de Tui manejaba toda una red de polvorines clandestinos

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Óscar VázquezMónica Torres

En el que fue intervenido ayer había más de una tonelada de sustancias para fabricar pólvora

28 may 2018 . Actualizado a las 12:37 h.

Todavía no se conoce el verdadero alcance de la red de polvorines clandestinos que manejaba Francisco González Lameiro, el dueño de la pirotecnia de Tui, pero cada día la Guardia Civil da un nuevo paso para desmantelarla. Los agentes desactivaron este domingo otro almacén ilegal, el tercero que se descubre desde el miércoles. Dentro encontraron más de mil kilos de materia prima -nitrato de potasio y azufre, entre otros- para fabricar explosivos, cristal, carbón, una decena de kilos de pólvora y material pirotécnico, como cohetes de colores y morteros para mezclar el material.

El almacén desmantelado este domingo está en la parroquia de Baldráns, en una finca muy cercana a la pirotecnia La Gallega, que los agentes de la Guardia Civil custodiaban desde primera hora de la mañana. Después de que un vecino avisase a La Voz de que una finca vinculada al investigado podía contener explosivos, este periódico alertó a la Guardia Civil y los agentes tomaron la zona. Era una finca pequeña, con dos galpones conectados entre sí por el interior y que antiguamente se utilizaba como almacén de angulas que se pescaban en el río Miño, según vecinos de la zona. En un primer vistazo los agentes ya tuvieron claro que allí podía haber sustancias explosivas. Así que acordonaron la zona.

Para registrar las naves, fueron en busca del investigado, Francisco González Lameiro. La Guardia Civil había descubierto el sábado por la tarde otro galpón con media tonelada de pólvora, también tras un aviso de La Voz por una denuncia vecinal. El dueño de la pirotecnia había acudido tranquilo a ese registro y, en un primer momento, había negado que guardase nada de interés. Sin embargo, este Lameiro acudió visiblemente desmejorado, hundido, apoyado constantemente en sus dos hijas, que no se separaron de él durante el registro.

Cuando los agentes empezaron a sacar el material del interior, bidones y bidones llenos de materia prima para fabricar explosivos, el imputado sufrió un desvanecimiento. A los delitos que ya pesan sobre sus hombros en la investigación judicial -dos homicidios por imprudencia grave, riesgo catastrófico por explosivos, daños y lesiones, y estragos- se puede añadir ahora otro más de depósito ilícito de material explosivo, porque el almacén carecía de cualquier permiso para albergar este tipo de componentes.

Los tédax trabajaron en garantizar la seguridad en la zona. Cerca de la finca hay un lavadero de uso público, una vivienda y un supermercado. El terreno está pegado a una carretera comarcal muy transitada. El trabajo de los agentes sirvió para que no ocurriese nada. Sacaron bidones de plástico y de metal, bolsas, cartones, etcétera. Una furgoneta acudió a recogerlo todo para dejar las naves limpias de peligro.

La Guardia Civil mantiene en Tui el fuerte despliegue de agentes y equipos especializados que comenzó el miércoles, inmediatamente después de la explosión que a las 16.20 paró todos los relojes. El lugar de A Torre, en Paramos, quedó arrasado al reventar un almacén clandestino, lo que provocó una seta de humo similar a la icónica imagen de las bombas atómicas. Los agentes todavía están custodiando la zona cero de la explosión, donde reventó el primer almacén ilegal en el que Francisco González Lameiro guardaba más de una tonelada de pólvora y materiales para fabricar explosivos. Esa área está acordonada, por el riesgo que existe para la población ante la inestabilidad de las construcciones. Ayer también permanecieron todo el día en la pirotecnia La Gallega, que tiene orden de precinto y derribo parcial que el gobierno local de Tui todavía no ha ejecutado. Se sospecha que los almacenes ilegales servían para suministrar a la pirotecnia.

Cerca de viviendas

El segundo zulo está a escasos metros, en una finca ubicada en una zona de viviendas. Sus vecinos amanecieron ayer con el alivio de haberse sacado de delante un peligro palpable. El pequeño galpón que albergaba media tonelada de pólvora y un centenar de kilos de otro material explosivo linda directamente con la carretera, que es un estrecho camino asfaltado en el que es necesario maniobrar si dos coches se encuentran de frente. Si alguno se empotrara en el muro, el desenlace podría ser fatal. Una veintena de contenedores de aluminio pyro-dark, utilizados para almacenar pólvora, permanecen aún tirados dentro de la finca.

Mientras la investigación continúa y la Guardia Civil sigue desmantelando zulos, Francisco González Lameiro permanece en libertad con cargos. La jueza de Tui rechazó el viernes enviarlo a prisión, al no apreciar riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas de la investigación en marcha.

Tanto el sábado como ayer, el dueño de la pirotecnia acudió voluntariamente a la llamada de los agentes para los registros, pero en ningún momento avisó de qué guardaba en cada sitio ni de que pudieran existir más lugares de almacenamiento ilegal.