Iglesias empuja al adelanto electoral y Sánchez le responde que faltan meses

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Da por roto el acuerdo con el Gobierno y convoca las primarias para elegir candidato

24 nov 2018 . Actualizado a las 00:23 h.

Podemos sorprendió este viernes con la convocatoria de primarias antes de Navidad bajo el pretexto de organizarse para unas elecciones generales que, intuyen, están muy próximas. Hasta el momento nadie ha oficializado su intención de presentarse al proceso, pero parece muy difícil que alguien ose desafiar a Pablo Iglesias cuando el partido todavía se lame las heridas de Vistalegre II. Como mucho, una candidatura de paja para revestir el proceso como más abierto y que se acabe integrando en la lista dominada por Iglesias. Con Errejón relegado a la política autonómica, parece que nadie dispone de la capacidad de aguantarle el pulso al secretario general. Además de un movimiento para reforzar todavía más su posición interna, la convocatoria de primarias también tiene el cometido de presionar a Pedro Sánchez. Especialmente tras haber dado por rota la mayoría parlamentaria que le concedió la presidencia, como deslegitimando su cargo.

En Podemos creen o intentan hacer creer que los días de Pedro Sánchez en la Moncloa están contados, pero el presidente del Gobierno enfrió este viernes el asunto desde La Habana, en donde estaba de viaje oficial. «Faltan varios meses para eso», comentó. «Una cosa son las dinámicas de los partidos y otra las de los Gobiernos. Yo respeto los procesos internos, pero a Iglesias le digo que se puede tomar su tiempo». Sánchez mandó un mensaje muy claro al secretario general de Podemos: no dejará que nadie le marque el ritmo.

El jefe del Ejecutivo esconde sus cartas sobre una hipotética convocatoria electoral, aunque no dejan de sonar posibles opciones: a principios del 2019, solapándolas entre la resaca andaluza y las municipales, autonómicas y europeas de mayo; hacerlas coincidir con estas en un superdomingo que rechazan los barones socialistas, pero que no descartó el ministro Ábalos; o irse al otoño. La respuesta solo la conoce el presidente. Su aspiración de estirar al máximo la legislatura se antoja cada vez más complicada, especialmente cuando su principal socio parlamentario solo atisba nubes en el horizonte que le empujan a anunciar que España se encamina a unas generales. Y que serán más temprano que tarde. Así lo expuso este viernes Iglesias ante la cúpula de su partido. Cada vez más consciente de que Sánchez será incapaz de articular una mayoría para los Presupuestos, pidió a los suyos un ejercicio de «realismo», encomendándoles la tarea de trazar la estrategia para dos escenarios: el que considera más probable, con dicho adelanto electoral, o el más remoto, pero que tampoco descartó, con un Sánchez aferrado al poder y gobernando a golpe de decreto ley.

Gobernar a golpe de decretazo

En la línea de todas sus apariciones de esta semana, Iglesias envió un mensaje al jefe del Ejecutivo de que no cuente con él como aliado en este segundo escenario: «¿Se puede gobernar por decreto? No», sentenció.

A la hora de repartir las culpas del fracaso de las negociaciones con los Presupuestos, Iglesias fue incisivo con el Gobierno, debido a su «incapacidad y a su falta de voluntad». También asignó una parte para los independentistas, a los que afeó no haber dispuesto de la mejor actitud en aras de alcanzar un acuerdo. Incluso hizo una mención expresa a la figura de Gabriel Rufián, portavoz adjunto de ERC y alborotador habitual en el Congreso: «Creo que no miento si digo que el estilo parlamentario rufianista no sea en estos momentos la táctica más sensata, y sospecho que esto lo piensan muchos independentistas aunque mantengan prietas las filas», comentó.

En Podemos ya renuncian a los Presupuestos, pero en el Gobierno todavía se resisten. Su portavoz, Isabel Celaá, garantizó este viernes que continúan trabajando en ello: «Todavía hay tiempo», dijo.

