Bolsonaro, dispuesto a acompañar a Trump en una acción militar

Miguel Piñeiro Rodríguez
Miguel Piñeiro BRASILIA / CORRESPONSAL

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Guaidó abraza a su madre en la misa en honor a los muertos en las protestas en la iglesia San José de Chacao.
Guaidó abraza a su madre en la misa en honor a los muertos en las protestas en la iglesia San José de Chacao. CARLOS GARCIA RAWLINS

La posibilidad de una intervención genera tensiones entre los militares que forman parte del Gobierno

28 ene 2019 . Actualizado a las 08:03 h.

«Estamos al límite de lo que la comunidad internacional puede hacer. Ninguna dictadura cede el poder de forma pacífica». Jair Bolsonaro habló poco ante la prensa en Davos, su primera experiencia internacional como presidente brasileño, pero lanzó este mensaje que encapsula la visión del Brasil que el ultraderechista gobierna desde hace un mes. Para Bolsonaro, Venezuela es el eje sobre el que giró la propaganda marxista de los Gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, considera a Nicolás Maduro un dictador y está alineado con las tesis de Donald Trump de que «todas las opciones están sobre la mesa» en el conflicto venezolano. Solo que esa postura también puede generar tensiones dentro de un Gobierno brasileño en el que los militares preferirían no tener que intervenir en un país ajeno.

Brasil, tras convocar su ministro de Exteriores, Ernesto Araújo, al llamado Grupo de Lima, se apresuró a comunicar su apoyo a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela. Bolsonaro, por su parte, anunció que va a «ayudar política y económicamente» a consolidar al nuevo mandatario para dar «una salida democrática» al país vecino. De puertas a fuera, Brasil (la mayor potencia militar del continente) lleva años repitiendo que no piensa intervenir en el conflicto con las armas. Desde la autoproclamación de Guaidó, Bolsonaro ha tenido que ocuparse de la crisis interna por la rotura de las tres presas de la minera Vale en Brumadinho, y pasará unos días recuperándose de una nueva operación para retirar una bolsa de colostomía, producto del ataque contra su vida aún en campaña electoral.

Vigilancia en la frontera

Mientras, hablan otros por él. Tanto el vicepresidente, el general Hamilton Mourão, como el ministro de Defensa, el también general Fernando Azevedo, repitieron en los últimos días que «no hay previsión de intervención» en Venezuela y que la «tradición de política exterior de Brasil» no es inmiscuirse «en los asuntos de otros países». El foco de los militares en el Gobierno (una treintena entre ministros y cargos de alto nivel) es vigilar la frontera de Brasil con Venezuela a través de Roraima, un estado en quiebra, con problemas en las prisiones, que tuvo que ser intervenido por el Gobierno federal y donde la presencia de miles de venezolanos sin refugio provocó brotes de violencia xenófoba.

Los militares lanzaron su plan de intervención para garantizar la frontera al mismo tiempo que el país abandonaba el pacto migratorio de la ONU. Coincidiendo con esa retirada, Bolsonaro pretende cambiar los pasaportes brasileños para borrar el logo de Mercosur. El ultraconservador considera la zona de libre comercio y tránsito sudamericana uno de los entes ideológicos que ha lastrado el comercio y las relaciones internacionales de Brasil en los último 15 años.

En el 2017, durante la Asamblea General de la ONU, Donald Trump sondeó con el expresidente brasileño Michel Temer la disponibilidad de Brasil para una acción militar en Venezuela. Se llevó una negativa por respuesta, pero Trump mantiene abierta esa posibilidad y ahora tiene un interlocutor en el palacio de Planalto mucho más afín si la situación en el país caribeño se agrava. La diplomacia está descartada, porque Brasil se niega a intermediar entre Maduro y Guaidó.

El ultraderechista anuncio una ayuda política y económica para consolidar a Guaidó

El ministro de Defensa insiste en la tradición de Brasil de no inmiscuirse en otros países

El papa pide una «solución justa y pacífica» para Venezuela 

Hace días que se esperaba una reacción a la crisis venezolana del papa Francisco. Esta llegó por fin este domingo, con un llamamiento del pontífice a las partes enfrentadas a buscar una «solución justa y pacífica» ante la «grave situación» que enfrenta el país sudamericano.

«Ante la grave situación que atraviesa el país, pido al Señor que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los derechos humanos y deseando exclusivamente el bien de todos los venezolanos», sostuvo el argentino Jorge Mario Bergoglio durante la oración del Ángelus en Ciudad de Panamá, donde se encontraba ayer para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y donde le sorprendió la noticia de la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino el pasado miércoles.

El pronunciamiento vino al término de su viaje de cinco días por tierras panameñas. El pasado jueves el Vaticano se había limitado a divulgar un breve comunicado acerca de Venezuela en el que se indicaba que el papa «seguía de cerca la evolución de la situación» y rezaba por las víctimas y por todos los venezolanos y se señalaba que la Santa Sede apoya «todos los esfuerzos que permitan ahorrar un ulterior sufrimiento a la población».

«He pensado mucho en el pueblo venezolano al que me siento particularmente unido en estos días», señaló el papa antes de pedir a los católicos que recen para encontrar el «amparo de nuestra señora de Coromoto, patrona de Venezuela».