Elon Musk, forzado a dejar la presidencia de Tesla

M. Mora REDACCIÓN

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Noah Berger | REUTERS

Se compromete a pagar una multa de 20 millones de dólares

30 sep 2018 . Actualizado a las 22:26 h.

Los tuits los carga el diablo. Que se lo digan si no a Elon Musk. Muchos son los problemas que le ha traído al fundador de Tesla esa pulsión suya de tuitear lo primero que se le pasa por la cabeza sin pararse antes a pensar en las consecuencias. Pero esta vez tendrá que pagar por ello.

Todo empezó hace ahora casi dos meses, el 7 de agosto. Ese día, Musk, molesto con los vaivenes a los que estaba siendo sometida la cotización de la empresa en la bolsa -provocados, entre otras cosas, por sus meteduras de pata-, se despachó en la red social del pajarito anunciando que tenía la intención de sacar a la empresa del parqué. Incluso le puso precio a esa maniobra: 420 euros por acción. Eso significaba una prima del 20 % sobre el precio al que cotizaban los títulos del fabricante de coches eléctricos en aquel momento. Ni que decir tiene que los inversores se lanzaron en masa a comprar acciones de Tesla con la esperanza de revendérselas luego más caras a su fundador y embolsarse la diferencia. Hasta dijo tener el dinero para hacerlo, procedente de inversores saudíes. Pero hete aquí que Musk se echó atrás. Y «donde dije digo»... Pues bien, la autoridad bursátil estadounidense (SEC, de sus siglas en inglés), que no se anda con chiquitas, anunció el pasado jueves que había decidido demandar al gurú de Silicon Valley por confundir a los inversores difundiendo información falsa a través de Twitter.

Dos días después, Musk ya había pasado por el aro de la SEC y llegado a un acuerdo para enmendar sus errores. A saber: deja la presidencia de Tesla durante tres años, aunque conserva el puesto de consejero delegado, y tendrá que abonar una multa de 20 millones de dólares (unos 17 millones de euros). Otros 20 habrá de pagar la compañía por no controlar las rajadas del jefe. Además de pasar por caja, Tesla deberá adoptar medidas adicionales para supervisar las comunicaciones de Musk. La primera intención de la SEC era que dejase también el puesto de consejero delegado, pero para conseguirlo habría tenido que litigar en los tribunales. Musk sigue como primer ejecutivo, pero sometido a la vigilancia de un presidente y dos directores independientes.