Podemos recuerda a Carmena que sin ellos nunca hubiese logrado la alcaldía de Madrid

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se refirió ayer al cisma que tiene abierto su partido en Madrid con la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, tras la decisión de esta de llevar en su lista electoral a varios concejales de la formación morada sin la necesidad de que sean elegidos en un proceso de primarias y que amenaza con no integrar en su plataforma Más Madrid al ex-JEMAD Julio Rodríguez, máximo dirigente de la formación morada en la capital. Iglesias le recordó a Carmena que, de no haber sido por Podemos, jamás se hubiese hecho con el bastón de mando en el 2015, y le exigió que integre en su lista a todas las formaciones políticas que por entonces la auparon a Cibeles. «Si no hubiéramos propuesto a Manuela, no hubiera sido alcaldesa. Tiene que haber acuerdo entre todas las piezas para que ese puzle tenga toda la fuerza para ganar», comentó en los micrófonos de la Ser.

Iglesias garantizó que no ve con malos ojos que Carmena intente renovar su mandato a través de una plataforma, pero sí insistió en que en ella deben estar representados Podemos, Izquierda Unida, Equo y otras figuras independientes que la apoyaron en su día. «No se puede dejar fuera ninguna pieza», comentó. «Todos tendremos que ceder y dialogar, al final gobernar en Madrid y seguir haciéndolo bien está por encima del partido de Carmena, de Podemos, de IU y de Equo», añadió.

El lugar de Julio Rodríguez

Uno de los puntos de mayor tensión en las negociaciones entre Carmena e Iglesias está en el puesto que debe ocupar Julio Rodríguez en la papeleta de Más Madrid, a quien el secretario general de Podemos trataba de ubicar en la segunda plaza, por tratarse de la persona de su máxima confianza dentro del partido en el ámbito municipal.

Ayer trató de restarle importancia a este asunto. «Es lo de menos si es el número dos, tres, cuatro o cinco. Lo fundamental es que ganemos las elecciones y Manuela sea alcaldesa, y en eso vamos a ser generosos como siempre lo hemos sido», garantizó.

Iglesias volvió a lamentar la imagen de desunión que está trasladando su partido y llamó la atención de los que airean los trapos sucios fuera de casa: «Toca trabajar, con algo más de discreción que lo que hemos hasta ahora, y toca montar una candidatura en la que estemos todos».

Celaá culpa a PP, a C’s y a Rufián de la crispación, pero salva a ERC

f. b.

Como suele ser habitual en las ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros de cada viernes, el Gobierno inició ayer su comparecencia ante los medios de comunicación haciendo un repaso de la semana. Como no podía ser de otra manera, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, dedicó un capítulo de su intervención a la trifulca vivida este miércoles en el Congreso, que concluyó con la expulsión de Rufián y entre acusaciones cruzadas de mentiras y escupitajos. La ministra portavoz se refirió a esta polémica como un «espectáculo bochornoso», y aprovechó para hacer un llamamiento a «la necesidad de hacer un esfuerzo para calmar el ambiente político».

Sin embargo, sorprendió cuando señaló a PP y a Ciudadanos como los partidos que están «abonando» este ambiente de «crispación» y se cuidó mucho de no incluir en ese lote a Esquerra, limitando sus críticas a su portavoz adjunto en el Congreso, Gabriel Rufián.

Se da la circunstancia de que los nueve votos de los independentistas catalanes resultan fundamentales para que el Gobierno logre aprobar sus Presupuestos, un asunto que no pasó desapercibido en las fuerzas de la oposición, que el jueves denunciaron la condescendencia del presidente, Pedro Sánchez, hacia ellos de cara a seguir instalado en el poder.

La denuncia de Borrell, en duda

No suele ser extraño que la ministra portavoz acabe enredada en el turno de preguntas. Ayer le volvió a suceder, o eso pareció, cuando puso en duda la versión del titular de Exteriores, Josep Borrell, quien este miércoles denunció en el pleno que había sido objeto de un escupitajo por parte de un diputado de ERC cuando este abandonaba el hemiciclo. «Yo no sé si este señor escupió o tuvo amago de escupir, porque estaba de espaldas», dijo Celaá. Posteriormente, le preguntaron si estaba dudando de la versión de Borrell y, aunque trató de aclarar que no, lo cierto es que siguió desprendiendo dudas sobre el testimonio de su compañero.

El presidente del PP, Pablo Casado, comentó recientemente que a este Gobierno de Pedro Sánchez «le escupen porque no son fiables, ni siquiera para sus socios». Celaá se refirió ayer a estas palabras del dirigente popular como «una ofensa inmerecida y que no abona la petición de la presidenta de la Cámara [su compañera en el PP Ana Pastor] de que se evite la crispación. En todos estos temas echamos de menos una política de Estado», reclamó la ministra.