Salvini impone al Gobierno italiano su xenofobia con un decreto antimigrantes

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

ALESSANDRO BIANCHI | reuters

Restringe el asilo humanitario y los que cometan delitos serán expulsados de inmediato

25 sep 2018 . Actualizado a las 00:23 h.

Conseguir asilo humanitario será más difícil para los inmigrantes que a partir de ahora lleguen a Italia. El ministro del Interior y vicepresidente de Gobierno, el ultranacionalista Matteo Salvini, se ha salido con la suya y ha conseguido que el Consejo de Ministros dé luz verde por «unanimidad» al decreto de seguridad e inmigración que endurece la normativa para la acogida. La izquierda acusa al Movimiento 5 Estrellas de haberse vendido a la extrema derecha xenófoba.

Con el ya habitual acompañamiento de fotos, hashtag y comentarios triunfalistas en Twitter, el ministro festejó el anuncio hecho ayer por el primer ministro Giuseppe Conte: «Estoy feliz. Es un paso adelante para hacer Italia más segura. Para combatir con más fuerza mafiosos y traficantes, para reducir los costes de la inmigración exagerada, para expulsar más rápidamente delincuentes y falsos prófugos, para quitar la nacionalidad a los terroristas, para dar más poder a las fuerzas del orden. De las palabras a los hechos ¡yo sigo adelante!». Más cauto, Conte precisaba que «no echamos a nadie de Italia de hoy para mañana pero haremos más eficiente el sistema de repatriaciones». Con ese objetivo, Salvini apuntó que habrá que contratar más personal en la policía y para ellos será necesario «recortar la ayuda que se da a los emigrantes».

El decreto Salvini nace envuelto en polémica ya que modifica la normativa vigente sobre acogida de refugiados eliminando la protección humanitaria. «Continuaremos asegurando el sistema de protección pero evitando los abusos. En Italia ha habido una acogida indiscriminada y la normativa ha apoyado todo esto», dijo Conte. A partir de ahora la protección solo se dará a las víctimas de grave explotación laboral, trata de personas, violencia doméstica, desastres naturales, a aquellos que requieren atención médica urgente, y a personas que realizan «actos cívicos particularmente valiosos».

Estoy feliz. Es un paso adelante para hacer Italia más segura», tuiteó Matteo Salvini

Otro de los cambios introducidos es que serán expulsados de inmediato los considerados «un peligro social» o condenados en primer grado. Se duplica el período de detención (de 90 a 180 días) de un inmigrante irregular para dar al Estado más tiempo para completar el procedimiento de deportación. También se introducen nuevas medidas para la obtención de la nacionalidad italiana. En caso de una condena firme por terrorismo, se perderá dicha nacionalidad.

Los centros de acogida serán solo para aquellos que gocen de asilo y menores no acompañados. El xenófobo Salvini dijo que desde que él es ministro «hemos reducido a casi 20.000 unidades la presencia en este tipo de estructuras». Con el término «unidades» se refería a personas. La nueva normativa no toca el tema de los campos de rumanos de etnia gitana, pero el xenófobo dijo que el objetivo es «campos rom cero».

El decreto Salvini ha despertado dudas sobre su constitucionalidad no solo en la oposición sino también por parte de círculos cercanos al presidente del país, Sergio Mattarella. Algo que Conte se apresuró a acallar y aseguró que el decreto respeta los derechos fundamentales de las personas y las convenciones internacionales suscritas por Italia.

El Aquarius pide a Francia permiso para desembarcar a 58 inmigrantes

El buque de rescate Aquarius pidió ayer a Francia permiso para desembarcar en Marsella, de forma excepcional, a los 58 migrantes que llevan a bordo, después de que el domingo Panamá comunicara que retiraba su bandera del barco por presiones de Italia. «Es la única opción que tenemos» para que «el último buque» civil en la zona «continúe con su misión» de rescate, dijo el dirección de operaciones de SOS Méditerranée, Frédéric Penard, en una conferencia de prensa en París. El buque ya ha puesto rumbo al puerto francés.

Los 58 migrantes fueron rescatados en dos operaciones realizadas el pasado jueves y el domingo. Entre ellos hay siete familias libias que huyen de los cruentos combates que se libran en Trípoli. En total hay 17 mujeres, 18 menores y tres niños pequeños. Guardacostas libios interceptaron en 24 horas a 235 personas que trataban de alcanzar Europa en tres embarcaciones precarias, según dijo a Efe el coronel Ayub Kasem.