Japón desafía al mundo y retomará la caza de ballenas, prohibida desde 1986

r. r. garcía REDACCIÓN / LA VOZ

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JIJI PRESS | Efe

Reanudará el próximo año, de forma unilateral, la captura comercial de la especie

27 dic 2018 . Actualizado a las 08:13 h.

Año tras año y reunión tras reunión de la Comisión Ballenera Internacional, la historia siempre se repetía: todos los países del organismo internacional condenaban a Japón por acogerse al programa de investigación que le permitía seguir cazando ballenas supuestamente con fines científicos, aunque la carne se vendía para consumo humano, lo que también hacen Islandia y Noruega, de forma más descarada aún. De este modo, la flota nipona capturaba cada año entre 300 y 400 cetáceos. Las reglas del juego, en cualquier caso, se lo permitían. Pero ahora ha decidido saltárselas por completo en una decisión unilateral por la que ha anunciado que a partir del 30 de junio del próximo año reanudará la caza comercial de estos grandes mamíferos, una actividad sobre la que pesa una moratoria desde hace 32 años, cuando fue aprobada en 1986.

El acuerdo adoptado por el Gobierno japonés ha suscitado la condena internacional, aunque no será un impedimento para sus intenciones, ya que también anunció su intención de abandonar la Comisión Ballenera Internacional. El portavoz del Ejecutivo, Yoshihide Suga, advirtió que la caza comercial se limitará a las aguas territoriales y zonas económicas del país. Eso sí, Japón tendrá vetado a partir de ahora para la captura científica de ejemplares de la especie Minke las aguas antárticas y el hemisferio sur, caladeros habituales de su flota.

Las críticas no han tardado en llegar. El Gobierno australiano declaró estar «extremadamente decepcionado» y exhortó a Japón a reconsiderar su posición.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores neozelandés Winston Peters envió a Tokio un mensaje similar, criticando «una práctica anticuada e inútil».

Las organizaciones ecologistas tampoco tardaron en reaccionar, condenando la noticia. «Está claro que el Gobierno intenta hacer llegar este anuncio de forma discreta, a finales de año, lejos de los focos de los medios internacionales, pero el mundo no es tonto», comentó en un comunicado Sam Annesley, responsable de la delegación japonesa de Greenpeace. «La decisión de Japón está completamente desfasada con la comunidad internacional, e ignora la necesidad de proteger nuestros océanos y estas criaturas majestuosas», sostuvo. 

Una «nación pirata»

La asociación estadounidense Humane Society International lamentó, por su parte, que el archipiélago «se convierta en una nación pirata» de caza de ballenas.

La salida de Japón de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), de la que era su mayor contribuyente económico, se conoce después de los enfrentamientos de algunos países para poner fin a la moratoria, que entró en vigor en la temporada 1985/1986, y las naciones que defienden su vigencia., entre ellas España

El último capítulo de este choque tuvo lugar en la reunión celebrada en septiembre en Brasil. Allí, los miembros de la CBI rechazaron entonces por mayoría (41 votos en contra, 27 a favor y 2 abstenciones) la propuesta de Japón de crear un comité de caza sostenible, lo que llevó a Tokio a sugerir su abandono del foro, ahora materializado.

Pese a la moratoria, se mataban al año en el mundo más de 1.500 ejemplares

A pesar de que la caza comercial estaba prohibida por una moratoria que data de 1986, tanto Japón como Noruega o Islandia seguían capturando estos cetáceos acogiéndose al programa de investigación científica. También se permitía otra excepción que permitía a los pueblos aborígenes del ártico y el antártico capturar a estos gigantes del mar por motivos de subsistencia. De hecho, en el 2016, el último año con los datos cerrados, se contabilizó la pesca de 1.500 ballenas. Lo que no se permite bajo ningún supuesto es capturar a los ejemplares de la especie para comercializar con su carne.

El mayor sacrificio animal

La primera estimación global del número de ballenas cazadas por el aprovechamiento industrial del siglo pasado revela que casi 3 millones de cetáceos fueron exterminados. Puede haber sido el mayor sacrificio de cualquier animal, en términos de biomasa total, en la historia humana, según un artículo publicado en la revista científica Marine Fisheries Review en el 2015.

La devastación por la caza de ballenas del siglo XX está bien documentada. Según algunas estimaciones, los cachalotes disminuyeron en un tercio de su población de antes de la caza de ballenas, y las azules llegaron a desaparecer en un 90 %. Aunque algunas poblaciones, como las minke, se han recuperado en gran medida, otras -incluyendo la ballena franca del Atlántico Norte y la ballena azul antártica- siguen al borde de la extinción.