Bolsonaro desata una purga contra funcionarios «socialistas y comunistas»

Miguel Piñeiro Rodríguez
MIGUEL PIÑEIRO BRASILIA / CORRESPONSAL

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SERGIO LIMA | AFP

Lorenzoni, uno de los duros del Gobierno brasileño, despidió en su primer día a 320 cargos de confianza

04 ene 2019 . Actualizado a las 08:14 h.

Onyx Lorenzoni fue objeto de burlas durante la campaña electoral entre los opositores de Jair Bolsonaro. Su nombre de origen griego bautiza también a un modelo de coche barato. Y su apellido recuerda a una popular marca de aparatos de ducha. Las bromas, sin embargo, se acabaron en el primer día de este médico veterinario como ministro de la Casa Civil a las órdenes del nuevo presidente de Brasil. El primer acto de Lorenzoni como el principal responsable de la administración pública del ultraderechista fue purgar a 320 cargos de confianza que trabajaban en su cartera, su granito de arena para comenzar a «acabar con las ideas socialistas y comunistas que gobernaron Brasil en los últimos 30 años», justificó.

Para Lorenzoni, por tanto, todos los Gobiernos que manejaron el gigante sudamericano desde el final de la dictadura militar fueron de esa ideología que Bolsonaro y su grupo derrotaron con la ayuda de Dios, según repiten. Incluida la etapa de Fernando Henrique Cardoso, el gran padrino de la derecha brasileña. Eliminar a 320 cargos designados a dedo en la plantilla del Ministerio de la Casa Civil es su manera de iniciar la lucha contra el socialismo, uno de los pilares que Bolsonaro puso para su legislatura desde su toma de posesión. «Queremos despetizar (en alusión al Partido de los Trabajadores) el país. No tiene sentido mantener en un Gobierno con un perfil como el nuestro personal que defiende otra lógica, otro sistema político y otra organización de la sociedad», abundó Lorenzoni, obviando que los dos últimos años gobernó en Brasil el muy conservador Michel Temer. «Le faltó valor», afeó Lorenzoni al ya expresidente.

Limpiar las huellas del PT

Limpiar la administración de todo rastro del PT está detrás de lo que el general y vicepresidente Hamilton Mourão denominó «desmantelamiento del Estado». El propio Lorenzoni, en pleno entusiasmo propio de la campaña electoral, llegó a afirmar que eliminarían 25.000 cargos intermedios de la administración del Gobierno en el primer día, cuando las cuentas dicen que apenas hay 23.000. Pero los 320 dispensados por decreto son solo el comienzo. Según Lorenzoni, Bolsonaro ha pedido a los otros 21 ministros que hagan lo mismo en sus respectivas carteras «para permitir que podamos realizar nuestras políticas». Los criterios para esa limpia, asegura, «serán técnicos y de competencia, en primer lugar. Luego preguntaremos quién los indicó para el cargo, de dónde venían».

El ministro de la Casa Civil no considera su acción una «caza de brujas», sino al contrario: «Para evitarla, primero despedimos y luego hablamos». Ese «desmantelamiento del Estado» que persigue la administración Bolsonaro pasará también por la venta de muchos inmuebles públicos en las principales capitales del país, según Lorenzoni.

Además de la purga de personal y de la venta de inmuebles, Lorenzoni llamó al resto de ministros a imitarle y revisar las contrataciones y movimientos de dinero de las últimas semanas de la administración Temer. «Hubo movimientos poco comunes», acusó sin más pruebas el nuevo ministro de la Casa Civil, llamado a pelearse en el Congreso y en el Senado para aprobar las medidas del nuevo Gobierno.

El ultra felicita al general que presionó al Supremo para encarcelar a Lula

La declaración del día en Brasil bien podría ser el agradecimiento sincero y profundo de Jair Bolsonaro hacia el comandante del Ejército de Tierra, Eduardo Villas Boas. «Usted es la razón por la que yo estoy aquí», dijo de forma contundente el nuevo presidente brasileño durante la toma de posesión de su ministro de Defensa, el general Azevedo, uno de los halcones de su gabinete.

«Lo que nosotros dos hablamos, morirá con nosotros», abundó. Dentro de las polémicas declaraciones de Bolsonaro, esta levantó más ampollas todavía entre la oposición, que considera probada así la injerencia de los militares en el proceso electoral que desembocó en la arrolladora victoria del líder ultraderechista frente al aspirante izquierdista Fernando Haddad en la segunda vuelta de los comicios.

