La debacle electoral de los dos partidos mayoritarios en Hesse amenaza a Merkel

maría prieto WIESBADEN (ALEMANIA) / DPA

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El candidato del partido de Merkel (CSU), Volker Bouffier, en Hesse
El candidato del partido de Merkel (CSU), Volker Bouffier, en Hesse THOMAS KIENZLE | afp

La CDU pierde la mayoría y el SPD, que se hunde, amenaza con dejar el Gobierno federal

28 oct 2018 . Actualizado a las 23:43 h.

¿Se romperá de forma prematura la alianza de Gobierno en Berlín? El eco de esta pregunta se dejó sentir ayer en toda Alemania después de que los conservadores de la canciller Angela Merkel y su socio menor, el Partido Socialdemócrata (SPD), sufriesen un duro castigo en los comicios regionales de Hesse. La debacle electoral vivida por los dos grandes partidos en este estado federado del oeste del país, que otrora apenas tendría repercusión más allá de las fronteras del land, se ha convertido en una especie de terremoto que amenaza con precipitar los tiempos políticos y sacudir los cimientos de la torre de marfil de Angela Merkel. Los resultados de los comicios, que hunden a la Unión Cristianodemócrata de la canciller y al SPD a niveles mínimos, se interpretan como una expresión del descontento de la población con la llamada «gran coalición», que llega cuando solo han transcurrido siete meses de que Merkel lograra formar Gobierno con los socialdemócratas tras arduas negociaciones.

La mandataria germana se ve así obligada a digerir un segundo revés que, aunque no llegue a costarle la presidencia de la región occidental que viene ostentando ininterrumpidamente desde 1999, podría tener efectos devastadores en el Gobierno de coalición en Berlín. «La situación no es aceptable y esperamos que el bloque conservador [de Merkel] solucione sus conflictos [...] para que el trabajo del Ejecutivo no se vea lastrado», amenazó la líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Andrea Nahles.

En Hesse, pese a mantenerse como el partido más votado, los apoyos a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel cayeron a su valor más bajo desde 1966, situándose en el 27,9 %, lejos del 38,3 % de las últimas elecciones. La secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, lamentó la «dolorosa» pérdida de votos sufrida, pero felicitó al candidato de la formación conservadora y fiel escudero de Angela Merkel, Volker Bouffier.

Junto a la CDU, el otro gran perdedor de la jornada fue el Partido Socialdemócrata (SPD), socio menor del Gobierno de coalición de Merkel en Berlín, que obtuvo su peor resultado histórico con un 19,9 % de los votos, aunque se mantendría in extremis como segunda fuerza política en la región.

«Es un mal resultado», admitió el secretario general del SPD, Lars Klingbeil. «En un día como este debemos reconocer que la CDU y el SPD, los partidos que sustentan el Gobierno, han perdido y esto es una señal de que las cosas deben hacerse de otra manera, y por lo tanto en los próximos días habrá intensos debates», agregó.

Mientras, la formación populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) volvió a capitalizar el descontento de los alemanes con la política migratoria de Berlín, que ha llevado al país a acoger cerca de 1,5 millones de refugiados desde el 2015. El partido de tintes xenófobos e islamófobos, que desde septiembre del año pasado se sienta como tercera fuerza en el Parlamento en Berlín, logró entrar ayer en la única de las 16 Cámaras regionales que le faltaba por conquistar.

La euforia se dejó sentir también en la sede de Los Verdes, una formación que, tal y como aventuraban los sondeos, se erigió como la sensación de estos comicios regionales, al adjudicarse un 19,5 % de los votos.

Merkel, que en los últimos siete mese ha solventado in extremis dos crisis profundas que amenazaban con hacer añicos su Gobierno, enfrenta ahora una prueba de fuego que se aventura como la definitiva.