Las novias del califato yihadista se quedan en tierra de nadie

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Foto de archivo del Servicio de Policía Metropolitano de Londres, que muestra a Shamima Begun en el aeropuerto de Gatwick en febrero del 2015
Foto de archivo del Servicio de Policía Metropolitano de Londres, que muestra a Shamima Begun en el aeropuerto de Gatwick en febrero del 2015 LONDON METROPLITAN POLICEHAND

EE.UU. bloquea el retorno de una mujer originaria de Alabama y Bangladés rechaza acoger a la británica Shamima Begum

22 feb 2019 . Actualizado a las 08:04 h.

Eran unas adolescentes cuando fueron captadas y abandonaron sus cómodas vidas en Occidente para afrontar su destino como novias de los terroristas del Estado Islámico en Siria e Irak. Eran días de vino y rosas de los terroristas y las jóvenes sucumbían a los guapos yihadistas usados como reclamo para reclutar a futuras esposas para los combatientes. La alemana Lenora, la británica Shamima Begum y la estadounidense Hoda Muthana son los tres últimos ejemplos de esa idealización. Tenían entre 15 y 16 años y salieron de sus países rumbo a Siria en lo que era algo más que una escapada juvenil.

Ahora, las tres se encuentran en un limbo jurídico, alojadas en campamentos de refugiados, y piden regresar con sus respectivos hijos. Pero ninguno de los países de origen quiere su vuelta. El caso más mediático es de la inglesa Shamima Begum, que dio a luz esta misma semana y recibió, casi al tiempo el anuncio de que el Reino Unido la desposeía de la nacionalidad británica por sus simpatías yihadistas. Bangladés, el país de origen de sus padres, anunció ayer que tampoco la acogerá en caso de una deportación forzosa. «Siempre puedo pedir la nacionalidad holandesa. Mi marido es de los Países Bajos y puedo esperarlo allí a que cumpla condena», contó al periodista que la encontró en un campamento poco antes de dar a luz.

Hoda Muthana, de 24 años, viajó a Siria hace alrededor de cuatro años para unirse a Estado Islámico. Muthana se casó con uno de los combatientes del grupo y alentaba los ataques contra Occidente a través de las redes sociales. Muthana ha asegurado esta semana en varias entrevistas desde un campo de detención en Siria que lamentaba sus actos y que quería volver con su familia a Alabama con su hijo pequeño.

«Ella no tiene ningún fundamento legal, ni pasaporte válido de Estados Unidos, ni derecho a un pasaporte, ni visado para viajar a Estados Unidos», le respondió el secretario de Estado, Mike Pompeo, tras un furibundo tuit de Donald Trump.

Estos casos son la punta del iceberg de un problema que afecta a más de 2.500 niños de unas 30 nacionalidades viven en tres campos de desplazados del noreste de Siria, entre ellos 38 que no están acompañados de ningún adulto, según Save The Children.

¿Dónde están los rehenes occidentales del EI?

Durante los años de esplendor del califato yihadista de Siria, cada prisionero occidental capturado por las milicias islamistas, bien fueran las afines a Al Qaida o las directamente relacionadas con el Estado Islámico, se convertían en un preciado tesoro para la unidad de propagada de los radicales. Algunos fueron ejecutados de forma brutal en vídeos que dieron la vuelta al mundo y sirvieron para captar nuevos terroristas, pero otros fueron trasladándose de una ubicación a otra en forma de escudos humanos o rehenes de los líderes de la organización terrorista.

En las últimas semanas, la esperanza de encontrar con vida a muchos de esos rehenes ha aumentado de forma exponencial merced a la información aportada por los desertores, huidos o capturados del menguante territorio bajo el poder yihadista.

Pero ese optimismo se ha ido transformando en desesperación a medida que pasan los días. Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), alianza militar que asedia el último bastión del grupo Estado Islámico en Siria, desconocen el paradero de los secuestrados por los terroristas, dijo su portavoz, Mustafá Bali. Este guerrillero declaró a Efe que también se desconoce el lugar donde se encuentran los combatientes de las FSD que fueron apresados por el EI durante los combates.

Sin información

«No hay información sobre el destino de los prisioneros de las Fuerzas de Siria Democrática además de los secuestrados sirios y extranjeros por el grupo EI en etapas distintas de su control sobre el territorio sirio y tampoco sabemos su número», añadió Bali.

El EI secuestró a miles de personas desde que comenzó su invasión de Siria e Irak en 2014, incluyendo a cerca de 3.000 mujeres de la minoría religiosa yazidí, que fueron raptadas en Sinyar (Irak) en agosto del 2014.

El periodista británico John Cantlie, secuestrado en Siria en noviembre del 2012, también podría seguir con vida, según indicó a comienzos de febrero el secretario de Estado de Seguridad del Reino Unido, Ben Wallace.

Ayer, los combatientes «más endurecidos» del EI, unos 250, permanecían en su último enclave, en Baghuz, rodeados por las milicias kurdas.