Villas Boas publicó una serie de mensajes en pleno proceso electoral y judicial del año pasado. Especialmente recordado fue su texto dirigido al Supremo Tribunal Federal cuando este organismo debatía si los condenados en segunda instancia deberían ir a la cárcel a pesar de no haber agotado todos los recursos. Es decir, si el expresidente Lula da Silva ingresaría en prisión o no, clave para apartarlo de la carrera electoral. «Aseguro a la nación que el Ejército brasileño también comparte el anhelo de todos los ciudadanos de bien en repudiar la impunidad y el respeto a la Constitución. El Ejército está atento a sus misiones institucionales», escribió a modo de advertencia ante las deliberaciones el comandante la noche antes de la decisión del STF.

Quejas de la oposición

El PT, a través de su presidenta, Gleisi Hoffmann, pidió explicaciones al presidente. «¿Qué será lo que Bolsonaro y Villas Boas se llevarán a la tumba? ¿Qué más confesarán que no sea el ataque a Lula da Silva y a la democracia?, dijo en Twitter.

De menos calado institucional, pero incluso más llamativa y viral en las redes sociales, fue la declaración de la responsable del flamante nuevo ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves. En un vídeo grabado en plena euforia tras la asunción del puesto, la pastora evangélica encargada de luchar contra lo que Jair Bolsonaro y su equipo consideran «ideología de género» proclamó sin ocultar su alegría que «estamos ante una nueva era para los brasileños. Los niños visten de azul y las niñas visten de rosa».

Un ex actor porno, clave en el reparto de cargos

El Partido Social Liberal (PSL) era una formación residual dentro del magma de siglas de la política brasileña, hasta que Jair Bolsonaro se convirtió en fenómeno social. Ahora, el PSL tiene 53 diputados en el Congreso nacional y peso suficiente para negociar y articular los deseos de su cabeza de lista y razón de ser. Por eso es difícil resistirse a entrar en el mismo juego de intercambio de favores y puestos de privilegio que tanto criticó el candidato Bolsonaro al señalar esos cambalaches como el síntoma más evidente, e incluso despreciable, de la vieja política.

De momento, el PSL ha prometido sus decisivos 53 votos para reelegir a Rodrigo Maia como presidente de la Cámara a cambio de obtener la presidencia de una comisión para uno de sus miembros más distinguidos.

Maia pertenece al partido Demócratas, que unió bajo su denominación a muchos de las formaciones del Parlamento más fragmentado de la historia de la democracia brasileña, y tiene influencia sobre el llamado centrão, la agrupación de diputados de distinto signo y conservadores en su mayoría que son clave para sacar adelante las votaciones en el congreso.

Maniobras

Del mismo partido que Onyx Lorenzoni, uno de los pesos pesados del Gobierno de Bolsonaro y titular del Ministerio de la Casa Civil, Maia fue duramente criticado en el pasado por tener una agenda paralela y maniobrar para salvar al presidente saliente Michel Temer de las dos denuncias por corrupción que pasaron por la Cámara.

Ahora, será previsiblemente reelegido gracias a los votos del PSL a pesar de que ni siquiera los hijos de Bolsonaro están muy por la labor. Tal es el disgusto entre los vástagos del presidente que Flavio, que es diputado federal, no se presentó a la reunión de los 53 parlamentarios que deben ajustarse al voto. En realidad, a esa reunión para apretar filas apenas acudieron 17 miembros del partido que sustenta al presidente del Gobierno.

Detrás del apoyo a Maia está la presidencia de la Comisión de Constitución y Justicia, que será dada si todo sale bien a un diputado del PSL, un cargo inimaginable para el partido hace unos años. Y también podría ayudar a impulsar la candidatura del expolicía Major Olimpio a la presidencia del Senado.

Justificaciones

«Presidir la comisión no es un cargo, es una forma de asegurar la gobernabilidad», se justificó Luciano Bivar, presidente del PSL. Detrás de estas estrategias criticadas por los opositores está el ex actor porno Alexandre Frota, diputado federal por São Paulo y uno de los más mediáticos apoyos del ultraconservador Bolsonaro, que habría actuado como negociador con Maia.