Florence inunda Carolina del Norte

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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El huracán deja al menos nueve muertos y cientos de personas atrapadas

16 sep 2018 . Actualizado a las 00:04 h.

Al menos nueve muertos y catastróficas inundaciones. Son las consecuencias del huracán Florence, que este viernes tocó tierra estadounidense a escasos kilómetros de la ciudad de Wilmington, en Carolina del Norte. Su entrada se produjo con rachas de viento de más de 160 kilómetros por hora, cifras que no se registraban en esta zona desde 1958. La fuerza del viento rompió ventanas y arrancó árboles de raíz y muchas calles permanecían bloqueadas por troncos. La caída de un árbol sobre una casa produjo las primeras víctimas mortales: una mujer y su hijo en Wilmington. El padre resultó herido.El problema de Florence, de categoría 1, sigue siendo su gran tamaño (casi tan grande como la península Ibérica) y su extrema lentitud, que provocará que durante todo el fin de semana el ciclón descargue cantidades históricas de lluvia a lo largo de su trayecto hacia Carolina del Sur. En un intento de que los estadounidenses entendiesen la gravedad de la situación, varios expertos meteorólogos explicaron que si todo el agua que lleva Florence (68.000 millones de metros cúbicos) se concentrasen de golpe en la isla de Manhattan, alcanzarían una altura que duplicaría la del edificio más alto de Nueva York, es decir, el One World Trade Center de 541 metros de alto.A pesar de que el Centro Nacional de Huracanes (NHC) estimó que el ciclón se debilitará «significativamente» en las próximas horas, las alertas siguen emitidas en gran parte del territorio de las Carolinas debido a las conocidas como flash flood (inundaciones repentinas) y que podrían convertir ríos o arroyos pequeños en enormes torrentes de agua, extremadamente peligrosos. Se producen tan rápido que las personas se quedan aisladas sin poder reaccionar.

Fue precisamente lo que ocurrió en la ciudad de New Bern (Carolina del Norte) donde más de 150 personas se quedaron atrapadas en sus hogares y en algunos casos en sus coches. La virulencia del agua fue tal que algunas familias se vieron obligadas a subir a los tejados de sus casas y pedir auxilio desde allí. «Vamos a rescataros. Vamos a llegar», escribió la Agencia Federal de Gestión de Emergencia (FEMA, por sus siglas en inglés).

Durante las primeras horas de la mañana de ayer, más de 600.000 personas se habían quedado sin electricidad.

«Estamos posicionando 7.000 soldados para responder desde el norte, sur, este y oeste, por tierra, mar y aire», anunció desde el Pentágono el general Terrence J. O’Shaughnessy, en constante comunicación con el presidente Donald Trump. «Increíble trabajo el que están haciendo nuestros servicios de emergencias ¡Gracias!», manifestó el neoyorquino en Twitter.

Un supertifón deja al menos 10 muertos en Filipinas

El feroz tifón ha dejado este sábado un rastro de devastación tras su paso por el norte de Filipinas, al menos una decena de muertos y múltiples desaparecidos a la espera de un recuento fiable de daños y más posibles víctimas, ya que las regiones que sufrieron su embate son áreas montañosas de difícil acceso.

Desde el gobierno nacional, el Centro de Reducción de Desastres (NDRRMC) ha confirmado la muerte de dos trabajadoras de emergencias a causa de deslizamientos de tierras provocados por fuertes inundaciones en la región norteña de Cordillera. Hay una posible tercera víctima de Mangkhut, ya que la policía encontró el cadáver de una niña de entre 9 y 12 años en el río Marikina, dentro del área metropolitana de Manila, pero aún están tratando de verificar si su muerte tiene que ver directamente con las inclemencias del tiempo provocadas por el tifón. En el balneario turístico de Baguio, que ha quedado completamente aislado porque los desprendimientos de tierra han invadido las carreteras de acceso, se han registrado al menos otras cinco muertes y cinco personas permanecen desaparecidas, ha informado a los medios locales el alcalde de la ciudad, Mauricio Domogan.

Árboles y postes de electricidad caídos, carreteras cortadas y precarias viviendas destruidas son las estampas que ha dejado el azote del tifón, el más poderoso de la temporada, en el norte de la isla de Luzón, en el extremo más septentrional de Filipinas. Solo en la provincia de Cagayan, por donde entró al país, Mangkhut ha destruido al menos 14.000 viviendas. Su gobernador, Manuel Mamba, ha hecho un llamamiento al gobierno nacional para el envío de fondos y ayuda humanitaria.

Tras tocar tierra en la localidad de Baggao, en la costa nororiental del país, Mangkhut arrastraba vientos de hasta 305 kilómetros por hora y lluvias torrenciales, provocando olas de hasta seis metros. En su trayectoria hacia el oeste, el tifón se ha ido debilitando ligeramente. Abandonó el territorio filipino alrededor de las 10.00 hora local con rumbo a Hong Kong con vientos sostenidos de 170 kilómetros por hora y rachas de 260.

MARK R. CRISTINO | efe

TED ALJIBE | afp

Se han evacuado a más de 100.000 personas, aunque los afectados ascienden a más de 5 millones de filipinos que viven en un radio de 125 kilómetros de la trayectoria de Mangkhut, según el Centro de Reducción de Desastres. En los próximos días todavía hay riesgo de fuertes inundaciones en el centro de Luzón, cuando llegue el agua acumulada por los ríos y embalses en las montañas del norte de la isla que recibieron las lluvias torrenciales que arrastró el tifón, el mayor que ha azotado Filipinas en un lustro. Según cálculos del Departamento de Agricultura, sus efectos pueden echar a perder 1,2 millones de hectáreas cultivadas con maíz y arroz.