Casado refuerza su liderazgo en el PP y acalla las dudas sobre su estrategia

Francisco Balado Fontenla
f. balado MADRID / LA VOZ

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ANGEL DIAZ | EFE

«La inercia al alza de Ciudadanos y Vox no viene de ahora, la hemos cortado», presume

04 dic 2018 . Actualizado a las 08:04 h.

Hacía años que el cuartel general del PP, el 13 de la famosa calle Génova, no acogía una fiesta como la que se vivió el domingo por la noche tan pronto como se conocieron los resultados de las elecciones andaluzas. Cedieron siete escaños respecto a las pasadas, algo con lo que ya contaban, incluso con alguno más, pero había motivos para celebrar. Cumplieron con su principal objetivo, que no era otro que quedar por delante de Ciudadanos para defender su posición hegemónica en el centroderecha y, por si fuera poco, los astros se alinearon para que saliese la carambola soñada: la derecha suma suficientes diputados para que ellos lideren el cambio. Según las encuestas internas que manejaba el partido, solo había un 5 % de posibilidades de que esto sucediese.

Con una sonrisa de oreja a oreja y unas ojeras que delataban haber descansado muy poco, Pablo Casado compareció ayer ante los medios a la conclusión del comité ejecutivo del PP, que reunió a todos los pesos pesados del partido. El dirigente popular al fin pudo presumir ante los barones de su primer gran trofeo de caza. Muchos presentaban ciertas dudas acerca de si su joven presidente no estaría arriesgando demasiado al involucrarse de una forma tan exagerada en las elecciones andaluzas, multiplicándose en mítines, paseos, entrevistas y demás actos de campaña que le obligaron a recurrir a la cortisona para que su garganta soportara los dos últimos días. «Es la nueva política, hay que arrimarse al toro», exponía ayer un exultante presidente popular, totalmente reforzado como líder del partido tras una campaña en la que se lo jugó a todo o nada, porque un sorpasso de la formación de Rivera hubiese significado una cornada crítica para su futuro.

Ciudadanos sube 12 diputados y el PP cede siete, pero Casado defiende que «esta inercia tan al alza de Ciudadanos y Vox no es de ahora», y que lo que ha conseguido su equipo ha sido «cortarla por lo sano». En los barones, además de las dudas por su sobreexposición en campaña, también existía cierta desconfianza sobre si su mensaje no se había derechizado más allá de lo conveniente. Fuentes cercanas a la dirección relataron que varios de estos dirigentes territoriales se acercaron ayer para reconocerle al líder su acierto a la hora de enfocar la caravana: «Si no llegas a tener este discurso, cuántos más hubiera sacado Vox», adjudicó un dudoso.

Sin miedo a pactar con Vox

La irrupción de la formación de ultraderecha con doce escaños fue uno de los temas en el comité ejecutivo. Existe cierta preocupación por la necesidad de pactar con ellos, al menos, en la investidura que intentará Moreno Bonilla. Casado no tiene miedo al qué dirán por su más que posible alianza con Vox, a los que sitúa lejos de los ultras alemanes del AfD, de Le Pen (Francia) o Salvini (Italia). «No tienen nada que ver», aseguraba ayer tras una intensa intervención en la que, eufórico, volvió a exigir a Pedro Sánchez una inmediata convocatoria de elecciones generales: «Su aventura patrocinada por los enemigos de España ha concluido».

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, encontró una explicación a este fenómeno en la debilidad parlamentaria de Sánchez: «Nos hubiese ido mucho mejor dejando que gobernase Rajoy. Pactar con la izquierda extrema ha dado alas a Vox, que es producto de un Gobierno sometido a lo que digan los independentistas catalanes, y un producto del disparate de la moción de censura», expuso el jefe del Ejecutivo gallego.