Un vuelo supersónico gracias al Jet Stream

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El avión alcanzó una velocidad de 1.289 kilómetros por hora en una ruta entre Los Ángeles y Londres

20 feb 2019 . Actualizado a las 19:28 h.

El Jet Stream circula a unos quince kilómetros de altura, en la tropopausa, el límite entre la troposfera y la estratosfera. Cuando las condiciones son favorables, los aviones aprovechan esos vientos del oeste para ahorrar tiempo y combustible. Y eso es justo lo que hizo ayer un vuelo de la compañía Virgin Atlantic. El avión que salió desde Los Ángeles con destino a Londres completó el recorrido en 9 horas y 55 minutos, acortando en sesenta minutos la duración habitual. La corriente de aire impulsó el aparato hasta alcanzar los 1.289 kilómetros por hora, superando la velocidad del sonido respecto al suelo, que asciende a 1.235 km/h. La velocidad media de estos vuelos comerciales suele ser de unos 900 kilómetros por hora. 

El vuelo de Virgin Atlantic registró esa cifra mientras cruzaba el cielo de Pensilvania. Sin embargo, rebasar la velocidad del sonido sobre los continentes es algo prohibido en la aviación, por motivos de seguridad y porque el aparato podría crear un fuerte estruendo, entre otros efectos. En realidad, el avión no aceleró ni aumentó la potencia de los motores. Lo que hizo fue subirse a la corriente en chorro, que en esa zona de Estados Unidos circulaba de forma muy intensa, con fuertes vientos. Por tanto, el jet stream le dio un empujón extra y permitió alcanzar esa velocidad sin incumplir las normas. Es algo parecido a montarse a una escalera mecánica. Una persona se desplaza a una velocidad concreta pero si utiliza ese aparato, las velocidades se suman y, en consecuencia, tarda menos en llegar al destino. Para este tipo de casos, siempre se toma como referencia la superficie ya que la velocidad del sonido aumenta con la altitud y en el aire es mucho más complicado para un avión poder superar esa barrera. El avión tampoco mantuvo esa velocidad durante todo el trayecto, únicamente en el tramo donde el jet stream circulaba muy zonal, siguiendo los paralelos y con vientos superiores a los 300 kilómetros por hora. 

Descubrimiento de la corriente

Japón descubrió el Jet Stream en los años 20 del siglo pasado. El imperio nipón fue el primero en aprovechar la velocidad de sus vientos, durante la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos estaba convencido de que el Pacífico era demasiado grande para que los aviones japoneses de la época pudiesen bombardear el país. Pero nunca imaginaron que los nipones guardaban un arma secreta. Diseñaron globos cargados con bombas que, a través de la corriente de chorro, alcanzaban la costa oeste americana en solo tres días. Una vez allí, un temporizador accionaba la bomba. A comienzos de 1945 estallaron más de 200 artefactos que provocaron seis víctimas, las únicas en territorio estadounidense durante el conflicto bélico. El gobierno de Roosevelt decidió guardar silencio ante tanta sofisticación.