El narco gallego se blanquea en Andorra

Javier Romero Doniz
J. Romero VIGO / LA VOZ

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SERGIO PEREZ

Los contactos hechos en este paraíso fiscal hace 30 años siguen dando beneficios ilícitos

01 jun 2018 . Actualizado a las 07:42 h.

Andorra sigue siendo, a ojos de contrabandistas, narcotraficantes y defraudadores de medio mundo, una apuesta segura para esconder dinero. Lo era hace tres décadas en Galicia y lo es ahora, aunque no trascienda. Lo explica la magistrada de instrucción en el paraíso fiscal vecino, especializada en delitos socioeconómicos y criminalidad organizada, Canólich Mingorance: «Pasa el tiempo y seguimos teniendo esa relación histórica que teníamos. Existe, además, una comunidad gallega muy importante en Andorra, y desde hace muchos años, que también crea vínculos personales... Digamos que una persona conoce a la persona X, que ya le llevaba las cuentas hace 30 años, y sigue confiando en él».

Incluso se detecta la presencia de contrabandistas de tabaco reconvertidos a otro tipo de negocios ilegales. En este caso, las lucrativas relaciones selladas entre la costa atlántica y el principado andorrano en la época del rubio de batea siguen llenando bolsillos: «El contrabando de tabaco es muy activo, no olvidemos que las relaciones personales también operan en el ámbito del crimen organizada, quiero decir, aquellas personas que hacían contrabando de tabaco hace años, algunas de ellas, a lo mejor, han expandido sus negocios. Se van dedicando a otros también ilícitos pero manteniendo los contactos que ya tenían para aprovecharlos».

En el contexto de España, y haciendo una comparación por comunidades autónomas, la gallega figura entre las primeras. Canólich Mingorance añade que otras tienen más incidencia, «pero teniendo en cuenta la lejanía, se podría decir que hay bastante incidencia». Y lo hace en el marco de una jornada -organizada en la Academia Galega de Seguridade por el magistrado Juan Carlos Carballal y el fiscal Juan Antonio Sagredo- sobre delincuencia organizada y blanqueo de capitales acompañando al fiscal general de Andorra, Alfons Albercas Sanvicens. A su juicio, la única estrategia posible «pasa por armonizar las legislaciones nacionales y revisar los convenios internacionales de cooperación». «No olviden que nosotros estamos fuera de la Unión Europea, pero dentro de Europa», advierte.

La casuística vinculada a Galicia va por el buen camino en lo referido a cooperación. «Es muy buena tanto con la Policía Nacional como con la Guardia Civil o Vigilancia Aduanera. Ya hubo varios casos, que yo recuerde, tres o cuatro, en los que se autorizó el desplazamiento de agentes a Andorra para investigar conjuntamente sobre el terreno», expone Mingorance. Alfons Albercas insiste en otro dato: «El 99 % de las causas por blanqueo que investigamos se cometen fuera de Andorra, por lo que algo habrá que hacer sobre esto».  

«Estrangulamiento financiero»

Más allá de la conexión gallega, el alcance real de la situación evidencia una internacionalización delictiva con Italia o Rusia como países de referencia o conexiones con más paraísos fiscales. Alfons Albercas y Canólich Mingorance coinciden en que el camino más corto para obtener resultados pasa por «estrangularlos económicamente, despojarlos de su dinero y propiedades, pero no solo a los líderes de cada organización, sino a todos los integrantes, completando el trabajo con otras investigaciones patrimoniales que permitan relacionarlos de forma global».

El inspector jefe de la sección de blanqueo de capitales y anticorrupción de la Policía Nacional, José Rodríguez, y el comandante de la UCO, Enrique Martínez, también especializado en estos delitos, se sumaron a la mesa redonda final y reiteraron la necesidad de aplicar «el estrangulamiento financiero» para «evitar que, por ejemplo, las mujeres o parejas de los narcos sigan viviendo y manteniendo las mismas mansiones en las que vivieron siempre, sigan manteniendo el servicio que implica esas viviendas, mantengan el ritmo de vida o puedan pagar exactamente los mismos colegios que antes de que su marido o pareja entrasen en la cárcel. Ahí existe una colaboración que resulta necesario erradicar».