La UE despacha con un portazo a May

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Christian Bruna | EFE

Los británicos tendrán un divorcio duro si no logran un acuerdo para mediados de octubre

21 sep 2018 . Actualizado a las 08:12 h.

«Las propuestas no son aceptables», dictaminó ayer el presidente francés, Emmanuel Macron, tras escuchar al detalle el plan de la primera ministra británica, Theresa May, para el brexit. El galo verbalizó lo que todos en la mesa del Consejo habían constatado: Londres sigue sin aceptar que la salida de la UE tiene un coste.

Quedan seis meses para que se consume el divorcio y el Gobierno británico sigue corriendo en círculos de forma desquiciada buscando una fórmula para convencer a los Veintisiete. La solución es tan sencilla como dolorosa para May y se llama «garantía», una cláusula que, a falta de una solución creíble, realista y eficaz, permita a Irlanda del Norte seguir alienada con la unión aduanera para evitar una frontera dura en Irlanda.

«No habrá acuerdo de salida sin una garantía jurídicamente vinculante. Aunque hay elementos positivos en el plan, el marco para la futura relación económica no es aceptable», zanjó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para poner el broche a la cumbre europea de Salzburgo. Consciente de que ya no queda tiempo, el polaco lanzó un ultimátum: Si el Reino Unido es incapaz de cerrar un acuerdo para mediados de octubre, pueden despedirse de la cumbre extraordinaria de noviembre porque no habrá nada que ratificar.

A May ya no le quedan más oportunidades para evitar que su país se precipite hacia un brexit duro. Para algunos, ese escenario solo era un espejismo hasta ahora. «Desafortunadamente en este punto no podemos excluir un no acuerdo. Depende de las dos partes», admitió Tusk. Macron negó haber abrazado una posición extremadamente dura con May, a la que recordó que «no es fácil dejar la UE, no sin un coste, no sin consecuencias». El galo culpó de la situación a los «mentirosos que predijeron soluciones fáciles» para engatusar a los británicos.

Desastre

Mientras llega «la hora de la verdad», como la bautizó el presidente español, Pedro Sánchez, la UE se prepara para el desastre. «El desacuerdo no es mi línea de trabajo, pero puede pasar y tenemos que estar preparados por lo que pueda acarrear», admitió el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. Bruselas analiza al detalle todos los riesgos potenciales: desde las perturbaciones del tráfico aéreo a las retenciones por accesos terrestres, paralización del tráfico marítimo, pérdidas millonarias para el comercio de bienes y servicios y restricciones de derechos para los ciudadanos que se encuentran a uno y otro lado del canal de la Mancha. «Nuestro ánimo es llegar a octubre con un acuerdo en los elementos esenciales del brexit: Irlanda, respetar el mercado interior, salvaguardar las cuatro libertades de circulación y lo que tiene que ver con la gobernanza del Tribunal de Justicia de la UE», resumió Sánchez, quien excluyó la posibilidad de un segundo referendo: «May fue muy clara al respecto, así que lo que tenemos que hacer es ser conscientes de que el tiempo se acaba».

No faltaron las voces que sugirieron a la premier convocar una nueva consulta para cerciorarse de que los británicos optan por el divorcio con conocimiento de causa. El maltés Joseph Muscat aseguró que el deseo es unánime. «La mayoría daríamos la bienvenida a la posibilidad de que los británicos, viendo lo que se ha negociado, se decidiesen de una vez por todas». El checo, Andrej Babis, fue más elocuente: «Resolvería el problema. Podría ser mejor hacer otro referendo. Puede que la gente haya cambiado de opinión». Y entre lamentos y deseos se elevó la voz del húngaro Viktor Orbán, quien no desaprovechó la ocasión para crear fisuras y acusar a otros socios de adoptar una postura punitiva e intransigente con el Reino Unido: «Hay algunos que los quieren castigar por irse».

