La reinvención de las vacunas

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

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Nuevas formas de transportarse para no perder efectividad; alternativas de producción para reducir costes o evitar el pinchazo son el futuro de estos fármacos

24 jun 2018 . Actualizado a las 08:51 h.

Evitan entre uno y tres millones de muertes al año, la mayoría de niños en países en vías de desarrollo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud. Las vacunas han demostrado su efectividad, pero siguen reinventándose, no solo en la búsqueda de prevención de nuevas patologías, sino también en la mejora de la administración, de transporte, de conservación o en los grupos a los que se dirigen.

Formas de transporte

Mejorar la conservación. Federico Martinón, jefe de pediatría del CHUS, lo tiene claro, los avances en vacunas que tendrán más impacto en la sociedad son aquellos que pasan por un coste más bajo y por mejorar las condiciones de resistencia a la conservación. Los puntos de fabricación de las vacunas y los de administración están muy distantes, y se trata además de productos muy delicados en donde mantener la cadena de frío es esencial. Hace años, la Fundación Bill y Melinda Gates encargó a una entidad que investigara el problema del mantenimiento del frío. En su blog personal, Bill Gates ha anunciando los avances conseguidos con varios sistemas de almacenamiento que pueden mantener una temperatura controlada durante al menos cinco días, aunque se interrumpa el suministro de energía. Se llaman Indigo y MetaFridge. El primero es una especie de portavacunas y el segundo una nevera que, además de mantener el frío cinco días sin fuentes de energía, envía un mensaje si ocurre alguna incidencia. Y es que aunque la vacuna esté disponible y sea gratis «el problema puede ser la logística, barrera clave en los países más desfavorecidos, por eso que se pueda conservar sin refrigeración o durante mucho tiempo es esencial», explica Martinón. Uno de los éxitos de la vacuna de la viruela fue que se conservaba incluso a temperaturas altas.

Administración

Hasta comestibles. «Todo el mundo trabaja en las vacunas sin pinchazo, una clave de éxito», dice Martinón. Puede no parecer importante, pero facilitar la administración es también un campo de investigación, más aún si se tiene en cuenta que los niños son el colectivo prioritario de estos medicamentos. Conocido es ya el caso de la vacuna intranasal para la gripe, que evita el temido pinchazo y puede adquirirse en farmacias españolas, aunque no está financiada por el Sistema Nacional de Salud. Pero no es la única. En el hospital de Sant Joan de Déu, por ejemplo, llevan años utilizando un sistema llamado Buzzy que con frío y vibraciones evita, o al menos distrae, del dolor que produce la inyección. El responsable de pediatría del CHUS va más allá y recuerda que el futuro camina hacia las vacunas comestibles, en las que el antígeno entra vía intestinal sin que los jugos gástricos lo destruyan. «No solo sería cómodo, sino que permitiría vacunas masivas», recuerda. Ya hay, de hecho, algún estudio con variantes de arroz que entrenaría al organismo frente al rotavirus, la principal causa de diarrea del mundo.

Población diana

El VPH llega a los hombres. The Guardian publicaba hace unas semanas que Australia podría llegar a convertirse en el primer país en erradicar el cáncer de cuello de útero, después de diez años de política activa en la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH). Y no solo protegiendo a las mujeres, sino también a los hombres. Aunque el sistema de salud australiano comenzó vacunando solo a las niñas, en el 2013 incluyó también a los varones. En España, el calendario oficial solo recoge la vacunación en las adolescentes de 12 años, pero el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría sí ve recomendable la vacunación a niños a la misma edad. Y alguna comunidad va ya por delante, al incluir a los varones de determinados colectivos. Cataluña, por ejemplo, en su nuevo manual de vacunas incorpora a los jóvenes de menos de 26 años de diferentes grupos, que mantienen relaciones con hombres, a los trabajadores del sexo o a aquellos que han sufrido abusos sexuales. En Galicia de momento no hay ninguna previsión, pese a que Martinón recuerda la importancia de incluir a los menores en esta vacunación. «Es una oportunidad estratégica de salud pública, porque aceleraría los beneficios, además de ser un requisito necesario para llegar a erradicar esta enfermedad», apunta.

El futuro

Cáncer y alzhéimer. Son quizás dos de las enfermedades en las que más se ha investigado. El calendario de vacunación infantil es bastante completo, por lo que ahora las vacunas que vienen se centran en patologías de adultos como el cáncer o el alzhéimer. Ya se está investigando en ambas y, de hecho, hay tumores cuya incidencia se ha reducido gracias a las vacunas, como el de cérvix tras la llegada de la del papiloma humano, o el de hígado con la de la hepatitis. En el caso del alzhéimer, por ejemplo, laboratorios como GSK investigan, pero no sería una vacuna profiláctica, para evitarlo, sino para estadios tempranos de la enfermedad.

Nuevos componentes

Crisálidas para vacunas. Desde hace unos meses una empresa, Algenex, es frecuente en los medios de comunicación. ¿Por qué? Porque cría en sus granjas crisálidas de oruga que producen proteínas que son base de vacunas -en estos momentos solo para animales- y otro tipo de fármacos. La ventaja de este sistema casi natural frente a los artificiales es que estos últimos, a través de biorreactores, tienen un coste muy elevado, por lo que este modelo reduce el precio y también el tiempo de fabricación de las vacunas. El principal limitante de las vacunas es el coste, también, apunta Martinón «por la cortedad de miras en términos de salud a medio y largo plazo». Y por ello los científicos trabajan en alternativas de producción como cultivos celulares o nuevos vectores. «De forma inmediata las vacunas vivas recombinantes y las vacunas de ADN son las más prometedoras», apunta Martinón. De estas últimas todavía no hay ninguna disponible, pero son prometedoras para enfermedades como la malaria, una de las tres grandes patologías que quedan por controlar junto a la tuberculosis, en la que es clave la investigación que está llevando a cabo Martín Montañés. Nuevos productos para elaborarlas, conservarlas y administrarlas con el fin de que, con permiso de los anti vacunas, sigan salvando vidas.