Cuba acepta la propiedad privada y retira el comunismo en su nueva Constitución

LA VOZ REDACCIÓN

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Abel Padrón Padilla | EFE

Díez-Canel mantiene en el Gobierno al grueso del equipo heredado de Raúl Castro

22 jul 2018 . Actualizado a las 08:37 h.

Una de cal y otra de arena. Tres meses después de que Miguel Díaz-Canel llegara a la presidencia de Cuba en sustitución de Raúl Castro, el régimen de la isla emprende una reforma constitucional que tiene, entre sus principales novedades, la supresión de la palabra comunismo y el reconocimiento de la propiedad privada. La renovación, sin embargo, no llega de momento a la cúspide del poder, ya que la primera remodelación gubernamental del nuevo presidente deja prácticamente intacto el organigrama que heredó de su antecesor.

El anteproyecto constitucional, que empezaron a discutir ayer más de 600 diputados, solo menciona el socialismo como política de Estado, constató Efe en medios oficiales. Es un claro contraste con el texto vigente que, en su artículo 5, consigna como objetivo el «avance hacia la sociedad comunista». Ante las resistencias que puede causar la modificación, el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, matizó que «no quiere decir que renunciemos a nuestras ideas», sino que se trata de una adaptarlas a la nueva situación internacional.

No es la única novedad. El artículo 21 del nuevo texto sometido a debate reconoce «otras formas de propiedad como la cooperativa, la propiedad mixta y la propiedad privada», y admite la inversión extranjera como «una necesidad y un elemento importante del desarrollo». Los cambios buscan adaptar la Constitución a la nueva realidad económica de Cuba, donde las reformas impulsadas por Raúl Castro han propiciado numerosos negocios privados. También busca crear seguridad jurídica para las divisas que necesita la isla para aliviar su endémica crisis económica.

Los artículos dedicados a la economía en el nuevo texto marcan una gran diferencia respecto al actual, que solo reconoce la propiedad estatal y la cooperativa agropecuaria, en línea con el modelo de Estado comunista aplicado por el fallecido Fidel Castro. Aún así, el anteproyecto subraya el papel del Estado al establecer que «la empresa estatal es el sujeto principal de la economía» y que «la propiedad socialista de todo el pueblo es el núcleo fundamental».

Limitación de mandatos

En el ámbito político, el inmovilismo es total, ya que el borrador mantiene sin cambios el «carácter socialista del sistema político y social» y mantiene como «fuerza dirigente superior» al Partido Comunista de Cuba (único legal), aunque instituye la figura del presidente de la República, limita su mandato a diez años y propone la creación de un primer ministro.

Este inmovilismo se advierte también en la primera remodelación con la firma de Díaz-Canel como presidente, ya que la única novedad de relieve es el relevo en la cartera de Economía. Se mantienen en sus puestos el canciller Bruno Rodríguez; el ministro de las Fuerzas Armadas, general Leopoldo Cintra, y el responsable de Interior, el vicealmirante Julio César Gandarilla, las carteras estratégicas. La salida de Ricardo Cabrisas de Economía no supone un giro abrupto, ya que se le mantiene como vicepresidente del Consejo de Ministros y le sucede en el puesto quien era su mano derecha, el hasta ahora viceministro primero Alejandro Gil Fernández. Cabrisas fue el responsable de renegociar la histórica deuda con el Club de París por el que le perdonaron a La Habana 8.500 millones de dólares de un monto de 11.100 que había dejado de pagar en la década de 1980.

Cae el tabú comunista sobre el matrimonio homosexual

La nueva Constitución allanará legalmente el camino para el matrimonio entre personas del mismo sexo, una importante demanda de la comunidad LGBT en la isla. Según informa AFP citando a Granma, el proyecto que ha empezado a discutirse define en su artículo 68 el matrimonio como «la unión voluntaria consensuada entre dos personas, sin especificar sexo». De este modo, modificaría la actual Carta Magna, que data de 1976 y limita el matrimonio a «la unión voluntaria concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello».

«Sería la puerta abierta para poder avanzar con posterioridad en la legalización de las parejas homosexuales», dijo en su blog el periodista y reconocido activista gay Francisco Rodríguez (Paquito), también miembro del Partido Comunista. Según subrayó, el proyecto «incorpora el principio de no discriminación por orientación sexual e identidad de género», lo que permitiría adoptar «otras normas jurídicas y políticas públicas» para proteger los derechos de la comunidad LGBT cubana.

De todos modos, Rodríguez no echa las campanas al vuelo ya que, dijo, la modificación del concepto de matrimonio en la nueva Constitución «es solo un primer paso», y «la pelea» en esta materia «no será fácil». «Hay posturas ideológicas y políticas opuestas a estos cambios, cuyos representantes harán todo lo posible porque estos sueños, hoy posibles y ya tan cercanos, naufraguen», alertó.

Desde hace más de una década, la diputada Mariela Castro, hija de Raúl Castro, encabeza la defensa de las minorías en Cuba, donde la Revolución que triunfó en 1959 persiguió en sus primeros años a los homosexuales, los envió a campos de trabajo forzado para «reeducarlos» e incluso promovió su encarcelamiento y exclusión social. Como líder del Centro Nacional de Educación Sexual, Mariela Castro promueve políticas en favor de lesbianas, gais, bisexuales y transgéneros (LGBT). Entre los temas que agita figura el matrimonio homosexual. «Darles derechos a los que no los tienen no implica quitárselo a los que ya los tienen», afirmó en los debates parlamentarios, según se observa en imágenes difundidas por la televisión local. La apertura, de todos modos, tiene un límite claro ya que la posibilidad de que una pareja homosexual adopte niños no forma parte de la discusión constitucional.