Rivera exige el liderazgo del cambio en Andalucía frente a un PP en decadencia

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

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Daniel Pérez | EFE

Casado reclama al votante conservador que no haga experimentos con Vox

26 nov 2018 . Actualizado a las 07:55 h.

Con Susana Díaz como ganadora cantada de las elecciones, pero sin mayoría suficiente para gobernar, los partidos ponen ya el foco en las cuentas que habrá que hacer a partir del próximo domingo, e incluso en las que podrían tener que aplicarse tras las elecciones generales, Y buscan argumentos a su favor. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que ayer celebró en Málaga el acto central de la campaña del partido naranja, tiene su interpretación particular. Sabedor de que aunque su partido y el PP queden en un margen de votos y escaños muy estrecho lo más probable es que Ciudadanos mejore su representación y el PP empeore sus resultados, aseguró que «no puede gobernar quien cada vez tiene menos apoyos», sino quien «sigue creciendo» en referencia a un posible pacto futuro entre ambas formaciones.

«¿Qué sentido tendría que gobernara un partido que cada vez tiene menos apoyos? Tiene sentido que gobierne un partido que cada vez tiene más apoyo», insistió, para añadir que «el cambio debe encabezarlo quien está creciendo y no uno que se descomponga». Pese a la euforia que se vive en su partido por las buenas expectativas, las elecciones llegan en un momento complicado para Rivera, al que en este momento no le conviene el papel de árbitro que le puede tocar jugar. Si el resultado se acerca al que indican las encuestas, deberá elegir entre incumplir su palabra y apoyar la presidencia de Susana Díaz o permitir que los socialistas formen Gobierno con Adelante Andalucía, la marca de Podemos en esta comunidad. Y ninguno de los dos escenarios es cómodo para Ciudadanos a pocos meses de los comicios autonómicos, municipales y europeos, y quién sabe si también generales.

«Parar los pies a Sánchez»

«En las próximas elecciones tenemos que parar los pies a Sánchez», señaló ayer Rivera, presentando otra vez las andaluzas como un ensayo de las elecciones al Congreso. «Votar a Ciudadanos es el primer paso para echar a Sánchez de la Moncloa», remachó el líder naranja, que insiste en sacar esta campaña del ámbito estrictamente andaluz y en prevenir que lo que suceda en esta autonomía puede repetirse a nivel nacional. «Evitemos que los populistas que ponen en jaque las instituciones y suben impuestos lleguen al Gobierno andaluz. Si no os gusta que escupan a España, coged la papeleta naranja», proclamó Rivera.

Frente a esa idea de que los que suben deben prevalecer sobre los que pierden apoyo, el líder del PP, Pablo Casado, reclamó a todos los andaluces de centroderecha que estén pensando en votar a «otros partidos», en referencia a Ciudadanos, pero también a Vox, que según los sondeos podría obtener varios escaños, que no hagan «experimentos» y apuesten por el PP, ya que la división del voto en este sector del electorado puede beneficiar a opciones como Adelante Andalucía por la aritmética de la asignación de escaños. El PP sabe ya que tiene que luchar en todos los frentes. Y por eso Casado apeló ayer al voto de los socialistas «avergonzados» por los pactos de Sánchez con los independentistas, al votante de centro y también al de la derecha con un discurso más radical. «Aquí tienen su casa», les dijo a quienes piensan en votar a Vox, sin nombrar a esta formación, precisando que el PP es un partido «moderado» pero también «patriota» que ha demostrado ya que «sabe gestionar» y antepone siempre los intereses de España.

Díaz aprovecha la división de la derecha y acusa a Casado de «blanquear» las políticas «xenófobas y machistas» de Vox

G. B.

Acostumbrado a tener siempre al PP como único oponente en la derecha andaluza, la fragmentación del voto conservador que auguran las encuestas, y en especial la irrupción de una formación con un discurso de derecha radical como Vox es un granero de argumentos para la presidenta de la Junta, Susana Díaz, quien incide en abrir la herida del rival por ese frente. Ayer, la candidata socialista acusó a la derecha «asalvajada y asilvestrada» del PP, que a su juicio representa Pablo Casado, de blanquear las posiciones «xenófobas y machistas» que según dijo encarna Vox. Frente a esas derechas en las que incluye al PP y al partido de Santiago Abascal como si fueran un mismo bloque, aseguró que solo el PSOE es capaz de frenar ese tipo de actitudes. «Pablo Casado y la derecha asilvestrada y asalvajada están blanqueando a la extrema derecha», insistió Díaz, que contrapuso esos posicionamientos ideológicos radicales a la «izquierda responsable» que representan los socialistas. Denunció el empeño de Casado, pero también del líder de Podemos, Pablo Iglesias, en presentar estos comicios como una primera vuelta para las generales. A ambos acusó de hacer campaña en Andalucía para luego marcharse y de ser «turistas residentes que ni nos conocen ni nos aprecian».

Ese discurso no encaja sin embargo con el de la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, muy distanciada de Iglesias y con un mensaje en clave muy andaluza. Al igual que Díaz, Rodríguez arremetió también ayer contra el discurso «xenófobo» de Pablo Casado, sobre el que dijo que es «el primero que tiene que aprender costumbres locales». «Que no venga a Andalucía a plantar odio y xenofobia porque no somos un pueblo racista ni xenófobo», señaló Rodríguez respecto a las declaraciones del líder del PP el pasado sábado, en las que advirtió de que los inmigrantes que vienen a España «a disfrutar de las ayudas sociales sin respetar nuestras costumbres y nuestra ley se han equivocado de país».