Una prueba de ADN resuelve tres décadas después el asesinato de una niña de cuatro años

Abel L. Martínez / Efe

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GUILLAUME SOUVANT | Afp

Su cadáver apareció junto a una autopista en 1987. La bautizaron como «la mártir de la A10», ante la imposibilidad de identificarla. Gracias al material genético encontrado en la manta donda iba envuelta, sus padres acaban de ser imputados

15 jun 2018 . Actualizado a las 15:51 h.

El cadáver apareció junto a una autopista en el centro de Francia en 1987 y nunca fue reclamado. Era una niña de cuatro años envuelta en un manta y llena de hematomas.  Ni la difusión de su fotografía en treinta países ni las consultas a más de 65.000 escuelas y guarderías sirvieron para dar con la familia de la pequeña, que tenía cuatro años cuando la mataron. La bautizaron como la mártir de la A10, por las dificultades para poder identificarle. Su 

Nadie denunció su desaparición ni reclamó su cuerpo, nadie dijo conocerla y su cuerpo fue enterrado en un cementerio cerca del famoso castillo de Chambord bajo una tumba blanca acompañada de varias estatuillas de ángeles y una breve inscripción: “A la memoria de la pequeña desconocida de la A10”

Ahora, sus padres sido imputados después de que una nueva prueba de ADN los haya colocado como principales sospechosos.

El fiscal de Blois, Frédéric Chevallier, ha confirmado en las últimas horas que los padres, de origen marroquí y separados desde el año 2010, han sido imputados por asesinato de un menor de quince años, ocultamiento de cadáver y violencia contra menores. El padre, que ha sido ya encarcelado, confesó inmediatamente después de ser detenido. «Dijo que vivía un infierno con su esposa, que era violenta con sus tres hijas, que tenía miedo de su mujer y que vivía bajo su control», explicó el fiscal.

Según la versión del padre, ahora de 66 años, el 10 de agosto de 1987 encontró el cuerpo sin vida de su hija al volver al domicilio familiar y, de madrugada, abandonaron el cuerpo de la niña en un agujero junto a la autopista A10.  La madre permanece detenida a la espera de que el juez se pronuncie sobre su entrada en prisión.

El caso fue cerrado en 1997, pero desde entonces se hicieron pruebas de cotejo del ADN encontrado en la manta donde iba envuelta en dos ocasiones: una en el 2008, que no dio resultados, y una segunda en el 2017, en la que coincidió con un joven que había sido detenido en el 2016 por violencia. El hombre resultó ser su hermano y permitió seguir la pista hasta sus padres, en los departamentos franceses de Aisne y Seine-Saint-Denis (norte). Tras verificar los registros administrativos, la policía comprobó que una de los siete hijos, Ynass, que aparecía en las solicitudes de ayudas sociales, no había vuelto a ser censada.

El fiscal dio también algunos detalles sobre la niña, que pasó sus primeros dieciocho meses de vida en Casablanca (Marruecos) con su abuela, hasta que sus padres la llevaron con ellos a Francia, donde se habían instalado en 1982. Según el diario Le Parisien, la madre de la niña decía a sus conocidos que Ynass estaba en Marruecos bajo el cuidado de su abuela. El caso afectó profundamente a los vecinos de Suèvres, que durante años depositaron flores en la tumba anónima de la pequeña, sin esperar que el crimen se resolviera. «Hay que señalar los esfuerzos de los gendarmes, que nunca han abandonado. Como alcalde, los recibí a menudo y siempre sentí su voluntad de llegar hasta el fondo del asunto», declaró el exalcalde de la localidad Raphaël Pilleboue al diario La République du Centre.