Carmen Calvo atribuye las críticas a «la desinformación»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID

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Aclara que hay dos mesas de negociación diferentes, una oficial entre Gobiernos y otra diferente entre partidos, que es en la única en la que habrá un relator

06 feb 2019 . Actualizado a las 15:48 h.

El Gobierno se ha visto obligado a salir este miércoles con la manguera tras el incendio que se originó con la noticia de que la Moncloa había acordado la incorporación de «un relator» que arbitre la mesa de diálogo entre partidos en Cataluña, un asunto que desde la oposición, a la que se sumaron amplios e importantes sectores del PSOE, se entendió como una concesión a los secesionistas tras su amenaza de tumbar los Presupuestos. Así, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, compareció de urgencia en una rueda de prensa para tratar de puntualizar la posición del Ejecutivo.

Calvo insistió en la existencia de dos mesas supuestamente independientes para tratar de salir del laberinto catalán. La primera, un espacio «institucionalizado y formal» como es el de la comisión bilateral en la que participan representantes del Ejecutivo central y del autonómico y presidida por la ministra Batet. «El Gobierno entiende que el diálogo (entre Moncloa y Gobierno catalán) tiene que ser en esa bilateral», garantizó la vicepresidenta. Por otra parte, una mesa en Cataluña entre formaciones políticas que Calvo definió como «un ámbito menos riguroso» en la que «hablen los partidos políticos en Cataluña». En esa mesa están sentados los independentistas junto al PSC y Podemos. No participan ni el PP, ni C’s ni la CUP, ausencias censuradas  por la vicepresidenta. El Gobierno trató de desvincularse por completo de este último escenario: «No va a estar ni tiene mucho más que decir», garantizó la vicepresidenta, aunque sí admitió que en la Moncloa trabajan en dar con el perfil de ese «relator», que definió como una persona «que ayudará», que «tome nota» durante esas reuniones. Calvo no ofreció ningún nombre de los propuestos hasta la fecha, pero admitió que le gustaría que fuese «una persona que entienda bien Cataluña».

En su intento de despejar esa imagen de debilidad y de sometimiento que el Gobierno español está ofreciendo ante los secesionistas catalanes, de los que depende el éxito o el fracaso de los Presupuestos, la vicepresidenta fue incapaz de ofrecer una explicación sobre el hecho de que el anuncio de ayer coincidiese con la amenaza de ERC de presentar una enmienda a la totalidad sobre las cuentas. «Pues no lo sé», se limitó a señalar.  Eso sí, garantizó que en ningún caso habrá un mediador internacional y en ningún foro se hablará de autodeterminación de Cataluña.

Calvo también envió un recado a Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y uno de los barones socialistas de mayor peso, que criticó el último movimiento del Gobierno en Cataluña. La número dos del Ejecutivo achacó estas críticas de su compañero de partido a «la desinformación» o al «desconocimiento» de una información que considera como «no noticia».