La oposición de Nicaragua no se deja intimidar y resiste el pulso en la calle

héctor Estepa MANAGUA / E. LA VOZ

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MARVIN RECINOS | AFP

La catedral de Managua abre sus puertas a las madres de los detenidos en El Chipote

23 jul 2018 . Actualizado a las 08:23 h.

La oposición nicaragüense no parece dispuesta a dejar las calles. Dos marchas confluyeron en las últimas horas en la rotonda Jean Paul Genie, en Managua, uno de los núcleos de las protestas de abril, mostrando que la resistencia al Gobierno de Ortega sigue viva. Es cierto que la afluencia fue menor que en otras ocasiones a causa del miedo que ha esparcido la operación limpieza que acabó con las barricadas opositoras, pero aun así fue considerable.

Las organizaciones pro derechos humanos, que el Gobierno considera opositoras, han denunciado una intensificación de la «caza de brujas» en los últimos días. Al menos 300 personas permanecen detenidas por la policía y por grupos de civiles armados progubernamentales, según sus datos y ante la ausencia de una cifra oficial. Afirman que decenas de ellas fueron llevadas a la temida prisión de El Chipote, en el centro de Managua, donde las oenegés denuncian torturas a los arrestados e incluso violaciones sexuales.

El campamento improvisado que se había levantado ante el presidio para exigir la libertad de los arrestados vivió momentos de fuerte tensión las últimas horas. Lo ocupaban los familiares de detenidos, en especial muchas madres, pero también esposas, asistidas junto al portón de la prisión por un grupo de activistas. Sin embargo, tuvo que ser desalojado el sábado por seguridad, tras la convocatoria de una marcha por parte del oficialismo que tenía El Chipote como destino y a los concentrados como destinatarios de su ofensiva. «Es el colmo de la crueldad», dijo el excomandante revolucionario, y ahora opositor, Luis Carrión.

En la puerta de El Chipote se congregan ahora decenas de simpatizantes del oficialismo, que colgaron carteles de policías y miembros del Frente Sandinista asesinados durante las protestas mientras, según Colpisa, las madres y mujeres de los represaliados se refugiaban a la catedral de Managua. «Estamos aquí para que la gente vea que hubo muertos de los dos bandos», declaró a El Nuevo Diario Julio Vega, uno de los activistas que lideró la marcha oficialista. Según dijo, si un leal a Ortega mató a alguien, debe pagar también. «Nosotros no tenemos presos en El Chipote, pero la idea es que haya justicia para todos».

La comunidad internacional sigue presionando al Gobierno. Países Bajos y Luxemburgo han decidido cancelar sus fondos de cooperación en protesta por la represión. La decisión pone en peligro la finalización de proyectos públicos como un hospital en Costa Caribe. Estados Unidos sigue pensando, por su parte, en imponer nuevas sanciones. Una de las opciones que los politólogos nicaragüenses creen que podría estar sobre la mesa es el voto en contra de Washington a que Managua pueda seguir recibiendo préstamos en los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Para hoy están convocadas nuevas manifestaciones. Los jóvenes opositores han llamado a la población a marchar por el Día del Estudiante, que conmemora el asesinato de cuatro universitarios asesinados por la guardia somocista en 1959.