May exige a los suyos que cierren filas con ella sobre el «brexit»

rita A. tudela LONDRES / CORRESPONSAL

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May intentó desdramatizar la desafección que siente con ella su partido bailando al ritmo del grupo sueco Abba.
May intentó desdramatizar la desafección que siente con ella su partido bailando al ritmo del grupo sueco Abba. Stefan Rousseau

Clausura el congreso de los «tories» sin aclarar cómo piensa desbloquear las negociaciones con la UE este mes

04 oct 2018 . Actualizado a las 07:49 h.

Era el discurso más esperado y todos miraron a Theresa May con lupa para ver si repetía los errores del año pasado o si respondía a su exministro Boris Johnson. Pero la primera ministra decidió dar la impresión de que la presión combinada de los suyos, de la oposición laborista y de Bruselas no le está afectando. Entró al escenario animada bailando al ritmo de Dancing Queen, la canción del grupo Abba, y defendiendo, nada menos, que un «buen» brexit significará el fin de la austeridad.

May sorprendió incluso a su círculo más cercano, que no esperaba que se volvie a atrever a bailar frente a las cámaras tras protagonizar un vídeo de su reciente viaje a África que se hizo viral por la torpeza con que movía el cuerpo. Ya en el escenario y frente a la palabra «Oportunidad», explicó que, con una buena salida de la UE, la deuda del país continuará disminuyendo y mejorará la contribución a los servicios públicos. En su opinión, los británicos están pidiendo ver la luz al final del túnel, por lo que su mensaje para ellos fue la empatía. Prometió que después de hacer sacrificios «hay días mejores por delante».

May no mencionó al populista Johnson directamente, pero sí le dijo de buenas maneras que aquellos que quieren hacer el brexit una realidad «necesitan unirse ahora». Y advirtió que, si no lo hacen y van en direcciones diferentes en busca de visiones personales hacia el divorcio europeo perfecto, Londres corre el riesgo de acabar «sin ningún tipo de brexit».

Fue escasa la claridad que ofreció sobre la negociación con Bruselas aunque presentó una lista de objetivos que parecen incompatibles con la opinión reiterada por los dirigentes de la UE. May quiere comercio de bienes sin fricciones fronterizas, capacidad de firmar acuerdos comerciales con otros países, impedir que Irlanda del Norte «quede para todos los efectos como parte de la unión aduanera de la UE» al evitar más controles en la frontera. Pero afirma que «no hay un acuerdo simple de libre comercio que pueda lograr eso, incluso usando la más avanzada tecnología». Por supuesto, descartó un modelo como el noruego o el canadiense, porque romperían el país.  

Moción de confianza

Advirtió de que «estamos entrando en la fase más dura de la negociación. Ya vísteis en Salzburgo [cuando los líderes europeos rechazaron su propuesta] que defiendo a Reino Unido. Lo que proponemos es un gran reto para la UE. Pero, si seguimos juntos y nos mantenemos firmes, sé que podemos obtener un acuerdo», dijo para reclamar unidad.

Pese a su insistencia en la conveniencia de cerrar filas, no consiguió que acabasen las especulaciones sobre su liderazgo y el tiempo que le queda en Downing Street. Horas antes de que la premier cerrase la conferencia de Birmingham, el diputado brexiter James Duddridge presentó una cuestión de confianza contra ella ante el grupo parlamentario conservador. La líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Arlene Foster, que sostiene la mayoría conservadora en Westminster, ha elogiado esta semana en Birmingham la visión del brexit de Johnson y ha dicho que el Acuerdo de Viernes Santo «no es sacrosanto».

¿Qué es un congreso tory sin atacar al rival laborista? May atacó repetidamente a su líder, Jeremy Corbyn, a quien acusó de pretender aumentar los impuestos «más y más». Desde las filas laboristas, su presidente, Ian Lavery, le respondió que, mientras Reino Unido pide «un cambio real», todo lo que tiene que ofrecer May y su partido «son ideas estrechas y pequeños retoques para cubrir su falta de visión».

La Conferencia de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés), que criticó sus planes contra la inmigración el martes, le dio un balón de oxígeno y saludó su «respaldo a los negocios» instando a los parlamentarios a apoyar su plan del brexit para obtener un acuerdo final con Bruselas.