«Nuestra identidad sexual sigue siendo un chiste y generando odio en la sociedad»

mikel venys / m.f. REDACCIÓN / LA VOZ

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Las redes sociales denuncian las agresiones LGTB mediante el «hashtag» #MeQueer

01 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Desde siempre he sabido que era bisexual. Cuando empecé la ESO decidí contárselo a mi madre y a cuatro amigos, ella no me creyó y ellos lo esparcieron por todo el colegio. Me humillaron, me menospreciaron, y me hicieron cosas que jamás olvidaré, como mearse en mis cosas del colegio o cogerme en un camino oscuro y darme tal paliza que no pude comer bien durante una semana», cuenta en Twitter Iván, un joven de 20 años, nacido en Badalona.

Durante el 2016 se registraron en España 230 delitos de odio relativos a la orientación e identidad sexual, 61 más que en el año 2015. Tan solo en A Coruña y alrededores se han registrado 29 denuncias en lo que va de año, apunto la Asociación por la Libertad Afectiva y Sexual de A Coruña. Para visibilizar este tipo de acoso, el escritor alemán Hartmut Schrewe creo el hashtag #MeQueer. Derivado del #MeToo para denunciar el acoso sexista, la almohadilla sirve para que las personas que conforman el colectivo LGTB cuenten sus experiencias a través de redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter.

Un gran abrazo colectivo

«Estamos acostumbrados a no hablar sobre ello y a callar las agresiones que sufrimos, por miedo o vergüenza. Fue como darnos un gran abrazo colectivo», cuenta el periodista Rubén Serrano, impulsor del movimiento en España. «El propósito es acabar con el silencio que nosotros mismos nos hemos impuesto, porque si no señalamos estos ataques van seguir ocurriendo con la cotidianeidad y desamparo legal con el que suceden», explica.

Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales asegura que no todo esta conseguido. «Nos hemos sublevado y echado a las calles, pero todavía nos queda gritar todo lo que sufrimos. Los indicios de suicidio son altos y nos siguen diciendo que tenemos que acudir a psiquiatras y que estamos enfermos», cuenta. «Seguimos siendo un colectivo al que pegan y al que matan y no puede ser. Ser y amar es un derecho humano». «Nuestra identidad sexual todavía es una broma. Sigue siendo un chiste y generando odio a otras personas que creen que están por encima de nosotros por tener otro tipo de orientación. Para mucha gente seguimos siendo ciudadanos de segundo», afirma Serrano, quien asegura que en España el marco legal «todavía no es suficiente».

Marco legal insuficiente

«Estamos esperando la ley de igualdad LGTB, está en fase enmienda y va muy despacio. El número de denuncias ha aumentado pero son muy pocas las que llegan a tramitarse», asegura. «De te todas formas, las cosas no van a cambiar por crear una ley o endurecerla. La vía punitiva no es la solución para lograr la igualdad. Debe haber un cambio social y cultural que vea la diversidad como algo bueno». «Lo que pedimos ante todos estos testimonios es que celeridad, que los políticos se pongan a trabajar», dice Sangil.

Otro de los grandes problemas es la educación. «No podemos esperar una o dos generaciones a que la sociedad cambie, tiene que hacerlo ahora», afirma Carlos Emilio Mella presidente de A.L.A.S A Coruña. «Tiene que haber campañas a todos los niveles. En los colegios y también en las empresas, hay mucha gente que no puede hablar de su vida sentimental en la oficina y eso es muy triste. También hay que concienciar a las personas mayores», añade.

«La gente cree una agresión solo es el daño físico pero no es así», cuenta Pablo de 22 años. «Durante las fiestas del orgullo LGTB estaba besando a un chico en la calle Pelayo de Chueca. Nos dimos la vuelta y teníamos a cinco hombres de unos 30 años rodeándonos y preguntándonos quién era el chico y la chica de los dos. Empezaron a insultarnos diciendo que no querían maricones por allí y no paraban de amenazarnos con que nos iban a pegar. Este tipo de cosas también hay que denunciarlas», dice.

Sociedad patriarcal

«Tenemos una conciencia muy patriarcal de la sociedad, todo lo que se sale del hombre macho es malo, es pecado, hay que rechazarlo y hay que marginarlo», dice Serrano. Uge Sangil asegura que los sectores de ultraderecha están formados por gente que tiene mucho dinero y mucho poder y cuyas voces se escuchan más. «En realidad sus argumentos en contra del colectivo LGTB se caen porque no tienen ningún tipo de peso», explica. «Por desgracia influyen negativamente en la ciudadanía y en el pensamiento del resto de las personas».