«Si a los de la Manada no les pasó nada, a mí por pegaros unas hostias a vosotras menos»

María Hermida
María Hermida SANXENXO

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Dos mujeres denuncian que un individuo al que no conocían las agredió en Sanxenxo

26 dic 2018 . Actualizado a las 19:25 h.

Habían celebrado una cena navideña de amigos treintañeros en Sanxenxo; la típica reunión de chicos y chicas -eran 22- en la que uno se ríe hasta dolerle la barriga con las anécdotas. Pero hubo un momento de la velada muy serio. Hablaron de Laura Luelmo. Y ellas contaron que cada vez sienten más miedo, que parece «que no se puede salir solas a ningún lado». Luego se fueron de pubs. Los chicos se quedaron en uno. Y ellas, sobre las cuatro de la madrugada del domingo, iban a otro. Entonces, según cuentan estas mujeres, ese miedo y esa rabia de las que hablaron en la cena les recorrió el cuerpo. ¿Por qué? Porque, según la versión aportada por estas mujeres y por varios testigos, un individuo al que no conocían empezó a insultarlas. Les dijo «apestáis a sangre de regla» y les llamó «putas». Una decidió no callarse. Decía ayer que no va con ella «pasar de todo ante algo así». Le dijo: «¿Estás de coña? Vete». Y él reaccionó de la peor de las maneras. «Me dio una bofetada con toda la fuerza». Empezó ahí una noche de auténtica pesadilla.

El individuo, tal y como denunciaron estas mujeres en la Guardia Civil de Sanxenxo, le hizo perder el equilibrio a esta primera chica. La sujetaron para que no acabase en el suelo. Luego, echó a correr. Pero las amigas de la agredida le persiguieron. Querían tener fotos de él y que no le saliese gratis la algarada. Una de las mujeres le hizo una de esas preguntas que no espera contestación: «¿Tú crees que es normal pegarle a una chica?». Él, tal y como esta persona cuenta, volvió a responder con violencia; «le dije simplemente que se pirara y ya no recuerdo más que un golpe y verme tirada en el suelo. Me dio con toda la fuerza y además me lastimé al caer, tengo un costado todo rascado. Y también me golpeé la cabeza». Todo ocurrió en el puerto deportivo de Sanxenxo, en una concurridísima zona de marcha, de ahí la cantidad de testigos existentes.

A la carrera por las calles

Pese a las dos agresiones, las amigas y los testigos decidieron ir tras el hombre, de unos treinta años de edad. Mientras le perseguían, iban haciéndose cargo de su chulería. Le escucharon decir: «Si a los de la Manada no les pasó nada, a mí por pegaros unas hostias a vosotras, menos» o «mañana estaré en casa como si nada».

Mientras corrían tras él, se esperaba también la llegada de la policía y de una ambulancia para atender a las chicas. Sandra Fernández Agraso, concejala del BNG de Sanxenxo y testigo de la agresión, hizo varias llamadas de emergencia. Contaba ayer que los municipales le dijeron «que a patrulla estaba ocupada, que viría en canto puidera». Y decía que minutos después también habló con la Guardia Civil, que le preguntó si sabía hacia dónde había ido el hombre en cuestión.

El individuo corrió primero hacia el turístico paseo de Silgar. Y luego, con varias personas siguiéndole, enfiló hacia la estación de autobuses. Allí ya estaban tanto un coche de la Policía Local como otro de la Guardia Civil. Con ellos se quedó el hombre. ¿Qué pasó luego? No está demasiado claro. La Policía Local de Sanxenxo no informó ayer a este periódico al respecto. Desde la Guardia Civil y desde la subdelegación de Gobierno tampoco fueron demasiado claros. Dijeron que hay tanto denuncias por parte de las chicas -denunciaron las dos agredidas y varios testigos, a los que quedaron de tomarles declaración en los próximos días porque la Guardia Civil de Sanxenxo estaba ocupada en ese momento con otra detención- como del hombre, que acudió al día siguiente y presentó una denuncia por agresión en el cuartel de Cambados. Señalaron que hay «datos contradictorios» y que se debe esperar a la toma de declaraciones. Desde la subdelegación de Gobierno hablaron en una línea parecida, de un «altercado» y de que la investigación está en trámite.

«Tenemos que vivir con miedo»

Las dos chicas que denunciaron haber sido agredidas continuaron la noche en Urgencias y luego en el cuartel, poniendo las pertinentes quejas. Algunas de sus amigas las acompañaron y otras se fueron a casa sin llegar a pisar los pubs de Sanxenxo, porque ya no tenían el cuerpo para diversión. Unas y otras se preguntaban lo mismo: ¿Habrían detenido al individuo o, tal y como le habían oído decir a él mismo, estaría tan tranquilo en su casa? Se enteraron pronto de que, si llegó a estar arrestado -ni Policía Local de Sanxenxo ni Guardia Civil clarificaron ayer la actuación, pero dieron a entender que no lo estuvo- enseguida fue libre para marcharse a su casa, que se cree que es cerca de Sanxenxo, en Vilanova de Arousa. Así que ayer la frase de una de las denunciantes era demoledora: «Al final es lo que hablamos en la cena. Tenemos que vivir con miedo. Es terrible».

Las golpeadas tuvieron que acudir al médico dos veces y siguen «sin lograr dormir»

Las dos jóvenes de Sanxenxo que denunciaron haber sido agredidas por un hombre que no conocían acudieron al PAC de Baltar (Sanxenxo) muy poco después del altercado nocturno. Lo cierto es que ninguna de ellas quedó contenta con la atención recibida. Lo explicaban ambas así: «A mí, como tenía un costado rascado y tenía síntomas de que me había pasado algo, pues más o menos me atendieron sin problema. Pero a mi amiga, que le dio en la cara y tenía la marca de la mano, la médica le preguntó que a qué iba allí, que no tenía nada». La otra mujer da la misma versión de los hechos: «Es algo increíble. No lloré cuando me pegó, no lloré cuando todo el mundo estaba a mi alrededor y sin embargo me entró un llanto terrible en el PAC, cuando la médica me dijo que no me veía nada, que qué hacía allí. Dijo que no me veía las marcas, pero esas mismas marcas sí me las vio después la Guardia Civil cuando fui a denunciar y me las vieron en el médico al día siguiente».

Efectivamente, ambas regresaron al médico al día siguiente, domingo, por separado. Y en esta ocasión entienden que sí las trataron adecuadamente. «Había un médico que me atendió perfectamente, hizo un parte... luego tuve que volver el lunes a hacer una radiografía porque seguía con mucho dolor y había que descartar que no tuviera algo roto. Me tiró al suelo con el golpe», explicaba una de las mujeres. «Al día siguiente me atendieron bien», indicaba la otra.

Las dos siguen sin pasar página. Dicen que lo peor son «las noches sin dormir» y también la sensación de que hay que callarse ante un insulto para evitar ser agredida: «Mi propia familia me dijo que era mejor que me callase para que no me hiciese nada. Pero no puede ser, yo no soy así. No me voy a callar», enfatizaba.