Iglesias se alinea con ERC y demanda a Sánchez «gestos» con los secesionistas

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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Susanna Sáez | efe

«Deberían estar en libertad», afirma tras visitar en prisión a Oriol Junqueras

20 oct 2018 . Actualizado a las 09:29 h.

Toda la presión para Sánchez. Pablo Iglesias salió del centro penitenciario de Lledoners tras su encuentro de ayer con Oriol Junqueras con un mensaje muy claro: «Nosotros ya hemos hecho nuestro trabajo. Ahora le toca moverse al Gobierno. Le toca hacer gestos». En solo tres minutos, el secretario general de Podemos repitió hasta en cinco ocasiones estas palabras en las que insta al Ejecutivo a mover ficha.

Iglesias pareció sumarse así a las reclamaciones de ERC, que exige «un gesto» del Ejecutivo como un requisito indispensable antes de sentarse a negociar los Presupuestos, cuyos nueve votos en el Congreso resultan imprescindibles para su aprobación.

El portavoz de Esquerra en la Cámara Baja, Joan Tardà, una de las personas que estuvo presente en el encuentro entre Iglesias y Junqueras, volvió a ser muy claro sobre en qué consiste ese «gesto» del Gobierno que tanto demandan: «Instar a la Fiscalía a actuar». Es decir, que el Ejecutivo declare de forma pública y clara que es partidario de que el Ministerio Fiscal retire las acusaciones de rebelión, delito que puede conllevar hasta 30 años de cárcel, sobre los independentistas encausados. O lo que es lo mismo, que Sánchez presione al poder judicial para que la acusación de los cabecillas del desafío secesionista sea lo más ligera posible.

Desde el Gobierno repiten una y otra vez que respetan la separación de poderes y que les están exigiendo un imposible. Por eso Pedro Sánchez en principio no vio con malos ojos la visita de Pablo Iglesias de ayer al centro penitenciario de Lledoners, confiando en que ejerciese de intermediario y empezase a negociar el voto de ERC a sus cuentas. Pero la postura de Junqueras se mantiene firme. No hablarán de Presupuestos hasta que el Gobierno dé ese paso que tanto se le demanda desde el independentismo, una petición a la que en las últimas horas se ha sumado Pablo Iglesias: «Nosotros hemos hecho nuestro trabajo. Y ahora al Gobierno le toca negociar; y como Gobierno, se tienen que mover», repitió una y otra vez Iglesias a las puertas de Lledoners durante su breve y calculada intervención ante la prensa con la que envió una pelota envenenada al tejado de Pedro Sánchez.

La visita de Iglesias al centro penitenciario duró alrededor de cuatro horas. Las dos primeras las dedicó a entrevistarse con Junqueras, en donde departieron de cuestiones «económicas, sociales y políticas», campos en los que confirmaron que comparten muchas cosas. Iglesias aseguró que ambos se comprometieron a seguir viéndose y «avanzando», pero que todavía es «muy pronto» para hablar de un pacto de cara a los Presupuestos, aunque admitió que están «de acuerdo en lo fundamental».

«Deberían estar en libertad»

Tal y como estaba previsto, tras su encuentro con el vicepresidente de la Generalitat, Iglesias visitó al resto de líderes secesionistas internos: los exconsejeros Forn, Turull, Rull y Romeva, y los exdirigentes de las plataformas Òmnium y ANC, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, respectivamente. Para todos ellos solicitó su inmediata puesta en libertad: «Hoy he estado reunido con unos hombres que están presos por hacer política y que deberían estar en libertad. Eso sería justo para la democracia española», aseguró el principal aliado de Sánchez.

Desde el Gobierno se esforzaron ayer en aclarar que esta visita de Iglesias era en calidad de secretario general de Podemos, y que no se trataba de ningún emisario del Ejecutivo encargado de hacer trabajo sucio. Las explicaciones siguieron sin convencer a algunos dirigentes socialistas, como la presidenta andaluza, Susana Díaz, que remarcó que «nadie está legitimado para hablar en nombre del Gobierno», o su homólogo en Asturias, Javier Fernández, que pidió al Ejecutivo más «contundencia» en su desmarque de Iglesias para intentar despejar todas las «suspicacias».

