Los Comunes condenan a May a volver a renegociar el «brexit» con Bruselas

RITA Á. TUDELA LONDRES / E. LA VOZ

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Activistas a favor y en contra del «brexit» protagonizaron escenas de alta tensión en Westminster
Activistas a favor y en contra del «brexit» protagonizaron escenas de alta tensión en Westminster TOLGA AKMEN | AFP

Fracasa la tentativa laborista de tutelar el divorcio desde el Parlamento o aplazarlo

30 ene 2019 . Actualizado a las 08:00 h.

Westminster no encuentra la manera de resolver el divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea, programado para el próximo 29 de marzo. Theresa May acudió este martes a la Cámara de los Comunes para conseguir el apoyo a su plan B, que no es más que una reformulación del rechazado hace unos días cuya principal novedad es el compromiso de acudir a Bruselas para renegociar algunos términos del acuerdo, fundamentalmente la frontera norirlandesa y otras mejoras.

Pero May quería a toda costa evitar una nueva humillación ante los Comunes y modificó su estrategia con algunas matizaciones pensadas para atraer a los brexiters más duros y reducir su oposición interna. La maniobra le salió bien. Desarmó la oposición interna a cambio de un nuevo plazo de unas semanas en las que habrá que votar un nuevo acuerdo y aisló a los laboristas y a sus críticos por un escueto margen de entre 20 y 30 votos.

May y los suyos lograron así tumbar las propuestas de Jeremy Corbyn, que pedía al Parlamento que considerara opciones alternativas para evitar que el Reino Unido se vaya sin un acuerdo, incluida la búsqueda de una unión aduanera permanente con la UE y la celebración de un segundo referendo, pero fue rechazada.

Tampoco prosperó la enmienda B, presentada por la laborista Yvette Cooper, dándole a May hasta el 26 de febrero para lograr un acuerdo sobre el brexit. De no lograrlo, el Parlamento la obligaría a retrasar la ruptura, prevista para el 29 de marzo. También fracasaron las tentativas de los nacionalistas escoceses de posponer el brexit, ni la del ex fiscal general tory Dominc Grieve, que pretendía que el Parlamento tutelara los posibles pactos para evitar una salida sin acuerdo de la Unión Europea, el peor de los escenarios posible para todos los implicados en el proceso. Sí logró apoyos la moción de otra conservadora, Caroline Spelman, que pedía rechazar explícitamente esa posibilidad, aunque no es vinculante para el Gobierno.

May se sometió entonces al veredicto de la Cámara con su apoyo a la enmienda presentada por Graham Brady, que concede a los norirlandeses, aliados clave de la primera ministra, el control de las decisiones sobre la frontera e instaba a esta a renegociar el acuerdo con la UE. O sea, otro intento desesperado de ganar tiempo que, según algunos analistas, acerca mucho más el escenario de una ruptura sin acuerdo del que todo el mundo quiere huir. La primera reacción del mercado de divisas fue de una leve caída de la libra frente al dólar.

May salvó una nueva afrenta por apenas 16 votos, pero la misión de cambiar la opinión de los Veintisiete en apenas unas semanas se antoja imposible. «El Parlamento ha dejado claro lo que necesitamos. Queremos cambios vinculantes», reiteró May entre abucheos de los laboristas y el compromiso de intentar evitar un divorcio sin acuerdo.

Donaciones suspendidas

El dato más sorprendente de la jornada se dio cuando se hizo público que la donación de sangre había sido cancelada en las ciudades portuarias inglesas de Dover y Folkestone antes y después del brexit, por el temor a que los atascos en la zona impidan el acceso y reparto del material.

La Eurocámara autorizará a los británicos a viajar por el espacio Schengen sin visado

C. P.

El Parlamento Europeo acelera los preparativos del divorcio. Quedan dos meses para que se consuma el brexit y la preocupación de la Eurocámara siguen siendo los derechos ciudadanos. A pesar de los mensajes de tranquilidad lanzados desde Londres, asegurando que respetarán y facilitarán la residencia a los europeos que se queden en la isla, los eurodiputados quieren blindar hasta el último de los derechos de los que hoy gozan los ciudadanos comunitarios. Y uno de ellos tiene que ver con el tránsito fronterizo a uno y otro lado del Canal de la Mancha. La institución votó este martes a favor de la exención de visados para los británicos, quienes podrán circular por el espacio de libre circulación Schengen sin necesidad de permisos para estancias de corta duración (90 días) en períodos de 180 días. Quieren asegurarse de que los viajes turísticos o de negocios no se van a ver perjudicados por la salida del Reino Unido de la UE el próximo 29 de marzo.

La única condición que se exige a Londres para liberar a sus ciudadanos de los visados es que el gobierno británico legisle de forma recíproca para abrir las puertas de la isla a los comunitarios. La medida entraría en vigor tan pronto como el país se divorcie de la UE.

Las principales fuerzas de la Eurocámara celebraron el voto unánime con el que esperan hacer más llevadero el tránsito a los ciudadanos. «Hará la vida más fácil para aquellos que quieran viajar al Reino Unido y viceversa. La UE se está preparando a sí misma para cualquier eventualidad, como que el Reino Unido se marche sin acuerdo, y para asegurarse de que el impacto es el menor posible para los ciudadanos comunitarios y británicos», celebraron los populares.

Otras medidas

Hay otras medidas legislativas en curso que tendrán que pasar por las manos del Parlamento Europeo. Bruselas propuso la semana pasada mantener abierto el acceso a aguas de la UE a los barcos británicos hasta finales de año, siempre que Londres haga lo suyo y mantenga sus caladeros abiertos. El hemiciclo debate este miércoles en presencia del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, la situación de bloqueo que sufre el acuerdo de brexit en Westminster. Los ojos de Europa ya están puestos en los planes de contingencia elaborados por Bruselas.