La UE se niega al regateo británico y abre la puerta a la prórroga

Cristina Porteiro
C. PORTEIRO BRUSELAS / CORRESPONSAL

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El negociador para el «brexit», Michel Barnier
El negociador para el «brexit», Michel Barnier FRANCOIS LENOIR | Reuters

La «premier» necesita concesiones sustanciales del negociador europeo, Michel Barnier, en torno a la frontera en Irlanda del Norte

29 ene 2019 . Actualizado a las 08:04 h.

Los ojos están puestos en Westminster y en que Theresa May intente volver a Bruselas a regatear. Una vez más. Para disipar las dudas de socios unionistas del DUP y de los tories más recalcitrantes, la premier necesita concesiones sustanciales del negociador europeo, Michel Barnier, en torno a la frontera en Irlanda del Norte. Esa cláusula establece que el Úlster deberá seguir vinculado al mercado interior y a la unión aduanera, haga lo que haga el resto del Reino Unido. Esa «trampa» se ha convertido en la excusa dentro y fuera del Partido Conservador para atacar a May y oponerse a un acuerdo que puede dejar al Reino Unido fuera de la UE el próximo 29 de marzo.

Los Comunes se han enfrascado en una ruleta de debates y enmiendas, desoyendo las palabras claras de la UE: el acuerdo no está abierto a cambios. «Tenemos una posición unánime de los Veintisiete sobre el acuerdo de salida. No está abierto a renegociación. La solución de urgencia tampoco», aseguró el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. El griego descartó incluso cambios en el texto sobre cómo interpretar la cláusula. «La manera en la que vemos la salvaguardia también está explicada con detalle en la carta conjunta de Juncker y Tusk a May», zanjó. El Gobierno irlandés sigue presionando para que nadie en la UE baje la guardia.

Una de las incógnitas que tendrá que resolver Londres es si pedirá tiempo muerto. El aplazamiento del brexit sigue siendo posible aunque a medida que pasan las semanas el resquemor y el hartazgo inclinan a algunas cancillerías europeas a mostrarse más inflexibles. La cercanía de las elecciones europeas y la más que probable interferencia del brexit en la campaña y formación de la próxima Eurocámara obligará a las capitales a exigir una «extensión condicional» de forma que Londres se comprometa a no participar en la formación de la Cámara, una maniobra dudosa desde el punto de vista legal.