Quinto fin de semana de protestas de los chalecos amarillos: más de 80 detenidos y un nuevo muerto

La Voz

ACTUALIDAD

Los fallecidos desde el inicio de las movilizaciones ascienden a siete con el fallecimiento de un conductor que estrelló su vehículo contra un camión detenido por un retén de los manifestantes levantado en la localidad belga de Erquelinnes, en la frontera con Francia

15 dic 2018 . Actualizado a las 17:13 h.

Al menos 85 personas han sido detenidas durante las primeras horas del «Acto V», quinto fin  de semana consecutivo de protestas de los chalecos amarillos en París y otros puntos de Francia, recuentan fuentes de Europa Press. Además, una persona ha fallecido este sábado, convirtiéndose en la séptima víctima mortal desde el inicio de las movilizaciones. Se trata de un conductor que ha estrellado su vehículo contra un camión detenido por un retén de los manifestantes levantado en la localidad belga de Erquelinnes, en la frontera con Francia.

De los 85 detenidos, 46 se encuentran bajo custodia policial. Las cifras son, aún así, sustancialmente más bajas que las registradas el fin de semana pasado, apogeo de las protestas, cuando a media mañana ya habían resultado arrestadas unas 320 personas en un día que acabó con más de mil detenidos y unos 135 heridos. De momento, las autoridades de la capital han decidido que algunos de los principales monumentos de la ciudad, como la torre Eiffel o el Arco del Triunfo permanezcan abiertos para inspirar sensación de normalidad.

Sin embargo, muchos museos y sitios culturales en París permanecerán cerrados por precaución, como las Catacumbas, el Museo de Arte Moderno, el Petit Palais o el Museo Cernuschi. Varias estaciones de metro permanecerán cerradas o con interrupciones, principalmente en el oeste de París.

16.000 manifestantes

Según fuentes policiales, el llamado «Acto V» ha sido secundado por unos 16.000 manifestantes que han efectuado 199 bloqueos en todo el país, frente a los 22.000 asistentes de la semana pasada, donde fueron levantados unos 297 retenes. «Seguimos por nosotros y por el futuro de las próximas generaciones», resume a Efe Jérôme Jumeaux, llegado del departamento de Seine et Marne, en las afueras de la capital. «Hay menos gente porque cada vez se mete más miedo, pero el movimiento no se va a desinflar. Estamos demasiado en la miseria», señala en la plaza de la Ópera Sylvie Peigné, de 58 años, trabajadora en la empresa ferroviaria pública SNCF.