Numerosos flecos abiertos sobre el peñón de Gibraltar

El horizonte se presenta sombrío para May. A la incapacidad de llegar a un acuerdo sobre la frontera irlandesa hay que añadir los retrasos que acumula la negociación con el Gobierno español sobre la aplicación del acuerdo en Gibraltar. El presidente Sánchez insistió ayer en que no se moverá ni un ápice de la posición del anterior Ejecutivo, pues «es una cuestión de Estado», explicó. Ni siquiera ha habido cambios en el equipo negociador, heredado del Gobierno de Rajoy.

A seis meses del divorcio, todavía no se han cerrado los capítulos más controvertidos: la fiscalidad en materia de competencia y tabaco, medio ambiente, cooperación judicial, derechos de los ciudadanos y el compromiso de las autoridades del Peñón en el desarrollo socioeconómico del Campo de Gibraltar. «Necesitamos encontrar un acuerdo que nos permita un período de transición. Nuestro ánimo es llegar a él en octubre. Es urgente cerrar todos los flecos con Gibraltar», advirtió ayer el líder socialista, quien podría vetar cualquier acuerdo si no está conforme con la solución diseñada para el Peñón.

Para España la negociación del brexit se ha convertido en una prioridad por sus grandes implicaciones. Afectará a medio millón de españoles que viven en el Reino Unido, a las denominaciones de origen de los productos, al transporte aéreo y a la colonia de británicos que residen en el país. «No es solo Gibraltar, son muchas cosas las que hay encima de la mesa», admitió Sánchez.

Los «tories» ya le buscan sucesor a su jefa

May no gana para disgustos. El mismo día que los todavía socios de la UE desbarataban su plan para el brexit, comprobaba que los diputados de su partido no solo le han puesto fecha de caducidad y prevén echarla del puente de mando tras el divorcio con Europa, sino que han puesto manos a la obra de encontrarle sucesor.

Da cuenta de la conjura The Daily Telegraph, periódico de cabecera tory que difundió ayer un documento que circula entre los parlamentarios, en el que se evalúan los posibles aspirantes a relevar a May al frente del partido y del Gobierno. El texto, que según el periódico fue elaborado inicialmente en abril y recuperado ahora, parte de la premisa de que el grupo parlamentario «invitará a la primera ministra a dimitir poco después de marzo de 2019», y concluye: «maniobren inmediatamente». Acto seguido, incluye una relación de 27 posibles candidatos, entre ministros y diputados, a los que se evalúa según sus cualidades para el cargo y posibilidades de éxito en unas primarias.

Boris Johnson es el «preferido de las casas de apuestas», pero se le considera un improbable sucesor porque «los favoritos nunca ganan». El ministro de Medioambiente, Michael Gove, anteriormente aliado de Johnson y hoy en el Gobierno de May, «está maniobrando» y podría ser «el futuro ministro de Economía», según este texto supuestamente elaborado por un diputado conservador.

El antiguo titular para la salida de la UE David Davis, que dimitió con Johnson en julio por desacuerdos con la jefa del Gobierno, «pretende que no le interesa el cargo pero lo está», si bien «no tendrá éxito» porque «es demasiado tarde». Según el documento, el ministro de Economía, Philip Hammond, que defendió permanecer en la UE en el referendo del 23 de junio de 2016, «cree que tiene oportunidades» pero «no tiene ni una», mientras que la excandidata Andrea Leadsom «es totalmente inadecuada».

El partidario del brexit y ministro de Comercio Internacional, Liam Fox, un veterano de la derecha del partido, «intentará prolongar su carrera en primera línea pero se está apagando», y el recién ascendido ministro de Salud, Matt Hancock, «es superambicioso».

El titular de Interior, Sajid Javid, «quiere el cargo» e intenta «recuperarse de su error» al apoyar la permanencia en el plebiscito. Del euroescéptico Jacob Rees-Mogg se dice que es el favorito de los militantes pero tiene menos opciones que otros dentro del grupo parlamentario. El actual ministro para la salida de la UE, Dominic Raab, «es un hábil orador» y «bien podría tener éxito», lo que lo situaría como uno de los recambios. Otro bien valorado es el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, que apoyó la permanencia en 2016 pero ha cobrado relevancia y es ahora «el caballo negro, acercándose» a la meta.