May lanza un «mayday» a la UE para mantener el acuerdo de salida a flote

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELA / CORRESPONSAL

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Theresa May
Theresa May BEN STANSALL | AFP

La primera ministra sondea las vías para lograr el apoyo de Bruselas a su plan B

19 ene 2019 . Actualizado a las 09:19 h.

El tiempo y las fuerzas se agotan, pero la primera ministra británica, Theresa May, no se da por vencida. Sigue empeñada en mantener el brexit a flote. La premier ha llamado esta semana a todas las puertas de la Unión Europea pidiendo ayuda: Berlín, Ámsterdam y Bruselas ya conocen sus planes. Ayer mismo levantó el teléfono a primera hora de la tarde para hablar con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el del Consejo, Donald Tusk. May necesita encajar todas las piezas del rompecabezas antes de la definitiva votación en la Cámara de los Comunes del 29 de enero y sin el apoyo de quienes se quiere divorciar, tendrá muy difícil evitar otra humillación como la del pasado martes.

La misión está a punto de zozobrar. El Reino Unido se encamina a pasos agigantados hacia una salida traumática sin que se atisbe solución alguna. Westminster se ha convertido en el camarote de los Hermanos Marx. Los conservadores siguen divididos entre quienes respaldan a May, quienes prefieren un brexit duro y quienes solo quieren borrar del mapa a la premier. Los laboristas, quienes podrían garantizar la permanencia en una unión aduanera a cambio de respaldar el acuerdo, siguen ensimismados en el sueño de unas elecciones anticipadas que el Gobierno quiere evitar a toda costa y los ciudadanos, algunos arrepentidos por respaldar el divorcio, buscan abrigo en la esperanza de que May eche el freno de mano antes de precipitarse al vacío.

La británica buscó ayuda en Juncker y Tusk, además de en Berlín y Ámsterdam Los gritos ahogados de auxilio y las bengalas se ven desde el otro lado del canal de la Mancha, pero Bruselas no está dispuesta a lanzar un cabo esta vez. El acuerdo no se renegocia y no se concederá más tiempo si no hay razones de peso (garantías de acuerdo entre las fuerzas parlamentarias para frenar la salida). Nadie en la UE tiene interés en alargar la agonía de esta ruptura política más allá del 29 de marzo del 2019, en plena precampaña de las elecciones europeas (26 de mayo). Tampoco hay apetito en Bruselas por acomodar al Reino Unido en la UE después de los órdagos y reproches lanzados en los últimos tiempos desde Londres contra el proyecto europeo. Al fin y al cabo, su permanencia supondría más piedras británicas en el camino sine die.

Mientras suenan los últimos compases de la función, empresarios y ciudadanos reciben las recomendaciones de la UE para preparar el impacto. A pesar de las llamadas a ultimar los planes de contingencia, lo cierto es que casi nadie puede blindar su negocio, trabajo o sus estudios del daño que provocará este seísmo político si el 29 de marzo del 2019 no hay otra puerta abierta que la de la salida.

La preocupación anida en la isla, pero también en el continente. La Eurocámara abordará el futuro de los residentes europeos en el Reino Unido la próxima semana en la Comisión de Peticiones. Si Londres no consigue concesiones de Bruselas no dudará en hacer rehenes.

El Reino Unido no tiene cerrado ningún tratado comercial con terceros países

Como si la tarea de May de llegar a un consenso para que su plan B salga adelante en la Cámara de los Comunes no fuera ya lo suficientemente compleja, este viernes se añadió una nueva piedra en el camino. El Reino Unido no ha podido cerrar ninguno de los tratados comerciales con terceros países que se proponía tener a punto para la fecha fijada para abandonar la UE, según ha desvelado Financial Times.

«Ninguno estará listo para marzo», indicó al diario un funcionario familiarizado con un memorando interno del Gobierno en el que se evalúan medidas de contingencia para un divorcio sin acuerdo. Una información que, para los independentistas escoceses del SNP, reduce a «añicos» la «justificación» de la campaña del brexit. Critican así el compromiso anunciado por el ministro de Comercio Internacional, Liam Fox, quien en el 2017 afirmó que poco después de que Londres activara el proceso de salida de la UE, el Gobierno replicaría los 40 acuerdos comerciales que mantenía entonces el bloque europeo con terceros países, informa Efe.

Reproches que se unen a los procedentes de la bancada tory, encabezados por el exministro de Exteriores Boris Johnson, que este viernes exigió a la premier volver a Bruselas a renegociar el acuerdo. Según Johnson, May recibió un «mandato» del Parlamento -al rechazar su pacto- para regresar a la capital comunitaria y decir a la UE que el Reino Unido «no acepta la salvaguarda irlandesa» la garantía para evitar una frontera entre las dos Irlandas.