San Valentín también tiene sus «haters»

Marta Otero Torres
Marta Otero LA VOZ / REDACCIÓN

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PIYAL ADHIKARY

Varias alternativas se rebelan contra el Día de los Enamorados y los expertos alertan del peligro de que las nuevas generaciones asuman el falso concepto del amor romántico

15 feb 2019 . Actualizado a las 00:06 h.

¿Qué tal si celebramos del Día de los Desenamorados? Eso es lo que propone la empresa compostelana ONyVÁ que lo hace hoy con una cita a ciegas al más puro estilo First Dates, en la que los invitados no conocerán a su pareja hasta que se sienten a la mesa. Será en un local de moda vintage y habrá juegos y preguntas para romper el hielo y ver si se enciende la chispa. Y si no no pasa nada, porque San Valentín aquí no está invitado.

El desamor reclama su espacio en una semana en la que los escaparates rebosan corazoncillos y las floristerías reparten sin tregua. Cada vez más iniciativas se rebelan contra una tradición que nació en la época de los romanos, cuando a Valentín, obispo de Terni, se le dio por casar a escondidas a los soldados porque el emperador se lo prohibía para que rindieran más en el campo de batalla. La Iglesia quiso acabar con ella pero los centros comerciales la revivieron para su propio beneficio.

Mientras millones de personas compran regalos de última hora a toda prisa, las japonesas se amotinan contra una costumbre que les obliga ese día a regalar chocolates a los hombres. El aumento de la percepción de que esta costumbre es «una forma de abuso de poder» es uno de los motivos por los que la Asociación de Conmemoraciones de Japón estima que las ventas de chocolate relacionadas con San Valentín caerán este año un 3 % con respecto a 2018. Y también las lesbianas en este país se la tienen jurada al santo, hasta el punto de que hay una campaña de denuncias por discrimación, ya que allí está prohibido el matrimonio homosexual.

Sin salir de Japón, la curiosa Alianza Revolucionaria de Hombres Impopulares sale a las calles cada 14 de febrero con consignas como «Hay que acabar con el Día de San Valentín», «Besarse en público es terrorismo» o «Libertad para no casarse».

Claro que, en otras partes del mundo también hay quien aprovecha el día para hacer campaña, como la compañía Holaluz, que ha creado su propio Día de los desenamorados (#desenamoradoseléctricos) para invitar a la gente a que exprese lo que no le gusta de su compañía eléctrica y, si es el caso, la abandone con las mismas ganas que se deja a un novio infiel. En la Universidad de Granada, Maribel Casado Triviño organiza siempre el 13 y 14 de febrero un taller con un nombre que habla por si mismo: Odio San Valentín. La idea es romper con los mitos, equivocados y peligrosos, del amor romántico.

Las mujeres pierden

Y es que, curiosidades aparte, el tema del amor romántico es algo muy serio. Y peligroso. Según los expertos, alrededor de este concepto se han establecido unos mitos que no se corresponden con la realidad, que perjudican las relaciones sentimentales y que afectan, en peor medida, a las mujeres. El amor siempre ha existido y el matrimonio también, «pero el amor romántico, como condición para unirte en una relación estable, existe solo desde hace unos 150 años», explica Francesc Núñez, sociólogo y profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Siempre hablando de forma generalizada, Núñez explica que en muchas ocasiones las mujeres sitúan el amor en el centro de su vida y esto les puede llevar a ser más dependientes y vulnerables. En las relaciones amorosas, aparte de saber mantener la libertad propia y la del otro, «es importante poner unos límites para construir relaciones felices. Mientras no lo hagamos, la relación será perjudicial para uno de los dos y se regirá por la dominación, en muchos de los casos, del hombre hacia la mujer», indica.

 

«El amor todo lo puede»: una frase muy peligrosa

Coral Herrera, autora de libros como Mujeres que ya no sufren por amor o La construcción sociocultural del amor romántico, advierte del peligro de los mensajes románticos que rodean a la celebración de San Valentín y cree que hoy en día aún siguen en vigor los principales cinco mitos que rodean a este sentimiento. Uno de ellos es «el amor todo lo puede». La escritora lo compara a la historia de la Bella y la Bestia: «Puedes estar con un maltratador, pero en el fondo es un niño asustado que se redime gracias al amor». Otros dos mitos asociados al amor «verdadero» son, según la escritora, el de la eternidad y la exclusividad. Por último, encontramos la creencia de que en el sentimiento amoroso «ellas son princesas: mujeres que esperan y viven en función del amor; y ellos son príncipes: guapos, cariñosos, cultos, divertidos, amables…».

Casi la mitad de los chicos adolescentes cree que los celos están relacionados con el enamoramiento, frente al 25 % de las chicas que lo considera así, según el estudio de las violencias machistas en la adolescencia temprana, elaborado por el Observatorio de Igualdad y de Género, de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, que fue presentado a finales de 2018. La consulta, en la que participaron estudiantes de tercer curso de ESO (de trece y catorce años), también desveló que entre los chicos se mantiene en mayor medida la creencia de que las mujeres tienen mayor capacidad para perdonar o soportar situaciones adversas en el marco de una relación.

Los celos, junto con la ira, explica Francesc Núñez, son una estrategia de dominación aprendida, «a veces ensayada durante años». Aunque los celos se encuadran dentro del grupo de sentimientos dolorosos, Núñez considera que en ocasiones «se entrenan» y terminan rentabilizándose, «ya que es una forma de imponerse y sirven para esa estrategia de dominación». En muchas relaciones no se hace nada para evitarlos, por esa creencia de que son inherentes al amor, e incluso se justifican. Pero el sociólogo advierte de la necesidad de «una educación moral y de control de emociones» para que no se utilicen como «chantaje emocional».

Además, las personas continuamos «enganchadas» en una relación aunque esté dominada por los celos, «por esa idea romántica de que el amor todo lo puede», añade Coral Herrera. «Crees que tu paciencia, tu amor, tu cariño, le cambiarán», dice. Y en este sentido, «para las mujeres es una trampa mayor, porque nos aferramos más a esa idea de que el sapo se convertirá en príncipe y no tomamos conciencia de que nadie cambia si no trabaja en ello». Y es que, concluye, «el amor no salva a nadie».