El día en el que la cárcel de Lledoners se pareció al camarote de los Hermanos Marx

O la cola del pan el domingo al mediodía o el camarote de los Hermanos Marx, pero Lledoners parecía ayer cualquier cosa menos lo que en realidad es: una cárcel. Si bien es cierto que desde que el Gobierno aprobó su traslado a este centro penitenciario barcelonés, los políticos independentistas catalanes encausados disfrutan de un gran trato de favor respecto a otros reclusos, lo de ayer superó cualquier límite.

Solo en el turno de tarde, hasta dos decenas de personas desfilaron por esta prisión para despachar con el exvicepresidente de la Generalitat y máximo dirigente de ERC, Oriol Junqueras. La visita más esperada fue la de Pablo Iglesias, que acudió a su encuentro con el objetivo de negociar el voto a favor para los Presupuestos de los nueve diputados que esta formación tiene en el Congreso. Iglesias estuvo escoltado en todo momento por la portavoz de En Comú-Podem, Lucía Martín, y el teniente de alcalde de Barcelona y personas de máxima confianza de Colau, Jaume Asens. Por parte de Esquerra participaron en el encuentro el presidente de esta formación en el Parlamento catalán, Sergi Sabrià, y su portavoz en el Congreso de los diputados, Joan Tardà. También pisaron Lledoners en la tarde de ayer los dirigentes del PDECat Xavier Trias y Elsa Artadi, así como varios alcaldes independentistas y Camil Ros, secretario general del sindicato UGT.

Sin límite de tiempo

Pablo Iglesias llegó al centro penitenciario a las 15.50 y salió casi a las 20 horas, ya con la noche cerrada. Al ser considerado como una autoridad, su visita no tenía límite de tiempo.

La oposición califica el encuentro de «indecente» e «irresponsable»

Partido Popular y Ciudadanos cargaron ayer las tintas contra el Gobierno de Sánchez por avalar y permitir la visita de Iglesias como emisario para negociar los Presupuestos.

El líder del PP habla de una conducta «irresponsable» de un Gobierno que es «rehén de las peores compañías, de los partidos que quieren romper España». En Asturias, antes de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, Pablo Casado ofreció al Ejecutivo apoyos puntuales para aprobar los Presupuestos y responder al desafío soberanista, «para que en España haya una estabilidad». Casado afirma estar dispuesto a tender la mano a Sánchez con una oferta que si no es aceptada «es porque se debe a los intereses de los independentistas, los batasunos y Podemos. Por lo tanto, no podrán decir que somos desleales, sino todo lo contrario. Ellos -en referencia al PSOE- están siendo desleales a los intereses de los españoles».

También fue especialmente crítico el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que calificó de «humillación al pueblo español» que se trate de «repartir indultos a cambio de presupuestos» en un vis a vis, en referencia al encuentro entre Pablo Iglesias y Oriol Junqueras. Para Rivera, la visita del líder de Podemos al dirigente de Esquerra Republicana en la prisión de Lledoners resulta una «indecencia». «Vaya papelón el que tiene el señor Sánchez», argumentó Rivera, que «no puede aceptar una negociación como esta», por lo que instó al presidente del Gobierno a que «rectifique» para que el «constitucionalismo» vuelva a unirse.

Veto al Presupuesto

El PP utilizará su mayoría en el Senado para continuar con su ofensiva contra los Presupuestos. El Grupo Parlamentario Popular en el Senado llevará al pleno de la semana que viene una interpelación al Gobierno solicitándole que explique los beneficios del acuerdo al que Podemos y el Ejecutivo han llegado en materia presupuestaria para el 2019.

A juicio del portavoz popular en la Cámara Alta, Ignacio Cosidó, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno remitió a la Unión Europea «es inconstitucional» y avanzó que si llega en esos términos a la Cámara Alta -situación que puso en duda-, su grupo lo vetará.

En este sentido, explicó que para que haya una propuesta «primero se tiene que aprobar un techo de gasto» y reiteró que «el procedimiento es el que es» y que la Ley de Estabilidad fija en esos términos el proceso para su aprobación. Por este motivo, Cosidó puso en duda que la Mesa del Congreso admita a trámite el proyecto, y avanzó que cuando llegue al Senado lo estudiarán, y valorarán si recurrirlo al Constitucional.

La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, aprovechó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para criticar el comportamiento de Ciudadanos y del PP que «no están representando a la mayoría» de las fuerzas políticas en la Cámara Baja.