La Iglesia chilena recuerda a los curas que no deben dormir con niños, ni tocar sus genitales, ni besarles en la boca

Carmen Sanmartín

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Ivan Alvarado | reuters

El Arzobispado de Santiago pide disculpas por un polémico manual de «orientaciones que fomentan el buen trato y la sana convivencia pastoral». El texto ya ha sido retirado

01 oct 2018 . Actualizado a las 20:21 h.

La Iglesia católica chilena atraviesa la peor crisis de su historia: la justicia mantiene abiertas 119 causas por casos de abusos cometidos o encubiertos por sus obispos y sacerdotes. 167 personas están siendo investigadas. Hay 178 víctimas cuantificadas; 79 de ellas, menores de edad cuando ocurrieron los hechos. Este mismo lunes, fuentes cercanas a la investigación avanzaron que, finalmente, el cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, declarará el miércoles acusado de mirar hacia otro lado, de callar, de fingir que nada sabía de lo que hace 16 años hacía el excanciller del Arzobispado Óscar Muñoz con cinco menores que aseguran haber sido víctimas de violaciones. Y en pleno lodazal, el requerido ante la fiscalía por encubrimiento acaba de retirar de circulación un documento, difundido el pasado jueves, que recogía una serie de instrucciones dirigidas a los sacerdotes para evitar conductas impropias, entre otras, «dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales o el pecho», o «recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes».

El Arzobispado de Santiago tardó solo un día en recapacitar y pedir disculpas por el polémico manual, ideado para ofrecer orientaciones de sana convivencia en estos tiempos convulsos que vive la jerarquía eclesiástica sudamericana. Así, sin caer -como ahora ha caído- en que determinados contenidos no resultaban adecuados, o podían prestarse a «interpretaciones incorrrectas», la Iglesia de Chile redactó un texto a modo de instrumento de trabajo con la idea de ser revisado y perfeccionado: «Estamos convencidos que la buena práctica de estas Orientaciones nos ayudará a generar ambientes que sean ejemplarmente sanos», firma Ezzati. ¿Y cuáles son esas formas inapropiadas de demostrar afecto  y cercanía que el Arzobispado insiste en recordar?

El documento insta a evitar cualquier expresión de afecto que el niño, niña, adolescente y personas vulnerables no acepten y rechacen, «abrazos demasiado apretados», «palmadas en los glúteos» y tocamientos en «el área de los genitales o el pecho». Considera también muestras de cariño improcedentes «recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes», «dar masajes», «luchar o realizar juegos que impliquen tocarse de manera inapropiada»,  «abrazar por detrás», «besar en la boca a los niños, niñas, adolescentes o personas vulnerables» o «utilizar el tacto solamente según lo apropiado o según lo permitido por la cultura local».

La propuesta recuerda además que «no se puede jamás mostrar, proveer o facilitar a niños, niñas y adolescentes el acceso a cualquier material sexual explícito o moralmente inapropiado»; que tampoco se les puede ofrecer alcohol, tabaco o drogas; que no se debe «participar en conversaciones o discusiones de orientación sexual sobre actividades sexuales, a menos que sean parte de una situación pastoral»; ni «publicar fotos de menores, adolescentes o personas vulnerables sin su aprobación y el permiso explícito y por escrito de un padre o tutor legal» y tampoco «tener una interacción uno-a-uno en un chat»

«Además, se prohíbe adquirir, poseer, distribuir, fabricar, transmitir, producir, tener o mantener imágenes, fotos, películas, ilustraciones, gráficos, parecidos, representaciones o descripciones pornográficas, a través de cualquier medio o tecnología, independientemente si es real o virtual e independientemente de la edad de la persona o personas que se muestran, retratan, simulan o representan», apunta el texto en otro de los apartados.