Más árboles, sinónimo de menos calor

Antía S. / M. S. LA VOZ / REDACCIÓN

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MARCOS MÍGUEZ

Algunos estudios demuestran que ayudan a disminuir los valores hasta 6 grados

29 ago 2018 . Actualizado a las 18:47 h.

En días calurosos un árbol puede ser uno de los mejores aliados para combatir las altas temperaturas. Y no solo por su sombra, sino también porque actúa como reductor del calor. Pero, ¿hasta qué punto los árboles pueden provocar una disminución de las temperaturas?, ¿cómo pueden enfriar el aire? Algunos estudios demuestran que ayudan a disminuir los valores hasta 6 grados. Para ello, y según el informe Planting Healthy Air, se lleva a cabo el siguiente proceso. En primer lugar, la cubierta vegetal actúa como una superficie impermeable, evitando los golpes de los rayos solares, lo que, por lo tanto, no permite que se acumule el calor. Tanto la transpiración del aire frío como la sombra de los árboles pueden reducir las temperaturas máximas durante el día a nivel del suelo.

Para hacer referencia a estos núcleos urbanos recalentados se emplea el término isla de calor. «Se acumula mucho calor a lo largo del día por el recalentamiento, y el problema de esas islas de calor es que lo desprende por las noches, haciendo que estas sean también más cálidas», apuntan expertos medioambientales del Centro de Extensión Universitaria e Divulgación Ambiental de Galicia. Asimismo, señalan que, habitualmente, las islas de calor experimentan «temperaturas de entre dos y cinco o seis grados más que en las zonas naturales de su entorno», por lo que la reducción del calor por el arbolado se convierte en «un beneficio importante».

Y es que, si, por ejemplo, la temperatura ambiente ronda los 30 grados, en las aceras expuestas a los rayos del sol se puede llegar a alcanzar el doble de grados, 60; mientras que debajo de un árbol a la sombra, la temperatura no experimentaría cambios.

La Voz

Las olas de calor son una de las amenazas más subestimadas, más que cualquier otro evento climático. 12.000 personas cada año pierden su vida como consecuencia de estas. Se prevé que en el año 2050 dos mil millones de personas más residan en núcleos urbanos. Dar cabida a todos los nuevos habitantes significa perder vegetación en el proceso. Un hecho que provocará el aumento del efecto isla de calor.