Casas activas, las viviendas del futuro

Mila Méndez Otero
mila méndez BRUSELAS / E. ESPECIAL

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Mila Méndez

España se enfrenta al reto de un parque inmobiliario poco saludable mientras los expertos piden leyes para renovarlo

08 oct 2018 . Actualizado a las 13:57 h.

La apariencia no es lo prioritario, tampoco en los edificios. Pasamos el 90 % de nuestro tiempo dentro de un espacio cerrado, bien en casa, bien en el trabajo. El aire que respiramos, si la habitación no está bien ventilada, puede ser más contaminante que el de la calle. Aún así, la estética y el ahorro se imponen cuando se compra o reforma un inmueble, y pasan factura. Al bolsillo y a la salud. «La eficiencia energética debe ser una prioridad, pero también el confort», apunta Fionn Stevenson, profesora de Diseño Sustentable en la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, y una de las ponentes del congreso celebrado en Bruselas donde se presentaron las claves de lo que deben ser las viviendas del futuro: las casas activas.

Hogares contaminantes

En el foro, organizado por el Grupo Velux y al que asistieron miembros de la Comisión Europea y representantes del sector de la arquitectura y de la construcción, también se publicaron los resultados del Barómetro de la Vivienda Saludable del 2018. En España, el 50 % de los edificios habitados se construyeron antes de 1979. Uno de cada dos tiene más de 40 años. «Cuanto más antiguas, tienen una mayor propensión a ser insalubres si no se reforman y, la tasa de rehabilitación es muy baja, en torno al 1 y al 2 %. Además, solo un 10 % de estos inmuebles cuentan con un certificado de rendimiento energético de clase A o B», detalla Ingrid Reumert, vicepresidenta de Comunicación de Velux.

Advierten de los riesgos de lo que llaman la «generación interior» y presupuestan en 295.000 millones de euros el coste de alcanzar un mejor estándar de vivienda en Europa. «La inversión compensa. En base a datos del Eurostat, se calcula que las viviendas insanas cuestan cada año 194.000 millones de euros a las arcas de la Unión Europea en costes directos e indirectos. Sería un ahorro para los sistemas nacionales de salud», añade Reumert. Es la búsqueda de una mayor calidad de vida lo que está impulsando la huida de las ciudades y el crecimiento exponencial de los extrarradios. España es el segundo país de la Europa comunitaria donde más han crecido. ¿Tienen por ello unos hogares más saludables?

Los edificios que vienen

«Lo que comprobamos es que no. Tienen una mayor exposición al frío, al calor y a la humedad», constata Reumert. «En ningún país del mundo existe una legislación que obligue a los constructores a rendir cuentas. Como sí hacemos con los coches, que deben pasar una revisión periódica donde se evalúa su salud, los inmuebles también deberían estar sometidos a un peritaje», defiende la profesora británica Fionn Stevenson.

Mientras los diseños más futuristas apuestan por jardines interiores y huertos en las azoteas, los expertos en vivienda reunidos en Bruselas anteponen la entrada de luz natural y cenital, así como de aire limpio, y el control mediante sensores de los niveles de humedad, temperatura y dióxido de carbono. «Necesitamos un mercado que demande y consuma casas saludables, pero también legislaciones que, desde arriba, impongan unos mínimos», expone Kolja Nielsen, CEO del despacho danés de arquitectos CEBRA, especializado en edificios activos. «La gente no entiende cómo funcionan sus casas, por eso no exige», admite la investigadora del campus inglés de Sheffield, Fionn Stevenson. «A quien hay que convencer es, además de a la política, a la industria», confesó John Sommer, de la constructora escandinava MT Hojgaard, una de las responsables del puente de Oresund, que une Dinamarca y Suecia.

Proyectos piloto

¿Un lujo al alcance de pocos? «Una remodelación que aporte más luz, menos condensación y, al mismo tiempo, hermetismo es una inversión asumible que permite ahorrar mucho», mantiene el arquitecto Kolja Nielsen. Para demostrarlo, Velux está llevando a cabo proyectos piloto en Europa, donde remodelan viviendas sociales. «Seguimos la evolución del bienestar de sus inquilinos. En una familia de Bruselas los problemas de asma de su hija se redujeron al eliminar las humedades de casa», cuenta Ingrid Reumert. «La transición energética comienza en casa», recordó Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea. Se calcula que cerca del 25 % de las emisiones contaminantes provienen de los edificios. Mejorar su estado responde, también, a las reivindicaciones del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. La Tierra es el primer hogar que cuidar.