El cartel del Chapo busca reforzarse en EE.UU. a la sombra del juicio

HÉCTOR ESTEPA MONTEVIDEO / E. LA VOZ

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Jane Rosenberg | efe

El clan de Sinaloa tiene una estrategia de pacto con el de Jalisco para hacerse con el control del negocio

19 nov 2018 . Actualizado a las 07:43 h.

Secretismo férreo. Un dispositivo de seguridad de película. Nueva York blindada. El puente de Brooklyn cortado dos veces al día. Un jurado protegido por agentes armados las 24 horas... Así ha comenzado en la Gran Manzana el juicio del mexicano Joaquín Guzmán, alias el Chapo, el líder del cartel de Sinaloa y uno de los mayores narcotraficantes de todos los tiempos.

Las primeras jornadas del proceso en su contra han dejado un reguero de relatos macabros de asesinatos, torturas y guerra contra el Estado y otros carteles. Pero el grupo de abogados que defiende al Chapo ha basado su estrategia en reducir el perfil criminal del narcotraficante.

Jeffrey Lichtman, uno de los letrados de la parte del Chapo, presentó a Ismael el Mayo Zambada, otro narcotraficante, como el verdadero líder del cartel de Sinaloa, argumentando que el papel del Chapo fue exagerado precisamente para proteger a dicho individuo, que lleva más de 40 años en el violento negocio de las drogas y aún no ha sido apresado por las autoridades.

«Zambada tiene un liderazgo moral, si es que se puede hablar en esos términos -explica Juan Carlos Ayala, experto en seguridad de la Universidad Autónoma de Sinaloa-. Ha conseguido sobrevivir a su detención desde hace décadas con una inteligencia natural, propia de quienes en la vida campesina han tenido que sortear las amenazas de la naturaleza, de los propios vecinos y de los militares».

«Pero de ahí a que sea él el único mando hay mucha distancia, y nada más alejado de la verdad», indica Ayala, quien tiene claro que el verdadero poder del cartel de Sinaloa se debe a una estructura de mando colectivo entre varias personas, como Nacho Coronel, Juan Esparragoza, el Azul, y el Chapo Guzmán, entre otros muchos». Lo que saben los expertos es que, después de la detención y extradición del Chapo a Estados Unidos hace dos años, se produjo una lucha por el liderazgo del cartel de Sinaloa. Zambada y los hijos de Joaquín Guzmán acabaron ganando la batalla, pero la organización se vio fragmentada por las tensiones.

«Actualmente el cartel de Sinaloa está muy debilitado, tanto en su estructura de poder como en su estructura económica y su dominio geográfico», comenta Ayala.

Con todo, la más reciente evaluación de amenazas nacionales por narcóticos de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) señala que el clan de narcotraficantes sinaloense «mantiene el mayor dominio en EE. UU.», a pesar de que su gran rival, el cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), «se ha expandido significativamente en los últimos años».

Ganarle al grupo de Jalisco

Los expertos de la DEA creen que el cartel de Sinaloa no solo no está acabado, sino que guarda un as bajo la manga para ganar terreno al de Jalisco. Ese violentísimo grupo está liderado por Nemesio Oseguera, el Mencho, uno de los hombres más buscados en la actualidad por las autoridades norteamericanas.

Pero el Mencho podría estar disputándole el poder del cartel de Jalisco a Carlos Enrique Sánchez, el Cholo, su antiguo brazo derecho, que ahora puede estar recibiendo la ayuda de la gente de Sinaloa, en forma tanto de dinero como de sicarios, para ganar el control de la organización.

De esa opinión es Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA, quien cree que esta es la situación actual del narco mexicano, según declaró esta misma semana a la agencia AFP.

En caso de que saliese victorioso el Cholo, los expertos vaticinan un pacto entre el cartel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa.

Aunque Ayala, en cambio, no ve posible que la gente de este último se pueda recuperar fácilmente. «Lo único que puede ayudar al cartel de Sinaloa sería una reagrupación inteligente de sus miembros, lo cual veo difícil a corto plazo, máxime cuando no sabemos las consecuencias de las declaraciones y acusaciones que están haciendo los testigos protegidos y familiares de Zambada, en unos casos contra Guzmán, y en otros contra el Gobierno mexicano».

Ayala cree que podría haber una vendetta, cuyo resultado sería un recrudecimiento de la violencia que ya está desangrando México.