El atracador de la tienda de chuches de Arteixo es un adicto al juego

Alberto Mahía ARTEIXO

ACTUALIDAD

Cuchillo como el que usó el atracador de la tienda de golosinas de Arteixo
Cuchillo como el que usó el atracador de la tienda de golosinas de Arteixo

El joven de 19 años que pidió un cuchillo en un bar para robar en una tienda de golosinas es un conocido cliente del salón de juegos donde se gastó el dinero del atraco

15 feb 2019 . Actualizado a las 08:17 h.

El joven de 19 años que el pasado 26 de enero atracó una tienda de chuches en Arteixo para gastarse el botín en una sala de apuestas deportivas quería ingresar en prisión. Meses antes, el asaltante paró a una patrulla de la Policía Local para preguntarles a los agentes qué tendría que hacer para ir a la cárcel. Le dijeron que ese no es un buen plan, que se portara bien y que estuviese tranquilo.

Y lo estuvo hasta el 26 de enero. Ese día cometió un atraco que parece copiado de una película de risa. A las 5 de la tarde de ese sábado, cuando por la avenida del Balneario pasean numerosas personas, el supuesto asaltante se presentó en el bar Bata de Guata. «Primo, déjame un cuchillo para arreglar la moto», le dijo al propietario, que ni es primo ni amigo. Le entregó uno pequeño, con dientes de sierra, de los que se usan para cortar el bistec. «Nunca me podía haber imaginado que lo quería para cometer un robo», dice el dueño del negocio; si bien pasados dos minutos le vino a la cabeza que el chico no tiene moto. La curiosidad le pudo y salió a la calle. Ni había moto, como ya suponía, ni rastro del chico. El hombre regresó al negocio y se olvidó del tema hasta que unos días después se le presentó la Guardia Civil en el local para preguntarle si había dejado un cuchillo a un joven. «Ahí me enteré y corrí a la tienda de chuches para pedir disculpas. No tenía culpa de nada, pues cómo iba a saber yo lo que quería hacer, pero me sentí obligado».

Cuchillo en el cuello

Una vez que el presunto atracador tuvo el cuchillo en sus manos, caminó 55 pasos contados hasta Larpeiradas Xiana. Antes de acceder al negocio se puso un pasamontañas, se dirigió a la dependienta y le puso el arma al cuello. Delante de tres clientas «totalmente asustadas», le dijo que la mataría si no le daba la recaudación, que apenas alcanzaban los 100 euros. Cogió el dinero y huyó. Ayer, la propietaria de la tienda agradecía que no lesionara a nadie de los que aquel sábado se encontraban en el establecimiento. Recuerda que los testigos apreciaron un rasgo físico en el joven que facilitó a la Guardia Civil su identificación. Se trata de un corte en una ceja que se dejaba ver entre los agujeros del pasamontañas.

«Es poquita cosa y pasa el tiempo en el salón de juego»

Con su descripción, se dirigieron a un salón de juegos situado a 40 pasos exactos de la tienda de chuches, pues el chico era de los que se pasaban casi todo el día en sus inmediaciones. Y allí estaba. Ya sin un céntimo. Todo lo que había conseguido con el atraco, se lo llevaron las apuestas deportivas.

La pregunta es obligada: ¿cometió el atraco por su adicción al juego? En la avenida del Balneario hay quien dice que sí, y quien dice que no, que «ese día se gastó lo robado en apuestas como lo pudo haber gastado en pipas». Pero, en cambio, muchos otros vecinos y comerciantes de la zona centro de Arteixo que conocen bien al chico por pasarse el día en la calle se inclinan a pensar que tiene un problema con el juego. «Está siempre alrededor del salón de apuestas».

Conocido por todos

Al chico lo conoce todo el mundo en Arteixo. Se hizo famoso por andar siempre pidiendo cigarros a los viandantes. «No es un delincuente peligroso ni mucho menos. Es poquita cosa y pasa el tiempo en el salón de juego, ya sea dentro como en la puerta o en el callejón de al lado», afirma un comerciante.

Tener la intención de cometer un atraco y no llevarse ni el arma de casa no parece cosa de avezados delincuentes. Pedir un cuchillo prestado en un bar, caminar 55 pasos hasta una tienda para atracarla y gastarse el botín en el salón de juegos de enfrente, mucho menos. Pero la violencia mostrada en el atraco llevó al juez a enviarlo a prisión sin fianza, de donde ahora trata de sacarlo su abogado, el penalista Diego Reboredo.