El venezolano sigue sin aportar pruebas del ataque del sábado
08 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Tengo las pruebas, las presentaré oportunamente». Estas son dos de las frases que utiliza más Nicolás Maduro en sus discursos: cada vez que acusa a la oposición, a Estados Unidos o a Colombia de intentar derrocarlo o cuando justifica con una ubicua «guerra económica» el hecho de que el país que gobierna sea el de peor desempeño económico en el mundo en los últimos cuatro años.
Al igual que su antecesor, Hugo Chávez (a quien Maduro llama «su padre»), el actual presidente venezolano, en cinco años, ha denunciado decenas de atentados. En el caso concreto de Maduro, ha dicho en 18 oportunidades que hay un complot para asesinarlo, aunque, según el cúmulo de pruebas que crecen, en esta oportunidad sí podría ser cierto, algo de lo que sigue dudando la comunidad internacional, que pide una investigación seria sobre el vuelo de drones y su explosión el pasado sábado.
Era aún candidato Maduro, pocos días después de la muerte de Hugo Chávez, cuando ya anunciaba un intento de asesinato en su contra (el primero lo había hecho en enero del 2013, cuando el entonces presidente venezolano agonizaba en La Habana). Calificó, en marzo de ese año, a su entonces rival por la presidencia, Henrique Capriles, como «un enemigo de la patria que quiere acabar con mi vida».
Un mes después de ser electo, con unos resultados cuestionados, señalaba que desde Colombia «planean inocularme un veneno, algo que no me mataría de una vez, sino lentamente». Desde entonces, las denuncias del mandatario han ido ganando en excentricidad, y por supuesto, en la ridiculización de sus rivales, especialmente en América Latina, donde Maduro es el gobernante peor valorado de la región, según el Latinobarómetro.
Respuesta a las crisis
En el año 2014, y en medio de las primeras protestas fuertes que registró su Gobierno, Maduro denunció otros cinco supuestos intentos de magnicidio, y en uno de ellos llegó a pedirle a Barack Obama, entonces presidente de EE.UU., que «no autorizara» un plan para matarlo que tenía, en teoría el Departamento de Estado.
En el 2015 mencionó por primera vez al presidente colombiano que ayer entregó el poder, Juan Manuel Santos, de estar detrás de un intento para asesinarlo. Y ya en febrero del 2017 comenzó a decir que Donald Trump no tenía las inhibiciones de Obama para acabar con su vida y que estaba seguro de que iba a intentarlo. Ambos fueron acusados el mismo sábado por Maduro, luego de que fuera retirado en medio del nerviosismo de la tarima, de haber intentado el supuesto ataque con drones.
Según encuestas informales, el nivel de escepticismo en relación con el atentado llega, en Venezuela, al 75 %. Una deriva lógica de este cuento moderno de Pedro y el Lobo en el que el chavismo vive permanentemente denunciando conspiraciones de las que no se hallan pruebas.