«Aburre usted a las cabras, señor Iglesias»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID

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El secretario general de Podemos comparece en el Senado por la supuesta financiación ilegal de su partido

13 dic 2018 . Actualizado a las 16:18 h.

Fue la reedición de esa vieja pinza que denunciaba el PSOE en las últimas elecciones generales. El PP se encuentra cómodo cargando contra Podemos, y Podemos se encuentra cómodo cargando contra los populares. En poco más que esto se convirtió la comparecencia de este jueves en el Senado por parte del secretario general de la formación morada, Pablo Iglesias, bajo el marco de la Comisión de Investigación de financiación de partidos. La bienvenida del senador del PP Luis Aznar, encargado de dirigir el interrogatorio, ya fue toda una declaración de intenciones:

«Gracias por venir. Supongo que entrar desde Galapagar (la urbanización del extrarradio en la que adquirió el polémico chalet), lloviendo y con los problemas de tráfico generados por Carmena, habrá supuesto un doble esfuerzo».

Pero Iglesias no se arrugó, y aprovechó todas y cada una de las embestidas para contragolpear. Ya desde su primera intervención, en la que manifestó que era innecesario «desacreditar» una comisión sostenida solo por un partido «y sus coaliciones» (UPN y Foro Asturias también la apoyaron desde el Grupo Mixto), porque, a su modo de ver, «ya está desacreditada», reduciéndola a «un ventilador de tinta de calamar», especialmente cuando el PP es «el partido político con más presos de la historia de la democracia» y penado en los tribunales «por financiación ilegal», criticó.

Aznar ha insistido en preguntar sobre la relación de Iglesias con Venezuela e Iglesias ha insistido en limitarse a hablar de Podemos. «Nadie ha sido capaz de transformar las acusaciones que se han hecho sobre nosotros que han sido ingentes, en una resolución judicial», ha sostenido el líder de la formación morada. «Aburre usted a las cabras», le ha espetado Aznar. «Tengan paciencia», le ha replicado Iglesias.

El enredo a lo largo de toda la mañana fue mayúsculo. El PP buscaba un formato ágil, de pregunta y respuesta corta, mientras el compareciente alargaba y estiraba como un chicle todas sus intervenciones con la lectura de fragmentos de autos sobre el caso, archivado por la Justicia.

Entre medias, Iglesias sacaba a colación un mensaje de Whatsapp del portavoz popular en el Congreso, Ignacio Cosidó, en el que informaba a sus compañeros en la Cámara Alta que el reparto pactado con el PSOE para el CGPJ era beneficioso. Aznar le aconsejaba que no mencionara este sistema de mensajería, rescatando el polémico texto en el supuestamente Iglesias mostraba sus deseos de «azotar hasta que sangrase» a una presentadora de televisión.

Respecto a este mensaje, Iglesias entonó el mea culpa: «Siento mucha vergüenza de haber hecho en un mensaje privado una broma machista imperdonable. A veces he hecho comentarios que cuando lees después dices: 'es impresentable'. Ahí lo que uno puede hacer es pedir disculpas y decir: Lo siento mucho y esto lo hice mal».

Iglesias también mostró su arrepentimiento por algunas opiniones políticas que ha manifestado en el pasado. «He podido decir cosas y opiniones políticas que ahora no comparto», dijo, en relación al régimen bolivariano de Venezuela, país que admitió que atravesaba en la actualidad por una situación «nefasta».